En verano, las piscinas privadas y públicas se convierten en cita diaria para multitud de aves, a las que les resulta más accesible beber de sus aguas que encontrarlas en el monte. Es lo que le sucede a esta paloma torcaz, que se acerca al borde de esta piscina con la intención de hidratarse. Tras comprobar que no hay peligro en la zona, se lanza al agua y se da un buen baño mientras sumerge la cabeza y comienza a beber.
Esta torcaz aprovecha para limpiar y refrescar su plumaje mientras el dueño de la piscina graba toda la escena.