…Orwell, de la ficción a la realidad

Algo me escandaliza desde hace mucho tiempo, me incomoda, literalmente me espanta en esta sociedad decadente en lo campero con seguridad, y en lo urbano probablemente también. La cuestión es que escucho machaconamente que estamos ante la generación de jóvenes mejor preparados de la historia y… la verdad, yo no lo noto.


La cultura… y digo cultura y no conocimientos profesionales, del universitario medio ha caído a niveles norteafricanos, no sureuropeos. Hoy encontramos, salvo raras excepciones, jóvenes universitarios y políticos populistas socialmente anestesiados por el sistema. Se preocupan más de la muerte digna de los visones enjaulados, o de otorgar derechos humanos a los simios, que de garantizar la universalidad de estos derechos a la totalidad de los seres humanos.
Alguien, un Gran Hermano vigilante de nuestra voluntad, el Club Bilderberg, el Sursuncorda o… vete tú a saber quién, parecen querer confabularse periódicamente para intentar influir en todos los ordenes de la vida, para que a través de la opinión publicada se preste atención a placebos ecológicos y de otros órdenes. Se facilitan con ello esas periódicas dosis de anestesia social. Ya tocaba otro acto de papanatismo terrorista-ecológico; mientras se hable de eso no nos cabreamos con nuestros gestores de la crisis… ¡Pan y Circo!… y el pueblo otorga. Otro ataque, uno más, del ecologismo terrorista del Frente de Liberación Animal se ha producido contra nuestros ecosistemas. Han vuelto a expandir por nuestros montes de Galicia la negra mancha de los visones americanos. Cuando todavía nuestra alma y nuestras manos están aún teñidas del dolor, del olor y del color de la negra sombra que dejó el recuerdo del Prestige, vuelve una nueva negra sombra. Hoy es a nuestros montes a donde llega, esta vez en forma de visones destructores de toda posibilidad razonable de gestión y cuidado de nuestra naturaleza. Como una premonición resuenan aquellos versos de Rosalía de Castro, para mayor mofa y escarnio de cazadores, y amantes de la naturaleza de verdad. Ellos sí que ven, en esta negra sombra de predadores alóctonos, una nueva forma de chapapote terrestre… «Cando penso que te fuches/ negra sombra que me asombras/ aos pes dos meus cabezais tornas facendome mofa…». Eso es lo que hacen esos terroristas medioambientales asaltando propiedades privadas y soltando visones para que vivan felices en el podrido mundo de Teletubis que sus infectos cerebros pretenden crear. La sociedad, manejada por esa orweliana policía del pensamiento, habría literalmente linchado al teórico saboteador del Prestige, como responsable de expandir su negra ponzoña en el mar. Pero a estos individuos del Frente de Liberación Animal y afines, se jactan de expandir su negra ponzoña en el medio y nadie les dice nada. Para qué se lo van a decir, si solo son unos granujillas chachis de esta sociedad decadente del ecologismo de salón. Algo parecido a lo de aquellos simpáticos chicos de la gasolina de Arzalluz. El día 22 de Octubre la portavoz de Igualdad Animal, Sharon Núñez, hizo unas declaraciones a la TVG donde, sin condenar el asalto a las granjas de visones, ni desmarcarse ideológicamente de tal atentado a la propiedad privada y a la naturaleza, culpó a la existencia de esa actividad ganadera de lo sucedido. Esta gentuza neofascista sería capaz de la misma forma de hundir un petrolero como protesta para que dejásemos de consumir combustibles fósiles… y se quedarían tan anchos. Mientras, no veo ni operaciones policiales, ni fiscalías funcionando, ni nada parecido. El agravio comparativo con operaciones casi televisadas contra el furtivismo y la laxitud de resultados de operaciones similares contra los responsables de este acto de terrorismo ambiental es público y notorio. Es tan llamativa esta falta de actividad policial, como políticamente incorrectas son mis afirmaciones… Cuando menos, no son nada positivas para alentar el Pan y Circo que desde el poder se estimula alrededor de este ecologismo barato. El mundo de Orwell es una realidad desde hace tiempo. Publicado en Federcaza, diciembre de 2009
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