Arrancan las perdices

Próxima a desvedarse la perdiz roja, los cazadores como siempre ilusionados y con ganas de patear el monte. Lo llevan en la sangre, abunden o escaseen las perdices, lo van a dar todo, normalmente a cambio de bien poco. Aunque este año parece que las perdices han criado bien, al menos es lo que se comenta después de los avistamientos de la media veda.


Así y todo no es fácil que la gracia de Dios se reparta equitativamente porque perchas, como es lógico, habrá de todo tipo, más bien escasas. No en vano la pasada temporada la presencia de perdices era meramente testimonial en muchos lugares porque sus poblaciones —aparte de haber criado mal— llevan muchos años en clara regresión, a consecuencia de una agricultura agresiva, alejada de la tradicional y sostenible de antaño. Los científicos del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos consideran que las perdices han sufrido en los 45 últimos años una regresión aproximada al 50%. Estamos hablando de la media en España. Obviamente el porcentaje fluctuará para bien o para mal en muchos lugares. Es por eso que la Oficinal Nacional de la Caza va a plantear al Ministerio de Agricultura que la actividad cinegética sea considerada en la nueva PAC 2014-2020 ya que es clave para el desarrollo del medio rural. El hecho de que un 30% de la ayuda quede sujeta al efecto Greening o enverdecimiento es una oportunidad para solicitar al Ministerio de Agricultura la inclusión de medidas de obligado cumplimiento para los agricultores que protejan a la perdiz de una agricultura donde prima la cosecha en detrimento de la fauna. También hay que considerar que la actividad cinegética gestiona buena parte de la superficie de pastos de este país, hectáreas que no están sometidas al sistema de pago único, al estar excluidas las especies cinegéticas de este sistema, como es el caso de la dehesa tradicional. Al margen de estas inquietudes, este domingo, al despuntar el alba, los cazadores que se desplacen a Castilla y León a nada que el tiempo acompañe disfrutarán de una de las jornadas más esperadas durante todo el año. No en vano la modalidad de la perdiz a rabo requiere todo un compendio de conocimientos, habilidades y sacrificio que difícilmente se da con otras especies menores: buena condición física, exquisito manejo de la escopeta, estrategia y la ayuda de un perro que cace en corto, las marque, ponga y sepa cobrar las alicortadas, tarea por cierto siempre compleja. No hay más satisfacción para el cazador que el colgar una perdiz que ha pegado el pelotazo a cincuenta metros y se ha desplazado otros cien apeonando como alma en pena. Cual fiel servidor y a cambio de una simple caricia se la entregará en la mano.
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