¡Viva La Pepa!

Entre todos la mataron y ella sola se murió, el epitafio que el pueblo puso a aquella constitución liberal de 1812 resultó absolutamente realista, nunca mejor dicho. Nada describe mejor los hechos, felonías, intereses y traiciones que llevaron a ponerle fin a aquel aire de libertad forjado en un Cádiz aderezado de ilustración y sazonado de bombardeos de la artillería francesa.


A la libertad se la puede matar de muchas formas, bruscamente o poco a poco, recortando pequeñas parcelas de identidad. Hoy, al mundo de la caza y los usos tradicionales del campo le asaltan muchos y poderosos enemigos de la libertad, solos o en compañía de la ignorancia, la falta de educación y, sobre todo, la falta de empatía por el prójimo, o por quien piensa distinto.

Hoy en nuestro trabajo, en la administración, en la calle o en las redes sociales, te llaman asesino por ser cazador o maltratador por ser ganadero y tan panchos. Están usando su libertad de expresión para ejercer la opresión y te contestan amenazándote, deseando el mal o la muerte para ti o para tus hijos, por ser torero, cazador, ganadero o un explotador cochero de caballos en Sevilla.

Para estos y estas fascistas todos merecemos la muerte, vuestros hijos y los míos también. ¿Vas a comparar el cariño y los derechos que se merecen sus hijas e hijos, la ovejita Nadia y el cerdito Pepito, con nuestros propios hijos? No hay color.

¿Qué hacemos nostros?

¿Nos defendemos, reclamamos nuestros derechos ciudadanos? La respuesta es no, salvo una minoría, como los 300.000 que atestaron hace un año la Gran Vía. El resto, callados, en sus vidas privadas. Tengo conocidos en mi entorno que se esconden, y en el de quién ahora me lee, seguro que también. Muchos de nuestros compañeros usan perfiles falsos en el Facebook, porque no pueden enterarse que es cazador, porque su empresa es proveedora, entre otros, de PACMA. Otro no quiere que se sepa porque trabaja en la tele y ya se sabe que rodeado de tanto artista, podrían dejar de contratarle. A este paso dejaremos que nos coloquen una “C” amarilla en la solapa y nos metan en un gueto. Me recuerda al comportamiento de corderos camino del matadero. Porque algo se va a matar, ya se está matando, nuestra libertad.

¿Qué hemos hecho? Nada, durante todo este proceso de crisis económica ha retrocedido nuestra presencia en medios generalistas y en la vida política, mientras los opresores animalistas han avanzado comprando espacios de medios de comunicación y políticos, en todos los partidos. No hay distingos de unos a otros. Todos pelean por captar los votos de PACMA; el PP, el PSOE, Cs. No digamos Podemos, esos ya los tienen interiorizados.

He dicho que compran y es cierto, desembolsan las cantidades de dinero que nosotros hemos utilizado para los juegos de poder internos cuando debiera haberse utilizado para lo mismo que los animalistas.

En estos años de separación de la RFEC en distintas taifas o feudos, ninguno ha estado atento a otra cosa que no fuese el sobrevivir de sus estructuras.

He visto como en algunos casos, solo algunos pero muy visibles, a alguna federación regional no le ha importado darle el parabién a opresiones legislativas de corte animalista contrarias a la caza; a cambio obtenían la subvención para mantener una estructura absolutamente sobredimensionada para la nula gestión que, en favor de la caza, estaban haciendo.

No se ha luchado en los juzgados, salvo casos puntuales, como la Federación Andaluza, que recientemente ha enfocado con éxito sus servicios jurídicos contra quienes desde las redes sociales y la calle incurren, un día sí, otro también, en lo que resulta un tipificadísimo delito de odio. Se ha llegado a insultar, en Galicia, a la viuda de un cazador muerto en un accidente de tráfico con jabalíes y no se ha hecho nada.

Definitivamente, y no digo nada que no sepamos todos, se ha estado desde las dos grandes estructuras que deberían representar a los cazadores en un continuo enfrentamiento de bloques, gastándose en los juzgados, por luchas económicas y de razón internas, el dinero que debiera haberse gastado para defender a la caza y a los cazadores.

