Percha variada

Llevamos poco más de un mes con la temporada abierta y llegan los primeros balances. En caza menor, no está la cosa para tirar cohetes con menos conejos, menos liebres y no tantas perdices como se esperaban, al menos en la mitad sur de la Península, porque más al norte parece que no le ha ido tan mal a la parirroja.


Zorzales han entrado muchos, a juzgar por lo que me han contado cazadores norteños, ésos que se pasan horas y horas encaramados en un puesto hecho sobre un árbol y mirando al horizonte a ver si azulea de torcaces. La caza mayor, sin embargo, venados y especialmente los jabalíes, siguen dando buen juego en toda la Península. España es cada fin de semana una batida o una montería multitudinaria. Pues nada, habrá que hacerse montero, que es lo rentable. Al margen de la mayor o menor abundancia de caza, tampoco hay que perder el hilo de la actualidad cinegética, ésa que se cuece más en despachos de todo tipo. Para empezar, ya tenemos nuevos datos sobre los efectos negativos de los plaguicidas en las perdices. Los científicos del IREC dicen ahora que los productos fitosanitarios que se utilizan para blindar las semillas de siembra, no sólo matan a las perdices que ingieren estos cebos envenenados, sino que también, y esto es más grave, afecta al periodo reproductor provocando que los huevos tengan cáscaras más finas y que muchos pollos mueran días después de haber nacido. ¿Les suena esto de algo? Bien por la Oficina Nacional de la Caza y por la Federación, que se han unido esta vez para investigar este sumidero por el que se van silenciosamente muchas perdices cada año y muchas otras aves esteparias. También estamos de enhorabuena porque la cetrería ha sido declarada por la UNESCO Patrimonio Intangible de la Humanidad. He seguido con cierta simpatía y cercanía este proceso largo y difícil, pero sabiendo que uno de los coordinadores era Javier Ceballos, la empresa tenía muchas posibilidades de salir adelante, como así ha sido. Ahora las autoridades, que hasta hace muy poco no sabían cómo cargarse la cetrería, deberán protegerla y promocionarla. Y digo yo que la caza, ese concepto tan difícil de definir pero que todos los cazadores sabemos de qué se trata, podría o tendría que seguir los mismos pasos que la cetrería y ser declarada también Patrimonio Intangible. Nos vendría muy bien para frenar los impulsos anticaza de algunos, empezando por determinadas autoridades que sólo se encargan de poner pedruscos en el camino ya sea por ingenuidad, desconocimiento o, peor aún, con premeditación. Las recientes declaraciones del Director General de Tráfico, Pere Navarro, son un ejemplo de ingenuidad y desconocimiento, pero como ocurre con las leyes, su desconocimiento no le exime de su irresponsabilidad porque su cargo le obliga a estar enterado. Pere Navarro ha echado a volar su vena poética y ha venido a decir lo bonito que es un venado en una carretera. Las carreteras, y es él quien mejor tendría que saberlo, están para circular a la velocidad que manda la vía con la máxima seguridad, y un venado en una carretera no es ninguna figura poética, sino un verdadero problema que todos los años provoca accidentes mortales. También es un grave problema para los cotos porque como somos el único país de Europa en el que los cazadores seguimos siendo responsables, económicamente, de los daños que produzca la caza en las carreteras, las compañías de seguros, por asegurar algunos cotos, ya piden más de lo que cuesta su arrendamiento. Es un problema que ya se ha intentado solucionar dos veces en el Parlamento cambiando la Ley de Tráfico y no hay manera. Pero ahora entiendo por qué: si el propio director general de Tráfico desconoce esta problemática, cómo la van a conocer los jueces que redactan las sentencias. Por otro lado, como no hay mal que por bien no venga, a lo mejor con todo el revuelo que ha armado este señor se entera del problema que existe en las carreteras con la fauna de caza mayor y del injusto dinero que tenemos que pagar los cazadores, algo que sólo ocurre en España. En Europa, a la que tanto les gusta referirse los políticos cuando les interesa, de los daños materiales que provoca la fauna en las cerreteras se ocupan las propias compañías que aseguran los automóviles, no los cazadores. Ya tiene la Federación y la Oficina Nacional de la Caza otro tema importante al que buscarle definitivamente una solución. Que así sea.
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