Lleida

Abaten un impresionante corzo después de dos años tras su pista

Una pareja de cazadores catalanes logra hacerse con un espectacular trofeo después de un emocionante rececho en el que por fin les sonríe la suerte y pueden dar caza al astuto animal.


 corzo medalla oro
corzo medalla oro

En el momento que vieron caer al corzo no pudieron contener la emoción y se fundieron entre lágrimas en un abrazo. Su sueño se había hecho realidad.

Una pareja unida por la caza

Anna Trull y Ramón son una pareja leridana a los que la caza unió hace ya 26 años. Residen en el municipio catalán de Sant Guim de Freixenet, situado en las cotas altas del Altiplano Central Catalán, al sudeste de la comarca administrativa de la Segarra.

Su modalidad preferida de caza es la mayor, especialmente la batida de jabalíes, y el corzo al rececho. De ambas especies cuentan en su haber con grandes trofeos, entre ellos tres corzos medalla de oro y dos plata. Anna y Ramón bromean en la entrevista realizada por Club de Caza en que uno de estos corzos medalla de oro pudo costarles el divorcio, ya que, después de un año de seguimiento e infructuosos recechos, Ramón lo abatió un día que Anna no pudo ir de caza. Pero, como dicen ambos entre risas, al final el trofeo quedó en casa.


Impresionante el trofeo de este corzo.

La cazadora estaba destinada a abatir el gran corzo

Ramón le debía un corzo medalla de oro a su pareja, y el lunes 3 de mayo pudo pagar su deuda después de tres días en los que el espectacular animal lograba escapar de ellos. La primera vez que vieron a este gran corzo fue hace dos años, tres semanas antes de abrirse la veda de la especie.

Se limitaron a observarlo y hacerle varias fotos para intentar abatirlo cuando la ley lo permitiera. Varias veces visitaron esa temporada la zona de monte de mosaico donde lo avistaron, pero jamás volvió a aparecer. Se lo había tragado la tierra. Preguntaron a los compañeros del acotado por si alguno de ellos lo había abatido y ninguno de ellos si quiera sabía de su existencia.

Volvieron a ver al corzo antes de comenzar la temporada

En una de sus incursiones en el acotado esta temporada se vieron sorprendidos cuando volvieron a ver al animal en el mismo lugar que lo habían visto la primera vez. Después de observarlo detenidamente, pudieron comprobar que portaba un impresionante trofeo, de los mejores que habían podido ver por la zona.


Parte de los trofeos que ha ido consiguiento esta pareja.

Tres días de rececho

El día 1 de mayo, día de la apertura de la temporada del corzo en su coto, decidieron intentar rececharlo. Se dirigieron a la zona donde había sido visto y allí estaba, en una siembra que prácticamente ocultaba su cuerpo. Lo tenían a más de 500 metros.

Después de unos tensos minutos de espera, tomaron la decisión de no disparar al animal, dada la dificultad que entrañaba el disparo. El corzo, pasados unos minutos, se ocultó en una mancha cercana, momento que los cazadores aprovecharon para acercarse al animal.

Lo que no esperaban era tropezarse literalmente con él, ya que pudieron situarse a unos escasos 15 metros del cérvido que, al verse sorprendido, abandonó ladrando su ocultación. No pudieron dispararle debido a que el corzo se perdió rápidamente en la maleza, no dando oportunidad alguna a Anna de abatirlo. El siguiente día, el domingo 2 de mayo, volvieron al cazadero, pero en esta ocasión no lograron verlo.

Los cazadores pudieron cumplir su sueño

Esta pareja de tenaces cazadores no cesó en su intento de obtener su ansiado trofeo y el lunes 3 de mayo fueron al acotado otra vez. Decidieron cambiar la entrada del rececho debido al viento reinante y acercarse a la siembra donde solía estar el cérvido por el lugar opuesto al que lo habían hecho los dos primeros días.

Durante su acercamiento se levantó del cultivo una corza que huyó ladrando asustada en dirección a la motilla de monte donde el sábado pudieron ver por última vez al corzo. En su carrera, la hembra hizo que se pusiera en pie a 200 metros de ellos. Allí estaba su trofeo soñado, que había permanecido tumbado en la siembra. Los cazadores, al detectar su presencia, se ocultaron en la hierba.

Un gran disparo para un espléndido trofeo

El corzo, extrañado por la algarabía de la hembra, dirigía su mirada hacia el lugar en que la pareja estaba tumbada, pero era incapaz de detectar su presencia. Anna sabía que era su oportunidad, pero el cérvido solo ofrecía su pecho.

Tras 20 largos minutos de espera, al ver que el impresionante corzo no mostraba el flanco, apretó el gatillo de su rifle de la marca Remington del calibre .270. El animal cayó fulminado. Después de dos años, habían logrado abatirlo.

Entre lágrimas, la pareja se fundió en un abrazo. Al acercarse al corzo pudieron comprobar la belleza de su cuerna. Sus astas de seis puntas tenían una longitud de 26 centímetros y una envergadura de 13. El cuerno derecho, según los cazadores era más grueso que el izquierdo, aunque no se pueda apreciar con claridad en las imágenes. Ambas astas tenían un bonito perlado. El trofeo está pendiente de homologación, pero su dilatada experiencia corcera les dice que será probablemente merecedor de una medalla de oro.


El estofado de corzo es una de las maneras predilectas de cocinar los cérvidos que abaten.

Estofado de corzo y filetes rusos

El animal pesó 29,6 kilos y después de pasar los preceptivos controles sanitarios ha sido degustado por la familia, que ha estofado la mitad de su deliciosa carne, mientras que Anna con el resto de ella hará filetes rusos.

En su casa son cocinadas y consumidas todas las piezas abatidas. La carne de caza es un alimento ecológico con una gran cantidad de proteínas y con un bajo índice de grasa, ideal para la mayoría de las dietas.

 

Colaboración de Eusebio Ezquerra, administrador del grupo de Facebook Solo Jabalí.

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