La verdad de la caza

Encontramos dos perros perdidos en una carretera, adivina quiénes los rescatan

El pasado domingo, mientras los anticaza hacían el ridículo en las vergonzosas manifestaciones en contra de la actividad cinegética, en Club de Caza éramos testigos de cómo los cazadores trabajaban para salvar a dos perros perdidos y tumbados en una carretera.


 cazadores rescatan perros perdidos carretera
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Tras una peligrosa curva, encontramos a dos preciosos perros de pastor alemán. Uno de color negro y fuego y otro totalmente negro. Ambos con mantos de pelo largo. Los animales estaban desorientados y asustados.

Varios coches iban por delante. Y ninguno paró. Se limitaban a esquivar los cuerpos de los perros y seguir su camino. Pero en Club de Caza nunca miramos para otro lado a la hora de ayudar a los animales. Así que detuvimos el vehículo y lo señalizamos.

La llamada al 112 fue inmediata. Tras confirmarles los hechos, pidieron una referencia de aquella carretera: DP-0905. Desde el coche veíamos el punto kilométrico, el 10. Con esa información nos aseguraron que tenían suficiente y darían aviso inmediato a Tráfico.

 perros abandonados
perros abandonados

Los pastores alemanes tumbados al borde de la carretera.

Llamamos a la Guardia Civil

La siguiente llamada, una vez nos aseguramos de que nadie corría peligro por detener el coche allí, fue a la Guardia Civil. La intención era la de asegurarnos que cuando llegasen los agentes (pensábamos que iba a personarse algún agente de un cuerpo de seguridad) no nos dijeran que estábamos quebrantando alguna norma de circulación. La pregunta fue muy concreta:

—¿Estoy actuando mal dejando el coche ocupando medio carril del sentido de la marcha?

La respuesta no pudo ser más confusa:

—Haga lo que crea que debe hacer para asegurar la circulación y que se eviten accidentes.

Pues eso hicimos. Pocos coches pararon a preguntar, y siempre insistíamos si conocían a los perros. La mayoría pasaba a escasa velocidad. Puede que por curiosidad. Era domingo a mediodía, y llovía bastante.

Varios cazadores pasaron por allí, y todos ellos detuvieron sus vehículos. Se interesaron y alguno dio media vuelta para llegar al pueblo y preguntar allí.

Las protectoras no movieron un pelo

Encontramos un par de teléfonos de protectoras que no quedaban muy lejos. La respuesta de ambas fue digna de alguien a quien no le importan los perros perdidos. «Llama al ayuntamiento», nos dijeron en una de ellas, que combina en gallego los nombres de las principales mascotas. Esto, contando que estábamos en domingo, no nos ayudó mucho, por no decir nada.

Hicimos otro intento en otra protectora, y no obtuvimos respuesta. Ni ademán de acudir a la zona a intentar rescatar a los perros.

¿Los dejamos tranquilos o los intentamos atar?

A esas alturas había decidido acercarme a los perros e intentar atarlos. No lo había hecho por no propiciar que se levantaran y corrieran por la carretera. Eso les habría puesto en peligro. Pero, viendo que allí no acudía nadie, decidimos intentarlo con mucho cuidado.

Los perros no podían ser más dóciles. Siempre llevamos en el coche un juego de cuerdas Runlock. Con solo una de ellas pudimos improvisar una larga correa con la que pude atar a los pastores alemanes. Qué maravilla de cuerdas. A partir de ahí ya pudimos relajarnos.

Llegan para recoger a los perros

Pocos minutos después volvió a pasar un cazador conduciendo un coche con un remolque para perros. Imaginamos que volvía de caza, pero no era así. Había interrumpido la batida al jabalí para ayudar a los perros.

Detuvo el coche de manera segura y me preguntó por los canes. Le empecé a explicar lo que había pasado cuando me dijo que le enviaba el alcalde a recogerlos. Nuestra cara de asombro debió ser de película. Enseguida comenzaron las preguntas:

—¿Eres de la sociedad de cazadores local?

—Sí, de la Sociedad de Cazadores Alecrín.

Se llama Sergio, y allí están acostumbrados a acudir cuando aparece un perro perdido o abandonado. Los cazadores son los que los recogen, se aseguran de leer el microchip y buscan a sus propietarios.

Sergio demostró saber lo que hacía. Se presentó a los perros ofreciendo su mano en posición baja, para que la vieran llegar, despacio, y la olieran tranquilamente. Subió a los perros al remolque de manera muy delicada, alertando que tenían pequeñas heridas en las almohadillas, mientras respondía más preguntas:

—¿Adónde los llevas ahora?

—Tenemos instalaciones donde guardarlos hasta dar con el dueño. Leeremos los microchips, si los tienen.

—¿Y si no los tienen?

—El ayuntamiento los recogerá.

Realmente, los cazadores efectúan un servicio que en otros lugares llevan a cabo funcionarios del ayuntamiento. Algo que debería compartirse cuando los anticaza cargan contra el sector.

Encontraron al dueño

Al día siguiente me pongo en contacto con el cazador, y me confirma que han podido leer el microchip de uno de los perros. Estaban hablando con la Guardia Civil para que contactaran con él y pasase a recogerlos. Algo que sucedió poco tiempo después.

Incluso me envía una foto de los perros en el momento de reunirse con su propietario. Se habían perdido.

 perros abandonados

Los perros, ya reunidos con su propietario.

En la protección animal se actúa, no se habla

En un día en el que había programadas 17 manifestaciones contra la caza en España para pedir, sobre todo, la protección de los perros, fueron los cazadores los que dejaron lo que estaban haciendo para actuar. Una palabra que deberían poner más en práctica los que critican tanto al sector. Esos que se autoproclaman protectores de los animales, pero que no salen de sus casas un domingo lluvioso para ayudar a dos perros perdidos.

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