Caza y conservación de la naturaleza

Algunas cuestiones medioambientales como que la naturaleza es un bien superior a mantener; que es necesaria la conservación del patrimonio natural; que hay que buscar la sostenibilidad y que se debe actuar respetando el bienestar animal, entre otros, son conceptos que hasta hace sólo cincuenta años no formaban parte de la cultura general y ni siquiera eran mencionados.


Por supuesto, esas cuestiones no condicionaban en absoluto las actividades humanas tanto cinegéticas, como agrícolas o ganaderas, que funcionaban a su buen saber y entender, más o menos al libre albedrío. El deterioro que han sufrido los hábitats naturales debido a las actividades humanas, especialmente en el último medio siglo, ha traído como resultado la pérdida creciente de biodiversidad y de calidad ambiental. La sociedad sensibilizada por el deterioro medioambiental se ha hecho algunas preguntas, entre ellas una que nos afecta directamente: ¿La caza es compatible con la conservación de la naturaleza? Aunque no lo fuera, la caza es imprescindible para la gestión de los territorios y tanto si se hace de manera deportiva, previo pago del cazador, como si se actúa con “cazadores de oficio”, asalariados de la administración, las poblaciones de muchos animales hay que controlarlas obligatoriamente a través de la caza para evitar daños a las personas, a la agricultura, a la fauna y a la propia especie. Pero contestemos a la pegunta. Mi punto de vista es que no sólo es compatible ahora que para cazar hay que cumplir todas las directrices de la estrategia mundial, sino que es la única actividad particular que induce mejoras en el hábitat. Creo que el maridaje entre la caza racional y la conservación está fundamentado en tres condiciones que, cuando se cumplen, la concordancia entre ambas parece evidente: a) Tanto las leyes de caza, como las de conservación de la naturaleza obligan a ambas a ser compatibles. b) La caza requiere lograr hábitats de calidad que intenta conseguir el gestor cinegético. La historia evidencia que gracias a la caza se mantienen conservados muchos de los mejores espacios naturales de España. c) Las federaciones de cazadores potencian la caza deportiva que asegura su compatibilidad con la conservación Además, las federaciones patrocinan proyectos de conservación en los que colaboramos muchos cazadores. Puesto que los cazadores actuamos como ordenan las leyes y éstas condicionan la actividad cinegética para que sea compatible con la conservación, no sería necesario tener que redundar. Los que cazamos y cumplimos las leyes, conservamos la naturaleza y no tendríamos que explicarnos más. Pero hay otros matices a comentar. Las piezas de caza son un bien escaso que suscitan la apetencia de los cazadores dispuestos a pagar lo que sea menester para conseguirlas. Al intentar conseguirlas ha provocado muchas mejoras al medio ambiente. La apetencia por un medio de calidad ha condicionado a la agricultura moderna para ser compatible con la supervivencia de la vida silvestre, sin producir quebranto económico a los propietarios de la tierra. Los cazadores somos el único colectivo particular dispuesto a aportar medios económicos para que las especies medren, sin que hasta la fecha ningún otro sector de la sociedad haya aportado nada para ese fin. Por supuesto, tampoco podemos generalizar, porque no todos los cazadores intentan una gestión adecuada y cazan de manera ordenada. La historia de muchos espacios que conservan su identidad especial son pruebas evidentes de que muchos montes históricos que guardan su esencia, no fueron desbrozados porque eran buenos refugios para la caza. Sobre la conservación de espacios que eran buenos cotos de caza, hay muchas evidencias en la historia de España. Pero no somos sólo los cazadores los convencidos. Es significativa alguna frase de personas como Joaquín Araujo, premio Global 500 ONU de ecología “Tenemos que agradecer que los mejores espacios y territorios estén conservados perfectamente, porque fueron siempre fincas de caza” El Sr. Dimas, actual comisario responsable de Medio Ambiente de la CEE, apoya las iniciativas de caza sostenible y ha subrayado que para alcanzar el ambicioso objetivo de detener la pérdida de biodiversidad para 2010 en la UE, la caza sostenible debe formar parte de la solución. Ortega y Gasset, Rodríguez de la Fuente, Delibes, entre otros, por mencionar a algunos notables singulares, han dejado opiniones coincidentes sobre la bondad del ejercicio de la caza para la conservación de la naturaleza. Muchos cazadores consideramos que la naturaleza y la fauna que manejamos no son ninguna propiedad generacional, sino una donación de esta sociedad que nos permite el usufructo y aprovechamiento de unos bienes renovables que da la naturaleza, con la conciencia de que es una herencia a dejar a las generaciones venideras. Porque nos preocupa, los cazadores hemos hecho muchas acciones a nuestra cuenta y cargo para recuperar naturaleza. Nos hemos gastado ya millones de euros para investigar una vacuna recombinante contra las dos enfermedades del conejo: Mixomatosis y Virus Hemorrágico y para apoyar multitud de proyectos, unos relacionados con animales de caza y otros con especies protegidas como linces, osos, avutardas, milano negro, anátidas, etc. Potenciamos acciones contra el veneno, pagamos investigaciones para conocer el grado toxicidad de lo que vierte la agricultura al campo, hemos investigado y buscamos fabricar alternativas no tóxicas al plomo, recogemos y analizamos especies enfermas, anillamos codornices y controlamos sus estados poblacionales así como el de otras migratorias. También patrocinamos estudios sobre la genética de la perdiz roja, además de potenciar múltiples proyectos concretos que sería muy largo de enumerar. Todo esto lo hacemos a nuestra cuenta y cargo, porque nos preocupa la fauna y la naturaleza de la que disfrutamos. También porque no lo hace la administración como es su obligación. El asunto de la conservación es demasiado importante. Hablamos de la defensa del medio ambiente, la defensa de la vida y del espacio que vamos a compartir todos y en el que van a hacerlo las generaciones venideras. Si no creyéramos que caza y conservación son compatibles, algunos cazadores hubiéramos jubilado la escopeta hace tiempo.
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