Tranquilos, todos tranquilos

El cazador, como el astronauta o el explorador, es un soñador, nacimos así. A la mayoría de la gente le preguntas cuál es su sueño favorito y contestan que es volar, navegar o conducir un Ferrari.


Yo sin embargo sueño con cazar, no estar disparando como un loco a diestro y siniestro y a todo lo que se menee, cazar. Salir al campo, alejarme de la rutina, conocer sitios nuevos, observar a los animales. Mantener mis sentidos alerta para no perderme ni un detalle. Ver en directo, sin pantallas, filtros o guiones preestablecidos cada instante, sumergido en la naturaleza, sintiéndome parte de ella y, si realmente encuentro en esa jornada algún animal que merezca la pena, medir mis fuerzas con él e intentar darle una muerte lo más digna posible. Desde luego la caza es una actividad que se puede disfrutar mucho en solitario, pero también se puede desarrollar en un entorno más social. Tanto con los compañeros de cuadrilla, en la caza menor, como si forjas las amistades en una peña de monteros, disfrutar de esta actividad, el trabajo en equipo, las risas de las comidas, compartir las anécdotas y, por qué no, sufrir en los días malos de lluvia y frío, los desatrancos de los coches, arrastrar un venao desde el fondo de un barranco hasta donde puedan las mulas tirar de él y un sinfín de situaciones más que no hace falta que os diga, crea unos lazos muy fuertes. Desde luego más fuertes que ir simplemente a tomar unos vinos. No creo que yo sea, dentro de esta plataforma, ningún bicho raro pensando así, estaréis de acuerdo la mayoría de vosotros. Por eso creo imprescindible el predicar las bondades de nuestra actividad y estar unidos contra cualquier agresión que se nos presente. Porque cada día nos van cortando más las alas y ayer fueron las rehalas y hoy son los machos monteses que se capturan en vez de dejar cazar y se venden a Francia para ayudar al empobrecimiento patrio. Y mañana Dios sabe lo que se les ocurrirá. Así, ya sabéis, la próxima manifestación que se convoque, sea por lo que sea, nos quedamos más de la mitad en casa y nos miramos un ratito el ombligo, lo cual nos reportara grandes satisfacciones… como la caza.
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