Cumplimiento estricto de la Ley, para los de siempre

Soy presidente de la Sociedad de Cazadores de Antequera (Málaga), pero lo que quiero narrar es una práctica habitual y que es aplicable a cualquier Sociedad de Cazadores.


Mi sociedad era, hasta hace unos años, una sociedad dedicada a la caza menor en general, pero ante el incremento de la caza mayor en la zona y con el fin de aprovechar los recursos que teníamos en el acotado, decidimos practicar la caza mayor. En primer lugar, tuvimos que confeccionar o adaptar los planes técnicos a las nuevas modalidades que queríamos practicar por lo que recurrimos a un biólogo para la realización de los mismos, que afortunadamente y por pertenecer a la Federación Andaluza de Caza nos fue realizado gratuitamente. Una vez aprobado el plan técnico pusimos en práctica todo el dispositivo para la realización de las monterías que teníamos prevista, y en concreto en el presente año, la primera el día 7 de noviembre, por lo que acudimos nuevamente al biólogo para que nos hiciera los planos de la mancha que queríamos montear y se marcaron en los planos la situación aproximada de los puestos. Como requisito previo a la presentación de la solicitud tuvimos que hacer una comunicación al Distrito Sanitario donde nos informan que para la autorización se tenía que realizar una inspección al lugar de la junta de carnes y nos exigieron un lugar cubierto, con solera de hormigón, desagües, punto de luz y de agua en abundancia y una habitación para el veterinario, después de preparar lo exigido pasamos la inspección y se autorizó el lugar por el inspector veterinario, teniendo que abonar una tasa de 50 euros. Ya con el plano de la mancha y la autorización del Distrito Sanitario hicimos la solicitud y la presentamos en la Delegación Provincial de la Consejería de Medio Ambiente, la cual presentamos el día 7 de Octubre, recogiendo la autorización el día 4 de noviembre, previo pago de una tasa y nos apresuramos a sacar el seguro de la montería que nos cuesta 404 euros. Dicha autorización viene con una serie de condicionantes de obligado cumplimiento, como son la comunicación a los agentes de medio ambiente (cosa que no entiendo, pues si son de Medio Ambiente lo normal es que les pasen la comunicación ellos), aviso al cuartel de la Guardia Civil, aviso al Ayuntamiento y al veterinario, advertencia sobre las zonas de seguridad, de reserva, de la obligación de mostrar los puestos a los agentes, obligación de comunicación posterior de la montería y otras. En días anteriores y cuando ya habíamos presentado la solicitud procedimos a la contratación de las rehalas, en concreto 15, suponiendo un coste importante y la movilización de un gran número de personas. El mismo día en que se recoge la autorización se recibe la llamada del Sr. Agente de Medio Ambiente en que dice que quiere ver la situación de los puestos y quedamos al día siguiente por la tarde para recorrer la mancha, esto es dos días antes de la realización de la montería. Con el Sr. Agente anduvimos por donde él quiso y vio los puestos que quiso ver, todo ello con nuestros planos en la mano, dando el mismo su visto bueno a la colocación que nosotros habíamos hecho. Después de una noche sin apenas dormir por la preocupación y de estar repasando todo lo que tenía que hacer al día siguiente, por fin llega el gran día. Habíamos citado a los participantes en un restaurante para el desayuno y el sorteo a las 8 de la mañana, estando toda la orgánica en el lugar sobre las 7,30 horas y los tres guardas de la sociedad sobre las 7 horas en el campo para evitar que entrara alguien de paseo por el único camino que tiene la finca. Sobre las 9 de la mañana se presenta en el lugar de la junta un agente de Medio Ambiente por lo que, previo aviso, me apresuro a recibirle y le pregunto qué es lo que necesita o quiere ver, diciéndome él mismo que lo primero es la autorización, le pregunto que la autorización me la han dado ellos, pero dice que la tiene que ver y se le muestra al Sr. Agente. Después me dice que tiene que ver la documentación de los participantes, principalmente el carnet de identidad, licencia con recargo de caza mayor y seguro obligatorio, que tiene que ver la documentación de las rehalas y que va a contar los perros, por lo que empieza con su trabajo y afortunadamente lo encuentra todo en regla y autoriza a la celebración de la montería por lo que empiezan a salir las armadas para la mancha. En este punto he de decir que el trato que nos dispensó el Sr. Agente que nos tocó en suerte ese día fue inmejorable y exquisito, pero con un cumplimiento estricto de Ley. Una vez colocado en mi punto de observación en el centro de la mancha y al poco de proceder a la suelta se empiezan a oír los primeros disparos por lo que me relajo y empiezo a pensar que todo lo anterior ha valido la pena, pero inmediatamente empieza a sonar el móvil, son los postores que empiezan a avisarme que en tres fincas que lindan con la nuestra se oyen tiros, es decir, hay retranca. Tengo que decir que la mancha que estábamos monteando linda con tres cotos de caza menor y con una finca que no es terreno cinegético, es decir, está libre y me informan que la retranca está en dos de los tres cotos y en el terreno libre, en un primer momento pienso, qué le vamos a hacer si siempre es así, pero las llamadas al móvil no cesaban, ya incluso llamaban algunos socios por lo que me decido y llamo al Sr. Agente de Medio Ambiente y le informo sobre las tres fincas en que se está produciendo la retranca, pidiéndome el mismo que le dé la situación exacta en que se encuentra los otros cazadores, yo le insisto en que no sé donde están y que no los puedo ver y el mismo me dice que queda informado. Hasta el momento no tengo conocimiento de lo que pudo pasar posteriormente. Sobre las 15:00 horas finaliza la montería y poco antes finalizaron los tiros en las otras fincas, por lo que de una sola vez habíamos realizado cuatro monterías en una, en tiempo de crisis hasta puede ir bien y más teniendo en cuenta que tres de ellas no habían tenido que hacer su coto de caza mayor, no habían confeccionado planes técnicos, no habían tenido que realizar el plano de la mancha, no habían tenido que adecuar el lugar de la junta de carnes, no habían tenido que presentar ni recoger permiso alguno, no habían pagado tasas de ninguna clase, ni seguro de la montería, nadie les había inspeccionado para ver si tenían licencia, seguro e incluso permiso de armas, no se habían gastado un duro en las rehalas y encima habían estado cazando todo el día igual que nosotros. Después de lo narrado, me pregunto por qué los agentes de Medio Ambiente no vigilan estas cosas en lugar de someternos a ese estricto cumplimiento de la Ley a los que intentamos hacer las cosas legalmente, por qué pierden su tiempo en algo que ya está autorizado, reglado y controlado, no es más importante vigilar algo que se sabe que siempre ocurre en lugar de intentar ver si algún participante se ha olvidado el carnet de identidad. Yo no estoy en contra de esa vigilancia, pero la vigilancia se debe realizar en todos sitios y no siempre a los mismos, pero parece que en este país lo peor es intentar hacer algo legalmente, porque entonces te aburren con trámites burocráticos y requisitos de todas clases, es más fácil montar un tenderete de fruta en plena carretera que montar una tienda legal en el pueblo y no digamos si alguien se quiere hacer una casa en el campo, lo aburren de tantos requisitos, documentación y proyectos, así que como viene siendo habitual, lo mas fácil es hacerse la casa y nadie se mete con él. Enrique Quintana García Presidente de la Sociedad de Cazadores de Antequera y Vicepresidente de la Federación Andaluza de Caza
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