La sordera del cazador

El otro día me citaron desde 3M Peltor para asistir a un coloquio sobre la sordera de los cazadores, en la que asistía como ‘artista invitado’ el fabuloso Toni Sánchez-Ariño.


Según parece, me invitan por ser blogger en este mundillo. ¡Toma ya! Para uno que parece haber nacido a la sombra de un chaparro, ese palabro ni existe ni espero usarlo mucho más. La verdad es que no tenía mucho tiempo para ir, pero cualquier cosa relacionada con la caza ya es lo bastante importante para mí y si es con amigos, como los que allí encontré, mucho mejor. Pues bien; los chicos de 3M, que son los fabricantes de los cascos Peltor, apoyados por el Doctor Raimundo Gutiérrez, jefe del servicio de otorrinolaringología del Hospital Rey Juan Carlos y vicesecretario de la Sociedad Española de Otorrinolaringología y cirugía de cabeza y cuello, estuvieron explicando, por ejemplo, que la ley de prevención de riesgos laborales, considera ruido excesivo el estar sometido a 85 dB durante 8 horas, pero también, estar escuchando picos de ruido de 137 dB.
Para que nos hagamos una idea, las detonaciones de una escopeta del 12 o un rifle del 30/06 rondan los 160 dB. Estar expuesto al ruido durante mucho rato causa sordera pero ojo, el doctor asegura que también se puede producir sordera de forma instantánea y permanente por un solo disparo. El funcionamiento del sistema auditivo es tremendamente complejo, desde que se percibe un ruido hasta que es procesado e identificado por nuestro cerebro. Para no aburriros, os diré que en el oído interno, el caracol, si os acordáis del cole, tenemos unas células llamadas cilios, que son como el césped de un jardín. Estos cilios absorben las ondas sonoras que mandaran al cerebro. Las ondas hace en ellos el efecto de una pisada en ese césped. Continuando con la comparación, una pisada es raro que impida que la hierba vuelva a ponerse en pie, aunque pudiera ocurrir. Lo que desde luego lo impediría sería un continuo pataleo. El Doctor nos explicó que la pérdida de audición y los pitidos que tienen las personas expuestas al ruido no tienen cura, por eso nos animaba a todos a usar protecciones.
Muchos conocemos los cascos 3M Peltor SportTac, unos auriculares con la virtud de apagar las detonaciones de los disparos sin disminuir otros ruidos de ambiente. No sólo eso, sino que pueden aumentar los sonidos si quieres. Eso nos puede ayudar en situaciones reales de caza. Estos son todo un invento, pero algunos cazadores han expresado en una encuesta de Peltor que los cascos dan calor y que son un poco engorrosos. Bueno pues también están ya en el mercado unos pequeños tapones electrónicos, que se adaptan cómodamente en el oído, que también bloquean el ruido de las detonaciones y a su vez aumentan los sonidos de ambiente. El colmo es que se recargan acoplándolos en su estuche, bien a base de pilas o bien con un cable mini USB conectado al mechero del coche o donde sea. Si queréis más datos consultar en la web de Excopesa por los Lep-100.
En esta entretenida jornada, Toni Sánchez nos deleitó con un montón de anécdotas de caza. Nos contó cómo se quedó sordo durante tres días después de una cacería de control de elefantes, en donde abatió 20 ejemplares en 75 minutos. Nos contó cómo él no es capaz de oír a su precioso canario Rodolfo, mientras este tiene martirizada con sus trinos a Isabel, su mujer. También cómo probando un nuevo rifle del 500 Jeffery con un amigo, que era profesional también, Toni disparó estando este de espaldas y su amigo le dijo Bles you! (como decimos aquí Jesus cuando alguien estornuda), pues apenas se enteró del estruendo de la sordera que tenía a causa de los disparos de toda una vida. Si miramos en nuestro entorno más cercano, descubrimos que todos tenemos un amigo un poco teniente. Es por ello que debemos protegeros los oídos y sabed que es fundamental que sean buenos aparatos, porque si no lo son, a parte de no proteger adecuadamente, no os gustarán e irán al fondo del morral. Si os parecen caros estos chismes mirad a ver cuánto vale un audífono y en cuánto valoráis vuestro oído o tener un constante pitido metido en vuestra cabeza. Si nosotros no cuidamos de nosotros mismos, ¿quién lo va a hacer?
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