Corneado por un novillo durante la trashumancia
Una persona que contemplaba el traslado tradicional de ganado bravo por las calles del municipio jiennense de Burunchel es embestido por uno de los novillos.
La rápida intervención de los vaqueros y pastores encargados del desplazamiento de las reses evitaron males mayores.
La trashumancia, una tradición ancestral
El viernes 11 de mayo se llevó a cabo, como cada año, el traslado de ganado bravo que desplaza anualmente unas 300 vacas y novillos desde las zonas de pastoreo de invierno a las de verano. Esto lleva a las reses a cruzar las calles del municipio jienense de Burunchel, pedanía española perteneciente al municipio de la Iruela, situado en una de las entradas a la Sierra de Cazorla.
La trashumancia es una práctica ancestral, de gran valor patrimonial, cultural, ambiental, socioeconómico y turístico, muy común en la Edad Media que se ha convertido en un espectáculo extraordinario en nuestro siglo.
Año tras año, se congregan cientos de personas para contemplar uno de los pocos traslados de ganado bravo en España, pasando por el centro de un núcleo urbano, ya que por sus calles atraviesa la vía pecuaria, y actúan como corredores ecológicos esenciales para la migración, la distribución geográfica y el intercambio de las especies silvestres. Se denomina Cuerda de Burunchel.
Cada año son más los ganaderos que trasladan su ganado de manera estacional
En la actualidad, en la provincia jienense continúan realizando la trashumancia 68 rebaños, con un total de 27.850 cabezas de ganado ovino, 1.452 de caprino y 945 bovinos. Cifra que va en aumento debido a que muchos ganaderos han vuelto a desplazar sus reses, como hacían antaño en otoño y primavera, a las zonas de pastos más favorables. Los rebaños son trasladados en noviembre desde el interior de la mayor reserva medio ambiental jienense hasta Sierra Morena y el Condado, para regresar describiendo el mismo camino a su lugar de origen, ya en mayo o junio.
