Huelva

40 años esperando un jabalí así: nunca es tarde si la caza es buena

Un veterano cazador logra cumplir su sueño de abatir un impresionante jabalí medalla de oro en espera y en abierto. Y lo hace en una jornada por control de daños a la agricultura.



El esperista, en la entrevista realizada por Club de Caza, nos asegura que ha podido cumplir la ilusión de su vida después de más de 40 años cazando.

Toda una vida tras un gran jabalí

El cazador onubense José Antonio Márquez, vecino de Ayamonte, municipio situado junto a la desembocadura del río Guadiana, en la frontera con Portugal, logró el sábado 1 de este mes de mayo abatir el jabalí que llevaba décadas buscando. El animal, de impresionante trofeo que alcanzó 114,80 puntos fue cazado en una espera en una finca de su ciudad natal.


El cuerpo del jabalí impresiona tanto como su boca.

Y la vida de cazador de este onubense no es corta. A los 14 años se inició en la caza junto a su tío. Sus primeros pasos cinegéticos los dio en la caza menor, hasta que se enamoró de la caza del jabalí. A pesar de haber logrado varias bocas reseñables a lo largo de su vida, tiene en su haber 4 grandes bocas sin homologar, no había conseguido abatir hasta la fecha ningún animal de semejante trofeo.

Tres meses tras los pasos del gran jabalí

Desde finales de febrero ya sabía de la existencia de un gran jabalí en el acotado, ya que en numerosas ocasiones había podido ver sus huellas y las marcas de sus colmillos en los troncos de los árboles. Incluso en una ocasión, hace tres semanas, pudo verlo a plena luz del día cuando daba un paseo por los carriles de la finca junto a su esposa María, gran apasionada del campo y del jabalí que por motivos de salud no puede acompañarlo a las esperas nocturnas. El esperista observó en un charco de agua fruto de las últimas lluvias las huellas del macareno y las muestras de haberse revolcado en el fango.


Diploma y medalla de oro de este gran jabalí.

Después de varias esperas fallidas en diferentes lugares de la finca en la que se habían abatido distintos jabalíes, pero en las que nunca había hecho acto de presencia el solitario, decidió probar suerte en la baña. La primera noche de espera ,el astuto jabalí llegó a situarse a escasos 10 metros de la espalda del árbol en el que estaba apostado José Antonio, pero lo venteó y desapareció. A lo largo de una semana no volvió a aparecer en la charca, pero la persistencia del cazador le permitió, siete días más tarde, abatirlo durante una noche sin luna.


El cazador junto a su mujer, que le acompaña cuando su salud se lo permite.

Por fin pudo abatir al jabalí de sus sueños

A las 21:45 h pudo oír un ruido en la espesura. Como no había luz alguna, no lo vio entrar al barro, pero a los 22:00 horas pudo escuchar con claridad cómo el macareno se sacudía después de haberse bañado. Forzando la vista pudo vislumbrar su silueta a 60 metros de distancia. Una vez comprobado que se trataba de un jabalí, se encaró su arma, un rifle de la marca E-SLIM del calibre .308, y apretó el gatillo. El animal cayó fulminado por el impacto de la bala, que se alojó en el codillo. Al aproximarse, pudo corroborar que era el solitario que llevaba meses buscando. Había cumplido su sueño.

Desde este artículo quiere mostrar su agradecimiento a su compañera de vida, María, por su incondicional apoyo, ya que lo acompaña a cazar siempre que su delicado estado de salud se lo permite y a la que quiere brindar la captura de este gran macareno.

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