¡Blanco y negro!

Eran varios los temas a comentar, pero reconozco que la gravedad de alguna de las noticias que nos rodean me centran en dos fundamentales, que tiempo habrá para tratar sobre reglamentos, deportes y hasta de biología aplicada a nuestros montes. Y todos asuntos importantes.


Se han cumplido ya 35 años dirigiéndome a ustedes desde las páginas de una revista de armas, un tipo de publicación que por su propia entidad y contenido no puede, no debe en mi opinión, tener ningún color político, al menos más allá del que concierne a los asuntos que nos beneficien o perjudiquen (éstos las más de la veces por desgracia), como colectivo desde nuestros gobernantes; y en tres décadas y media he conocido ya unos cuantos.

Sin embargo, al dirigirles hoy estas líneas veo perfectamente definidos dos colores, aunque como nos enseña la física uno de ellos es precisamente la ausencia del color; y me refiero al negro y al blanco. Uno, el blanco, lo asumimos con la pureza, con cosas positivas, y hasta en determinadas circunstancias los humanos visten de blanco para realzar importantes situaciones.

Bien al contrario, sabemos que el negro está muchas veces unido a aspectos negativos, y hasta con él se identifica un sentimiento de tristeza absoluta cuando sufrimos la pérdida de un ser próximo o querido. Y ya ven lo que son las cosas, de negro se cubren mis ideas cuando llevo dos días viendo en los medios de comunicación la imagen de ese ser despreciable, de ese serbio al que llaman el ruso, asesino absoluto según lo que ya hemos podido saber —aunque se le daba tratar de presunto—, huido a nuestra tierra tras cometer crímenes en Italia (que se sepa, de momento), y que se ha llevado por delante la vida de dos guardias civiles y de un paisano que colaboraba con ellos. De hecho lo estaban buscando por haber herido a otros dos hombres, que se demuestra la suerte tuvieron según se ha confirmado se las gasta el ruso.

Vaya por supuesto desde aquí nuestro más sincero pésame para las familias y compañeros de las víctimas, en la esperanza de que hechos como este no se produzcan más, y que gente de esta calaña no se cuele en nuestro país, aunque está claro que según funcionan las fronteras entre muchas naciones es prácticamente imposible evitarlo.

Aunque también hay que reconocer, y lamentar, que hay fronteras que no se respetan en absoluto (para incomprensible alegría de algunos), y al margen de que ya tengamos dentro de las nuestras verdaderos ejemplos de libertad, democracia y civismo capaces de asesinar por la espalda (presuntamente, pero según han declarado varios testigos presenciales), a un hombre por llevar unos tirantes con los colores de la bandera de su país. Pero el autor de ese espantoso hecho ya nos ha ilustrado sobre cómo prefiere la venganza a la justicia. Seguramente por haber pasado varios años en la cárcel condenado por casi matar a un policía, por haberlo dejado tetrapléjico realmente.

Y del número creciente de yihadistas detenidos en España, sabiendo cómo nos quieren, hablaremos otro día, que al menos he de dedicar un par de frases con el color blanco de fondo, y éstas para tener muy presente que iniciamos un nuevo año, que todos los que hacemos esta revista les deseamos sólo cosas buenas en 2018, y que yo pueda hacer unas cuantas decenas de revistas más sin tocar la política. Aunque sí pueda acordarme de los delincuentes y desearles una pacífica y larga vida tras las rejas.

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