Un compañero ejemplar

En la caza, como en todos los órdenes de la vida, hay todo tipo de personajes. Elitistas, exigentes, conservacionistas y, cómo no, desaforados algunos pocos. De vez en cuando, afortunadamente, y durante el transcurso de una larga vida venatoria, uno puede tener la gran suerte de conocer un determinado personaje que no encaja por completo en los segmentos citados.


Les cuento: cuando uno era joven y la sangre cazadora hervía en la venas, difícilmente la cabeza mandaba sobre la primera falange del dedo índice de la mano derecha. No era nada fácil alguna vez dejar de doblarlo. Aunque eran otros tiempos de bonanza faunística, uno reconoce pequeños errores propios de la juventud.

No voy a citar lugares ni fechas porque no vienen al caso, pero sí significarles el apoyo y el cariño que recibí de un cazador que era todo un referente como persona y como venador. Han pasado muchos años, demasiados y hoy me he animado a dedicarle unas líneas, no para agradecerle nada, porque él bien sabe que mi admiración y cariño siempre lo ha tenido. Simplemente porque personas de este calado humano engrandecen este arte y prestigian al colectivo.

Se llamaba Pedro Ocerin, era de Amorebieta y quienes estas líneas lean a buen seguro que van a corroborar cuanto les voy a detallar. Pedro no era un gran tirador, ni tan siquiera un cazador excepcional, Pedro era mucho más, un hombre de bien, justo donde los haya, un cazador que no dudaba en ceder su rifle a quien en aquellos tiempos lo necesitara.

Recuerdo con admiración cómo se preocupaba todos los domingos de llevarles, desinteresadamente, comida a los pastores, que en aquellos tiempos de penuria pasaban el invierno en unas humildes cabañas. Los coches 4x4 brillaban por su ausencia, pero el Land Rover de Pedro era poco menos que un medio público gratuito.

Pedro ya no está con nosotros pero seguirá siempre en nuestra memoria. Me consta también que le motivaba la figura de un cazador moderno, respetuoso con el medio. Curiosamente algo que, hace 35 años, él sin saberlo era uno de sus mejores exponentes. Otros por el contrario solo pensábamos egoístamente en nuestro interés venatorio.

Lo más fácil ha sido escribir estas líneas pero lo importante es que sirvan para seguir el comportamiento de este excepcional hombre de bien.

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