Zaragoza

Una madre se hace cazadora para que su hijo de 14 años pueda cumplir su sueño

Todos querríamos una madre así. Cristina se ha hecho cazadora para que su hijo, menor de edad, pueda practicar la caza junto a ella como acompañante adulta.



Un niño apasionado por la caza ha llevado a su madre a sacar la licencia de caza y el permiso de armas para así acompañar a su hijo, de 14 años, a cazar. Ella nunca se había planteado algo así hasta que se convirtió en la única que podría cumplir el sueño de su hijo de practicar la caza.

Así lo dicta la ley

La ley obliga a que un menor de edad deba ir acompañado por un adulto para poder ejercer la caza. Y cuando un niño desarrolla desde una temprana edad tanta pasión, su madre hará cualquier cosa para apoyarle. Incluso hacerse cazadora para permitir así a su hijo salir con ella al monte tras perdices, codornices, conejos y jabalíes.

Amor de madre… cazadora

Cristina Viartola, de 43 años, es la orgullosa madre de Eduardo, un jovencísimo cazador de tan solo 14 años. Son vecinos de Sadaba, un municipio de Zaragoza. Eduardo esperaba con ansia cumplir esos 14 años para tramitar su permiso de armas y la licencia de caza.

Pero tenía un problema. Su padre trabaja los fines de semana, por lo que no podría salir al monte con él. Además, a pesar de haber sido cazador cuando era joven, colgó la escopeta poco después.

Examen de cazador para madre e hijo

El problema encontró solución en el compromiso de una madre por hacer feliz a su hijo. Eduardo había acompañado durante años de morralero a un primo mayor de edad. Pero su madre no quería delegar en nadie la responsabilidad de que su vástago portara un arma. Así que Cristina comenzó a estudiar para aprobar el examen del cazador en la misma convocatoria a la que se presentó su hijo.

Fue en el pasado mes de julio, a pesar de que esta loable mujer no tenía conocimientos previos de caza ni de la normativa que la rige. Como ella misma reconoce, fue cuestión de muchas horas de estudio.

Una madre y 30 kilómetros cada jornada de caza

Ahora, ella es la morralera. Le regaló a su hijo una escopeta Winchester SX4 y cada jornada le acompaña a lo largo de los 30 kilómetros de media que recorren por el coto del pueblo de Sadaba. Por la mañana van tras las bravas perdices aragonesas. Por la tarde sueles continuar cazando, pero el conejo.

Aunque Eduardo también es un apasionado de ir tras la codorniz en media veda. Para ello, se acompañan de dos pequeñas bretonas: Luna, que compraron cuando tenía 4 meses, y Canela, que llegó a la familia con 13 meses.

Su pieza preferida, el jabalí

Pero la pieza preferida del joven es el jabalí, que caza con la cuadrilla del pueblo los sábados. Esta cuadrilla se llama No encontrarás, y gracias al trabajo en equipo de todos los miembros, Eduardo ha conseguido abatir dos cochinos esta temporada.

Es el socio más joven de una sociedad muy orgullosa de sus nuevos miembros.

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