Corzos

Abril y mayo corceros por excelencia son para los cazadores recechistas, algo así como octubre para los de la menor, fechas esperadas durante un largo año en el que las ilusiones y esperanzas fluyen en los sueños de los aficionados con inusitada fuerza.


Y es que este pequeño y avispado animal, alegría y misterio del bosque, tiene para los aficionados una atracción especial, sobre todo los grandes machos que lucen una cuerna esbelta y perlada propia de los que han cumplido los seis años. Animal en clara progresión ha colonizado prácticamente todo el estado.

Pero lamentablemente, de los 139.000 accidentes de tráfico provocados por animales silvestres, el 22% corresponde a los corzos. Se abaten 54.000 ejemplares más o menos. De ahí que la caza sea clave para el control poblacional de esta especie, contribuyendo a minimizar la expansión de enfermedades, con un coste económico elevado para las explotaciones ganaderas.

Según la Fundación Artemisan, España cuenta con una extensión del 43,80 millones de hectáreas declaradas como terreno cinegético, divididos en 32.817 cotos, un 87% de su territorio. Gran parte de ellos se encuentran en las comunidades de Castilla y León (19%), Castilla-La Mancha (16%) y Andalucía (16%). No obstante, si estos datos se ponen en contexto con el tamaño de las C.C.A.A., se observa que en La Rioja, Aragón, Castilla-La Mancha, Navarra y Asturias más del 90% de su extensión territorial está declarado como terreno cinegético. No es raro pues que la caza constituya un verdadero dinamizador multisectorial para la economía.

Pues bien, todo esto a Podemos le suena a chino al pretender por medio de una Proposición no de Norma presentada en Juntas Generales una serie de condiciones que haría inviable la caza en Bizkaia. Así que, señores de Podemos, a otro perro con ese hueso, que este es un pueblo de cazadores humildes donde las alternativas de especies menores se limitan a las migradoras, huéspedes en todas partes.

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