Cazadores, matabichos e intolerantes

Me despedía el mes pasado comentando el ‘palo’ que nuestras autoridades pretenden para las armas inutilizadas, incluso las que lo estén con su certificado desde hace muchos años, a las que parece que habrá que inutilizar todavía más, ‘semidestruirlas’ de hecho (que lo mandan desde la U.E.).


Dicen que así puede que se eviten las acciones de los terroristas, el tráfico de drogas y de personas, el de armas, y ya puestos hasta el calentamiento climático; una vergüenza, también por la validez que se confirmaría para el Libro de Coleccionita creado en su día por el Ministerio del Interior, obtenido por muchos ciudadanos cumpliendo la Ley. Pero según como andan las cosas por España (mi Querida España, que decía la canción), con el auténtico descontrol que padecemos cada día, inmersos como en una especie de concurso increíble por ver quién defrauda más, quién miente más, y hasta quién provoca más en cosas impensables en un país normal, casi mejor vamos a darnos unas semanas para ver si se aclaran las cosas, máxime cuando temas que se quieren modificar (para muchísimo peor y perjudicando gravemente a miles de españoles), están hoy regulados por Decreto Ley. Pero lo que no voy a dejar de comentar hoy es otra demostrable situación vergonzosa, provocada desde la decisión de la autoridades de la Comunidad de Madrid de reducir el censo de cabras monteses en nuestras sierras, pues de seguir así van a terminar comiéndose hasta las piedras del campo, amén de otros muchos problemas provocados por esa superpoblación fruto de un muy mal control, según los expertos. En el año 2.000 había unos 350 ejemplares que se han convertido en más de 4.500, y la sierra no puede soportar esa población. Algún entendido propuso eliminar las más de 2.500 cabras que se han de sacrificar cazándolas con arco y flecha, seguro para que resultara menos violento al entorno de los responsables de la Naturaleza. Pero alguien les debió bajar de su mundo maravilloso y se ve que les obligó a echar cuentas en tiempos y resultados, con lo que se demuestra que no les ha quedado más remedio que plantear una petición a los cazadores con arma de fuego, quienes no obstante deberían cumplir una serie de requisitos para realizar esas acciones cinegéticas, o de control. En primer lugar, deberá ser en día de diario, corriendo con todos sus gastos por la cacería, se pondrán a las órdenes de los técnicos de la Comunidad… y hasta ahí todo bien. Lo malo es que ni siquiera podrán hacerse una foto con la cabra que cacen, ni podrán disponer del trofeo, y los animales quedarán en el monte para servir de alimento a los buitres y demás bichitos de Dios. Resumiendo, que nosotros ponemos los medios y el saber hacer, pagamos por ello, pero de ninguna manera se va a permitir que esos abates sirvan para que los cazadores obtengan los trofeos correspondientes, no vaya alguien a pensar que se puede favorecer o reconocer la actividad cinegética de ninguna manera. Pero el tema va más allá, porque les aseguro que esos miles de cabras (no todas) se podrían convertir en una importante cantidad de dinero que revertiera en beneficio de las propias sierras y sus habitantes, y sin poder comprender tampoco cómo se puede asimilar la barbaridad de dejar en el campo TONELADAS de carne perfectamente utilizables en tantos comedores sociales, cuando sabemos que es un bien nutricional no al alcance de todos en nuestra sociedad, aunque los buitres, y demás bichitos de Dios, salieran perdiendo. En cualquier caso, conmigo que no cuentes; que las cacen ellos.
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