Todos a Madrid

La manifestación del próximo 1 de marzo será la primera gran protesta pública y nacional que celebraremos los cazadores españoles. Nunca antes se había convocado una manifestación de tal magnitud ni por todo el sector, que por fin se pone de acuerdo para algo. Sí ha habido manifestaciones de carácter autonómico en 1990 en protesta por la Ley de Espacios Naturales, entre las que destacó sin duda la de Sevilla con cerca de cien mil cazadores, siendo el gran coordinador de la misma Andrés Gutiérrez, por aquel entonces presidente de la Federación Andaluza de Caza.


El detonante de esta protesta ha sido la Ley de Patrimonio Natural y de la Biodiversidad impulsada por la ministra de Medio Ambiente Cristina Narbona, que ya ha entrado en vigor y de la que sólo se admitió una de las muchas enmiendas que introdujeron en el Senado el PP, CIU y el PNV —la referente a la caza de la perdiz con reclamo— porque políticamente el PSOE no se lo podía permitir. Esta ley sustituye a la de Espacios Naturales y de la Flora y Fauna Silvestres de 1989 y, de alguna forma, adapta nuestra legislación medioambiental a las directivas europeas de Aves y de Hábitats, esta última creadora de la famosa Red Natura 2000 que tantos sofocones está causando y seguirá causando a los propietarios rurales españoles. Mientras que en nuestro país las autoridades ambientales y los grupos ecologistas sigan creyendo que conservar es dejar a la naturaleza a su libre albedrío; o lo que es lo mismo, que gestionar la naturaleza a través de los llamados usos tradicionales es poco menos que agredirla, la gente del campo, los propietarios y los cazadores seguiremos ninguneados. Para la caza la nueva ley de la ministra no trae excesivas restricciones, principalmente la prohibición del perdigón de plomo en los humedales de la Red Natura, que crea inseguridad jurídica al no definir qué hay que entender por humedal. La nueva ley, en el fondo, sacraliza un poco más la naturaleza, la convierte en un objeto de culto sólo apta para los nuevos sacerdotes de túnicas verdes que parecen vivir para ella… y de ella, y vuelve a olvidarse, creo que conscientemente, que esa naturaleza, en un grandísimo porcentaje, tiene dueño, grande o pequeño. Y es normal porque, aunque el Código Civil diga lo contrario, «la naturaleza es de todos». La Ley de Patrimonio Natural es el detonante de esta gran manifestación de cazadores, coincidente por cierto con FICAAR, otra excusa para venir a la capital de España. Hace tiempo que la caza y los cazadores sufrimos feroces e indiscriminados ataques. Se nos acusa de agredir y contaminar la naturaleza, de maltratar a nuestros perros, de ser simplemente unos asesinos. Y como a perro flaco todo se le vuelven pulgas, no dejan de llover restricciones, obstáculos y prohibiciones. Es tiempo de decir basta, de exigir respeto y de explicar en voz alta que la caza es pasión, riqueza y una de las mejores herramientas para conservar. Si la manifestación de Madrid fracasa, si somos incapaces de defendernos por una vez con una sola y multitudinaria voz, nuestros enemigos lo tendrán muy fácil para extinguirnos lo antes posible. Ganas no les falta.
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