Ataques a la caza y a los cazadores

Hemos empezado el año como lo terminamos. Aprovechado las opciones que tenemos tanto en menor como en mayor, mientras poco a poco se van desgranando los cierres de la temporada general de caza, según las distintas autonomías. Y ya contamos con una nueva Ley de Montes, que afecta, cómo no, a la caza, unos dicen que para bien, otros que para mal…


Lo que parece es que se tiende hacia una homogenización de la legislación en torno a la actividad cinegética y que se puede propiciar eso que llevamos pidiendo tantos años, que no tengamos tanta burocracia, tantas disposiciones dispares e incluso enfrentadas y tantas licencias de caza. Pero en lo que no hemos cambiado es en los ataques de grupos ecologistas y también de algunos partidos, de nuevo cuño, populistas que no dudan en acusarnos a los cazadores de asesinos, sin que en nuestro colectivo se nos revuelvan las tripas y salgamos a defendernos. Y así nos va. Porque la escalada anticaza sigue en aumento y se ha llegado a acciones violentas, como la sufrida por la Federación de Castilla y León en Valladolid. Hacemos nuestra la repulsa federativa, de la autonómica y de la RFEC, y reproducimos los principales puntos de su comunicado. «En su particular visión de cuáles son los derechos que asisten a algunos ciudadanos y olvidando el más mínimo que tienen los demás, los cazadores venimos siendo sistemáticamente agredidos verbal y hasta físicamente, incluso en nuestra propia sede, por individuos cobardes y encapuchados que irrumpen en nuestro local social y lanzan botes de humo entre insultos y otro tipo de amenazas. Hemos sufrido ya varias pintadas y destrozos. Ahora, el Frente de liberación animalista ha ensuciado y enturbiado el trabajo en la sede federativa con un acto vandálico, en lo que seguramente ellos definen como noble ejercicio de su libertad de expresión, provocando perjuicios materiales y morales a una entidad que se limita a potenciar el desarrollo de una actividad perfectamente legal y reglada por la normativa vigente(…) La defensa de unas ideas en un país como el nuestro se deben y se pueden hacer desde la legalidad, pero no desde la imposición por algunos de esos que se rasgan las vestiduras ante cualquier situación legal con los animales, pero que hacen dudar sobre si anteponen su delirio a cualquier derecho, incluidos los de las personas».
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