Avión Roquero
Las aves de España

Avión Roquero


En el estrecho valle rocoso en cuyas paredes crecen algunos matorrales, los Aviones Roqueros van y vienen, volando con sus cortas alas triangulares, dedicados a una caza encarnizada de insectos, menos rápida que la de los Vencejos Reales, que ocupan el mismo acantilado. Esta golondrina es la más montaraz de todas las que habitan en España. Frecuenta casi exclusivamente acantilados costeros o del interior, aunque se conocen casos de nidos en edificios y otras construcciones. Ocupa igualmente una amplia gama de altitudes, desde el nivel del mar hasta las más altas cumbres de nuestros macizos montañosos, como Gredos, los Pirineos, etc. Persiguiéndose en vuelo, los Aviones Roqueros desarrollan el cortejo nupcial, en el que a veces uno de ellos recoge en el aire una pluma o pelusa para entregarla a su pareja; generalmente se limitan a vuelos circulares. La población española parece que se comporta de dos modos diferentes, pues si bien en muchas zonas altas desaparecen en otoño para ir a invernar fuera de España, en las zonas más bajas está presente todo el año.

Familia:Hirundínidas
Nombre cientifico:Ptyonoprogne rupestris
Orden:Passeriformes
Caza:Especie Protegida
Longitud:14.5
Habitat:Montañas y riscos
Identificación:Parecido al Avión Zapador. Aunque ligeramente mayor, enteramente pardo por encima y blanco sucio por debajo, careciendo de faja pectoral; cola cuadrada con marcas blancas cerca del extremo; sexos iguales.
Nidificación:Anida en pequeñas colonias; nido, bien guarnecido, construido por ambos sexos, con barro, en forma de copa, en roqueros, acantilados costeros y fluviales, cuevas; a veces junto a los de Aviones Comunes; puesta, de abril a junio, 4 a 5 huevos blanco cremoso manchados de pardo y gris; incubación principalmente por la hembra, unos 24 a 26 días; dos crías.
Alimentación:Principalmente insectos cazados al vuelo.

El Avión roquero Ptyonoprogne rupestris puede ser confundido en una somera observación con el Avión zapador, pero, aunque su plumaje es relativamente parecido, pardo por encima y blanco debajo, aquel es de mayor tamaño, más grueso y compacto y el plumaje es en general más oscuro: por encima pardo oscuro, por debajo blanco sucio sin la banda pectoral del zapador y más oscuro en el vientre y en las plumas debajo del nacimiento de la cola. Esta es cuadrada en su extremo, no escotada y hay cuatro manchas blancas en las cuatro rectrices de cada lado, que son muy visibles de cerca, pero también cuando el pájaro nos sobrevuela aun a considerable altura con la cola desplegada. Debajo del nacimiento de las alas se observa una mancha oscura en forma de cuña.

Como otros hirundínidos vuela con ligereza y realiza en el aire rápidos ascensos y descensos, planeando y desplegado la cola, casi siempre bordeando paredones rocosos o sobre las cumbres de las montañas.

El Avión roquero aparece en sus zonas de cría ya en el mes de marzo, pero no comienza la construcción o arreglo de los nidos hasta el mes de abril en localidades favorables. En montañas las primeras parejas que se ven atareadas en la construcción de los nidos se observan en los últimos días de mayo. Casi todos están sujetos sobre una pequeña repisa o saliente de la roca y en una pared vertical o ligeramente inclinada hacia a dentro, buscando los pájaros alguna protección por encima. Se ven nidos en cuevas, túneles, edificios abandonados, aleros de tejados y a todos los niveles, desde el del mar hasta 1.500 metros de altitud en los Picos de Europa. Su construcción es con barro mezclado con muy escasas hierbas secas y trozos de tallos. Siempre los nidos están cerca de algún curso de agua y no precisamente formando colonias. Parejas aisladas son muy frecuentes, pero más a menudo se forman exiguos grupos y ocasionalmente colonias de varias decenas. La hembra lleva el mayor peso en la construcción del nido y su interior es forrado por ella con plumas y musgo. De esta manera construyen una casi media esfera abierta por arriba que resulta inconfundible en cuanto se ve con las pequeñas pellas de barro colocadas regularmente unas sobre otras. Las primeras puestas pueden ser encontradas a mediados de mayo. Normalmente 4 ó 5 huevos y ocasionalmente 3 solamente en la primera puesta. En segunda casi siempre 3 ó 4. Son de color blanco rosado, punteados y rayados de ceniciento y violáceo sobre todo en el extremo ancho. Muchos tienen sólo manchitas rojizas. Miden en promedio 20 x 14 mm. con un máximo de 23,2 x 14,7 mm. y un mínimo de 19 x 13,1 mm. La mayor parte de la incubación la realiza la hembra por un período de 14 días. Cuando ésta sale a comer es sustituida por el macho que permanece en el nido cortos espacios de tiempo. Ambos adultos alimentan a los pollos y mantienen el nido muy limpio, tragando los sacos fecales en el mismo nido, pero pronto los transportan lejos. Del examen de éstos Strahm (1953) dedujo que los pollos son alimentados principalmente con coleópteros y dípteros cazados al vuelo por los adultos y a no mucha distancia de los nidos, de forma que ceban cada 5 minutos en promedio. A los 25-26 días salen del nido y forman con los adultos grupos familiares que vuelan y revuelan frente al acantilado. Los jóvenes continúan siendo cebados por los padres por lo menos durante otros 15-20 días más. En la Península Ibérica es normal una segunda nidada, a veces considerablemente tarde. Muchas observadas en el mes de agosto y alguna en septiembre.

El Avión roquero es un pájaro relativamente silencioso que únicamente en la colonia de cría cuando se agrupan muchos volando emite un continuo y breve ¡¡tchrri!! y si está alarmado un áspero ¡¡tchrrr!! como de Chochín Troglodytes. En el mes de mayo comienzan a cantar con un gorjeo agradable y débil, algo parecido al de la Golondrina común Hirundo rustica, pero más pobre, menos rico en notas. Hasta agosto que es cuando normalmente comienza la muda del plumaje, puede oírsele cantar.

Es sedentario en parte, pero con desplazamientos no muy lejanos de sus colonias de cría. Los grupos que sobrevuelan determinados lugares de la Costa Cantábrica, Pirineos y Cordilleras centrales pueden incluir entre sus efectivos algún Avión roquero de procedencia extrapirenaica. Se reproduce en todos los países circunmediterráneos y en algunas de las islas incluyendo las Baleares. En la Península Ibérica no es escaso y en varios lugares llega a ser numeroso. Probablemente una parte no despreciable de nuestra población pasa a Africa a invernar y así son observados en Marruecos y en otros países norteafricanos en diciembre, enero y febrero. Los escasos anillamientos no han dado recuperaciones que permitan un estudio más completo de la especie. Parece comprobado que algunos pueden alcanzar el Africa Tropical Occidental. Así, Morel cita uno capturado en el Senegal en noviembre.

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