¡Vaya cómo está el patio!

Quizás es que yo esté un poco negativo por el tiempo invernal, y me parece casi imposible que ya nos hayamos merendado una cuarta parte del año que se me antoja acabamos de iniciar. Y ya va uno entrando en una edad que molesta mucho que se te escape el tiempo, y más cuando se vuelve a hablar de que tendremos que trabajar más años (para acabar cobrando menos), y uno hasta se dice que cuanto más trabajemos los mayores, peor lo tendrán los jóvenes. Pero ya verán que son sólo retazos de mis sombríos pensamientos.


Y me viene a la cabeza, sin que este hecho se pueda comparar con nada de lo dicho, el doble asesinato —que al menos lo parece— cometido con dos guardas forestales catalanes, en una situación incomprensible y por un individuo que seguramente no estaba en sus cabales, pero que ni tenía licencia para el arma que usaba, ni tampoco permiso para cazar. En suma, eso que debe llamarse con toda justicia un furtivo y no sólo cazador, como se sostiene casi con total unanimidad desde entonces. Llevo un buen número de décadas en esto de la caza (que empecé acompañando a mi padre antes de cumplir los 10), y nunca he sabido de un crimen semejante. Y me asombró también que al día siguiente del hecho el colectivo profesional de esos guardas, los sindicatos y hasta distintas autoridades hicieran público que los cazadores (éstos sí) desde hace mucho amenazan y hasta encañonan a la gente en el campo, aunque se les veía claramente el plumero intentando sacar rédito particular de esa terrible, lamentable e injustificable doble muerte. Y vaya cómo deben estar los campos de España con cerca de un millón de cazadores encañonando al personal, además de matando de forma inmisericorde a miles y miles de perros, que esa es otra historia… para no dormir. Por si todo esto fuera poco —que no lo es— está la actitud de muchos medios de comunicación, dando palos de ciego a diestro y siniestro, con un hambre de morbo que reluce, como cuando informan de una terrible explosión en un edificio de S.S. de Los Reyes (Madrid), con un hombre muy grave por quemaduras, otros heridos de menor entidad, con todos los vecinos fuera de sus casas y expertos evaluando si hay que demoler el edificio. Pues bien (o mejor sería pues MAL), lo que trasciende durante días es que el inquilino del piso volado (e insisto que fue muchísimo más que una habitación), era cazador y estaba «manipulando una colección de armas de caza», y digo yo que sería en todo caso de aviones de caza y le explotaron los misiles aire-aire, porque casi se llevó la casa a lo ancho. Pero tres días tardaron la Agencia EFE y Antena 3 en confirmar que se trataba de una fuga de gas propano, aclaración de gran importancia para nuestro colectivo, la misma que prácticamente no se ha encontrado en otros muchos medios, precisamente porque ya no vende lo mismo, hay que reconocerlo. Y ya sólo un apunte más, y difícil de creer, con la publicación de ataques y burlas al colectivo de los cazadores (un MILLÓN de españoles, por si a alguien se le olvida), desde un perfil de Facebook que se llama Seprona Guardia Civil y que según parece no es oficial, aunque sí utilice hasta el emblema de ese servicio. Y seguiremos este tema, evidentemente. Ya les decía que las cosas andan un tanto complicadas, o al menos eso me parece a mí. Pero confiemos que todo vuelva a su cauce, los buenos disfruten de su libertad y los malos la vean a través de los barrotes.
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