Casi treinta años después… y a peor

Estamos a punto de cumplir treinta años en Federcaza y cuando debiéramos estar de celebración más bien estamos para ponernos a llorar.


Nacimos como revista oficial de la Real Federación Española de Caza, de la mano del entonces presidente, Lesmes Peña, con el que hace unos días hablaba de la actual situación de la caza y de la actividad federativa en España. Y lo cierto es que los problemas a todos los niveles que teníamos entonces no sólo no se han solucionado, sino que en muchos aspectos han empeorado. Ahora tenemos múltiples licencias autonómicas, sin muchos visos de llegar a una armonización como se había dicho; la legislación es cada vez más compleja y restrictiva; los jóvenes tienen muchas dificultades para incorporarse a este mundo; seguimos sin poder paliar la incidencia de enfermedades en las especies de caza; la agricultura es cada vez más intensiva y se siguen volcando venenos en los campos; es prácticamente imposible hacer una labor eficaz de control de depredadores. En cuanto a la imagen del cazador en nuestra sociedad nos hallamos en nuestro nivel más bajo… y cayendo. Mientras tanto, todos somos protagonistas, sólo nos preocupa nuestro yo y nuestro alrededor más cercano, han surgido organizaciones supuestamente defensoras de la caza (muchas ellas verdaderamente lo son) como hongos, todo el entramado federativo anda a la greña en una entidad en lamentable descomposición sin que a nadie parezca importarle. A la vuelta de la esquina, habrá en España elecciones generales, con fuerzas políticas emergentes que no tienen, por decirlo de forma suave, demasiado aprecio por la caza. Las organizaciones ecologistas, animalistas o como queramos llamarlas están cada vez más fuertes y con mayor presencia en los medios de comunicación. Y los cazadores seguimos discutiendo sin son galgos o son podencos. Lo malo es que se nos va acabando el tiempo y uno se hace viejo y se cansa ya de clamar en el desierto. Punto final.
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