El Reino de los Cielos

Con el fondo de la manifestación del pasado día 5 todavía fresca en la memoria de muchos, aunque no de todos, esta extraña primavera parece haber desatado un frenesí no recordado. Se recuperan camaraderías, surgen sobrevenidos entusiasmos en encendidos te


Este escenario me recuerda mi primer post en Club de Caza hace casi dos años que se llamaba Algo está cambiando. Se trataba de un texto optimista, crítico, pero entusiasta. Positivo. Pero, sin duda, si algo ha demostrado el paso del tiempo, es que era ingenuo. Indignados, podemos resucitar de cuando en cuando nuestro particular Saladino, ya sea representado en forma de ministra progre, de Carmena revienta manifas, de ley abusiva, o de eterno anónimo ecologista, para convocar la Cruzada de turno. Podremos decir que somos muchos, que somos importantes, que somos necesarios, pero lo cierto es que no. Por eso cuando el pasado lunes recibí un WhatsApp quejica incitando al apoyo a un debate en un medio televisivo de segunda, por la falta de cobertura informativa generalista (de la especializada mejor no hablamos) de la manifestación, me recordó un ginggle infantil navideño ochentero que decía «Tristón solo quiere un amiguito».
¿Queremos los cazadores que nos quieran, queremos ser aceptados socialmente? ¿Queremos ser importantes y relevantes para los medios y los políticos que verdaderamente pintan? Pues la actitud entonces no puede ser la de un triste can de mentirijillas. Esto, que no es más que una anécdota, y visto desde la posición de ciudadana espectadora, es un síntoma evidente de la falta de todo, del infantilismo de este llamado «sector cinegético». Sin visión, ni liderazgo, sin estrategia, ni generales que conduzcan un ejército que la defienda, no hay contienda. Como sucedió con Saladino, el enemigo es superior y los cruzados dispares y egoístas. Demasiados Guy de Lusignan en busca del trono. La manifestación, una simple escaramuza. Las guerras deben servir para crecer, dominar, someter o, como poco, para defender intereses realmente importantes. La pasión es buena mecha, pero solo con la estrategia adecuada y una correcta organización se gana batalla a batalla. La fe ayuda, pero nunca es suficiente. Moraleja: el Reino de los Cielos sigue siendo infiel.
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