Protestas de barra

Andan las cosas de la caza clamorosa retorcidas en Galicia, y en todo el norte. Lo que a todas luces parece un exceso de la administración, dando cancha libre a excesos venatorios amparados en la existencia de daños, no deja contento a nadie.


Ni a sindicatos agrarios que parecen querer solamente escuchar la palabra mágica subvención. Ni a cazadores de caza mayor, que éticamente protestan por la falta de respeto a los períodos de tregua que son necesarios a todas las especies. Incluso aquellas que son feas y peludas, pues se me antoja que contra estas, léase jabalí, todo vale. Tampoco los agricultores están contentos. Pero los que asemejan más cabreados son los grupos ecologistas. Ellos cacarean, micrófono al viento, que el lobby cinegético ha obtenido lo que quería: acribillar a todo bicho viviente durante el año entero. Nos pintan como los desalmados dispuestos a encañonar a los rayones embadurnados aun de líquido amniótico. Eso no es cierto, pero ya sabemos lo que pueden llegar a conseguir estos eco-politiquillos ávidos de subvención repitiendo, hasta la saciedad, ese mantra ponzoñoso. Si de verdad los cazadores de mayor en Galicia están en contra de estos desmanes. Pues de ello se me lamentan, abordándome incluso en la calle, o por medio de múltiples correos, yo los entiendo y comparto su pensamiento, pero exijo que den un paso adelante. ¡Ya vale de lloriquear por las esquinas! El ni el bar, ni la red son foros suficientemente útiles para lamentarse y transmitir nuestra opinión. ¿Cuál es el problema? ¿Quiénes realizan las vergonzantes batidas extemporáneas? Pues una minoría que no atiende a razones éticas; los mismos que presumen de virtuosos y con la otra mano firman el listado de la batida y, desde luego, los presidentes de los cotos. A los presidentes y directivos de los tecores y cotos no los juzgo. Mis manos quedarán limpias de la sangre de esos justos. Ellos son unos auténticos héroes que exponen su vida familiar y hasta su patrimonio estando al frente de una sociedad de caza que, si un día tiene que hacerse responsable de un accidente donde medien varias vidas a indemnizar, pueden buscarse la ruina más absoluta.
Los directivos de los cotos, de estructura conejera, es decir muchos de ellos de tamaño parroquial, hacen lo que buenamente pueden para conciliar a agricultores con cazadores, todos vecinos. Lamento que muchos cazadores de mayor, que protestan porque no se da cuartel al jabalí y a otras especies, no den un paso al frente, se organicen y transmitan su pensamiento en las asambleas de federación, comités de caza etc. Es muy fácil, las peñas jabalineras abundan por todo el norte, en Galicia son muchos los que me abordan protestando contra lo que consideran medidas populistas de políticos y sindicatos agrarios; consideran que resultan la últimas medidas de la Xunta un ensañamiento contra el jabalí y el corzo innecesario e inefectivo. Pero todo se queda ahí, en protestas de barra de bar, cuando podrían convertir sus peñas en clubes deportivos federados y dar de este modo su parecer en los foros adecuados. Cuentan con la ayuda de la Federación para el papeleo y conseguir como cualquier sociedad federada voz y voto en las asambleas. En la caza social del norte, la visión que de los problemas de los daños tienen los directivos de los cotos no es la misma que la que tienen las peñas. No culpo a las directivas, insisto. Pero las peñas jabalineras y corceras bien podían dar un paso adelante, legalizarse y estructurarse. La Federación, cuándo menos en Galicia, les ayudará, de eso yo doy fe, y les proporcionará el foro, la voz y el voto para expresar sus postulados sobre el problema de la excesiva demografía de la caza mayor y otros muchos del día a día de la caza.
Podrían aportar, las peñas jabalineras, soluciones mucho más técnicas que el simplismo reglamentario que padecemos, que consiste básicamente en el famoso «leña al jabalí, que es de goma». Desde aquí os animo dejad de lamentaros por las esquinas, en el bar, en la red… y estructuraros. No es cuestión de crear nuevas asociaciones, dentro de nuestros estamentos federativos, en general, hay mucho sitio y las federaciones provinciales, salvo rarísimas excepciones, os brindarán apoyo. Yo personalmente, como presidente de un club federado de caza mayor, empiezo a estar harto de ser la única voz que dice esto en las asambleas federativas. Mientras, en la calle tengo que escuchar día sí y otro también las protestas de los cazadores de mayor contra esas medidas políticas que parecen reservarnos exclusivamente el rol de brazo armado. Es una situación que empieza a cansarme. Realmente tenemos lo que nos merecemos.
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