Valencia

Se queda dormido durante una espera al jabalí y al despertar se encuentra frente a él al animal que llevaba semanas intentando abatir

Cuando abrió los ojos no sabía si aún estaba soñando, ya que tenía a tiro, iluminada por la luz de la luna, la silueta de un macareno con unos colmillos medalla de oro de 115 puntos. El mayor que ha abatido en su vida.


 queda dormido espera jabalí y cuando despierta tiene al jabalí delante
queda dormido espera jabalí y cuando despierta tiene al jabalí delante

El cazador que logró hacerse con este impresionante trofeo es Toni Moscardó. Hablamos con un experimentado esperista de tan sólo 26 años con más de 15 jabalíes medallables en su haber, todos ellos abatidos en abierto. Lo ha hecho en una cacería por control de daños a la agricultura. Los jabalíes estaban destrozando los huertos y los árboles frutales de la zona.


Estos son los perros de este gran apasionado por la caza del jabalí.

Toni nació en el municipio valenciano de Montaberner, situado en la comarca del Valle de Albaida, y es integrante de la sociedad de cazadores de su localidad natal. Caza al salto la perdiz, pero también acude junto a sus drahthaars al puesto fijo de acuáticas. Su primera pieza abatida fue una perdiz, como mandan los cánones, a muestra de perro. Pero la modalidad que le quita el sueño es la caza del jabalí en espera. Sus mentores en la caza son su padre Antonio y su tío Vicente, de los que ha aprendido todo lo que sabe.

 trofeos jabalí
trofeos jabalí

Preciosa imagen desde el puesto de espera al jabalí.

El cazador estuvo seis meses de esperas para abatir su primer jabalí

Hace más de una década empezó a ver las primeras muestras de la presencia de jabalíes en los huertos y frutales del acotado. Toni contaba con 15 años de edad y se propuso abatir uno de esos animales que dejaban su rastro por la noche pero que jamás había podido ver mientras cazaba en mano junto a su padre y su tío durante el día.

Seis meses estuvo realizando esperas en diferentes lugares del coto en los que había visto sus huellas. Los jabalíes siempre detectaban su presencia y, pese a haberlos oído en varias ocasiones, nunca pudo llegar a verlos. Pero llegó el gran día, su insistencia dio sus frutos y pudo dar caza a un jabalí macho de 55 kilos que derribó de un certero disparo a 25 metros de distancia. Lo hizo con una escopeta superpuesta del calibre 12. No se lo podía creer mientras abrazaba a su padre. Por fin lo había conseguido. Desde ese día se enamoró de la noche y de sus sonidos, y estaba deseando todos los día salir del instituto para esperar al esquivo y misterioso suido.

El cazador ha conseguido abatir 15 jabalíes medallables en tan sólo una década, entre ellos 4 medallas de oro. El mayor de ellos, que después de efectuar las mediciones pertinentes obtuvo 115 puntos, lo abatió la madrugada del sábado 22 de mayo en un rastrojo de la temporada anterior en el que hacía varias semanas había detectado su presencia.

 trofeos jabalí

Primer jabalí abatido por el cazador. La foto es de por la mañana con uniforme de instituto. A la derecha, una familia de cazadores, con su padre y su tío en esta foto.

Abate el jabalí de su vida después de despertar de un plácido sueño

El miércoles 19 mayo realizó la primera espera en la zona en barbecho, pero el viejo jabalí no compareció a la cita. El sábado, aprovechando la luz de la luna, decidió probar suerte de nuevo. Se ubicó en el apostadero a las 21 horas. Cansado de la dura semana de trabajo, el silencio del monte le hizo caer en los brazos de morfeo varias veces.

En una de esas ocasiones, a las 3:30 horas, al abrir los ojos pudo ver a 130 metros de su lugar de ocultación la silueta de un jabalí. Contuvo la respiración y, una vez centrado en la cruz del anteojo, apretó el gatillo de su rifle. La bala impactó detrás de la oreja del macareno, que se derrumbó tras recibir el impacto. Al acercase al lugar, pudo ver que se trataba del gran jabalí del que había visto sus huellas semanas atrás.

 trofeos jabalí

Este es el espectacular trofeo del jabalí abatido, junto a una envidiable colección de trofeos de jabalí.

Un viejo macareno

Era un animal viejo, aún con el pelaje de invierno, que carecía de cola, probablemente, según el cazador, cercenada en alguno de los cruentos combates que había disputado a lo largo de su vida con otros machos. En su boca lucía unas impresionantes navajas y amoladeras merecedoras de una medalla de oro. El solitario se encontraba en el ocaso de su vida y estaba extremadamente delgado, solamente pesó 90 kilos a pesar de la longitud de su cuerpo.

El cazador cumplió el deseo de cualquier esperista. Abatir, al despertar de un sueño, un jabalí de ensueño.

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