La verdadera cara de los parques naturales

Son ya más de cinco años los que hace que se declaró el Parque Natural de las Hoces del Río Riaza en Segovia. Desde un primer momento varias organizaciones naturalistas —como por ejemplo el Fondo para el Refugio de las Hoces del Riaza— y el que esto suscribe, trasladamos a la opinión pública los verdaderos intereses que rodeaban a la creación de este espacio natural protegido y por extensión a los de todos ellos, además de la problemática que su declaración traería para los valores naturales.


Por desgracia todas nuestras asunciones se han convertido en la más dura realidad, ya que la pretendida protección de este espacio no pasa de ser meramente formal, y carente de todo calado real. Lo cierto es que las rapaces son en teoría la razón de la existencia de este parque, y de entre ellas el buitre leonado es el ave emblemática, siendo la colonia más numerosa de Europa y posiblemente de todo el continente euroasiático. Pues bien, en el año 2004 —último año en que estos parajes se vieron libres de la consideración de parque natural— fueron censados en este lugar 1.117 ejemplares, constituyendo esta cifra el récord de avistamientos desde que se viene efectuando esta labor de estima poblacional desde el año 1983 en que se contaron tan solo 381 ejemplares, con lo que se puede observar claramente que la progresión fue claramente positiva. Ese mismo año récord fue el que coincidió con la declaración del parque. Desde entonces hasta nuestros días los sucesivos conteos realizados no arrojan más que datos que aseveran el desplome poblacional de la colonia, llegando en el censo del 2009 al pobre registro de 659 ejemplares, en una curva de progresión que se confirma cayendo en picado. En todo esto tiene mucho que ver la normativa europea sobre recogida de cadáveres de animales procedentes de explotaciones ganaderas, su tardía modificación teniendo en cuenta la realidad de las especies necrófagas, y porque no decirlo, la dejadez de la administración de este parque en aplicar los métodos a los que si tenían acceso y la ley les permitía, redundando aún más en nuestra idea de la torcida gestión. ¿Y esto por que? Porque sencillamente al organismo encargado de este parque le da igual lo que ocurra con los buitres. Sólo quedan en toda la comarca, que sepamos, tres comederos o muladares, de los once que se conocían, y se ha reducido drásticamente también la carroña disponible en el campo. La caza fue erradicada formalmente del mismo, ya que como es sabido en la mente de algunos la caza es antagónica con la conservación, sin embargo ahora se caza incluso los días en que se celebran los censos de fauna, días en los que todos los parajes se ven prospectados por naturalistas, creando verdaderas situaciones de peligro. Pero no se crean, tanto los cazadores como los naturalistas han de solicitar autorización para sus actividades a la misma administración, que ve con buenos ojos que ambas operaciones coincidan en el tiempo y en el espacio. La red de caminos, que causaría la envidia de cualquier parque urbano, causa unas inadmisibles molestias a la fauna que antes no tenía. Los vehículos antes transitaban tan sólo por el camino principal y pasaban por delante de las zonas de nidificación sin ruidos y de una manera ágil y rápida. Ahora son grupos de visitantes que deambulan y hacen ruido a su antojo, convirtiéndose en una inadvertida molestia constante para la fauna. Y lo que ya colma el vaso es que el cuerpo de celadores que durante este tiempo ha supervisado la entrada de los visitantes, les ha orientado y guiado, ha sido suprimido de un plumazo, por lo que ahora el acceso y la permanencia en el parque está totalmente fuera de control. Lo que está claro es que la prioridad absoluta de un espacio de esta naturaleza sería la conservación de la flora y la fauna sobre cualquier otra consideración, pero nuestra apreciación de hace cinco años sigue vigente y con mayor rigor que nunca; lo que realmente importa es el uso público del mismo y la erradicación de la caza, en definitiva, mantener un parque de atracciones encubierto.
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