El 5J fue un triste ejemplo de lucha cainita

Un grito salido de la base social concertó el esfuerzo de dos manifestaciones, una de cazadores y otra de pescadores en un mismo punto, una Gran Vía abarrotada como ningún otro movimiento lo había conseguido recientemente. Se hizo sin un duro y sus detractores, aquellos que quisieron apagarla, aquellos que nos hacían llamadas telefónicas a sus cabecillas para frenarla, hoy ya tendrían que haber hecho, en esta primavera del 2017, esa gran manifestación que habían prometido, esa manifestación que sería grandiosa, sería: «la madre de todas las manifestaciones». ¿Ustedes la han visto? Yo no.

Yo solo he visto boicot cainita contra la masa social de la caza. Esos cazadores de base dijeron también aquel 5J que estaban cansados de que, desde Federaciones diversas, APROCAS, mesas por el rural, asociaciones de todo tipo y fundaciones de nuevo cuño se luchase por obtener un poder ajeno a las necesidades de gestión de la caza.

¿Eso es lo que somos la caza y los cazadores para quienes nos quieren representar? ¿Números y clientes potenciales que solo sirven para mantener en el poder de esas estructuras a los mismos responsables de la desunión y de los graves perjuicios que han causado a la caza y los cazadores?

Pues pónganse el chip, que cazadores que compiten solo hay un 2%, salvo algún externo, no cazador, recién incorporado desde esas modalidades deportivas espurias que se han agenciado, lo de los perros pasando por el aro que cualquier día lo prohibirán si lo confunden con un circo, y lo del tiro de campo con balines, que no puedo entender qué tiene que ver con la caza de gestión.

Mientras, el 98% restante, los que cazamos y no competimos, queremos saber quiénes, en adelante, van a empezar a trabajar día a día, juzgado a juzgado y despacho a despacho por nuestra libertad y nuestros derechos porque hasta ahora ni han estado, ni como en la manifestación del 5J se les ha esperado.

Agua pasada no mueve molino

Personalmente me alegro mucho de las conversaciones tendentes a una posible reunificación federativa que se están llevando a cabo. No se ha conseguido en estos años de desunión enconada nada para el bien de la caza en España que no se hubiese podido hacer sin romper las estructuras existentes.

Por si no se han enterado, al colectivo le importa un pito el nombre de la compañía de seguros que llevan en su cartera, a los consejeros de las juntas de administración debieran de empezar a metérseles en la cabeza, o cambiar el chip, como se dice en mi pueblo, que o empiezan a defender a los cazadores y la caza, en todos los campos y de verdad; o no habrá diferencia entre lo que ofrezcan ustedes, Señores Presidentes, y lo que pueda ofrecer una empresa privada de gestión. Al final, los cazadores no somos tontos, ni tampoco un rebaño para pastorear como un día me dijo cierto líder federativo gallego.

Si, con honrosísimas excepciones, es evidente que esa defensa de la caza ha pasado a un segundo plano, y si con esta bienvenida unión no son capaces de demostrar a los cazadores que son mucho más que una simple clientela de seguros, literalmente, no podrán competir con el mercado. Es el momento adecuado para renovarse todos los que han estado implicados en este desconcierto y empezar de nuevo. Algo tienen que estar haciendo mal, cuando muchos cotos y cazadores perciben como mejor invertidos los dineros gastados en empresas de gestión que en las propias federaciones. El camino es el que ha demostrado la Federación Andaluza, pero a gran escala y juzgado a juzgado. El objetivo tiene que ser la defensa de los derechos de los cazadores, uno por uno, y la defensa de la caza sin bajarse los pantalones ante la administración. Si no es así, el cazador de a pie perderá su paciencia y no se dejará seguir pastoreando. Para muestra, el 5J, una movilización de las bases sin representantes oficiales, que podría volver a ocurrir.

Errores ha habido muchos y por parte de muchos, perdón; por parte de todos, no sigamos repitiéndolos y bienvenida sea una unión en donde también habrá que matizar ese concepto de deporte de competición que parece regir las federaciones por encima de la gestión ambiental, porque los tiempos no van por esos derroteros.

Publicado en Federcaza. Junio 2017

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