Las barbas del vecino

Uno de problemas que más preocupa a los cazadores franceses es el creciente interés de los grupos ecologistas de prohibir las modalidades de caza en las que intervengan perros de rehala o jaurías. Según se puso de manifiesto durante la última asamblea general de la Société de Venerie francesa los cazadores de este país están siendo objeto de ataques cada vez más frecuentes por parte de grupos violentos bien organizados.


Al parecer existen tres categorías de enemigos:
  • Los saboteadores: grupos organizados para interferir en el desarrollo normal de las cacerías y que en ocasiones utilizan la violencia para conseguir sus fines.
  • Los grupos conservacionistas semi-visibles, representados por famosas organizaciones tales como la Sociedad para la protección de los animales, la Fundación Bardot o la conocida como 30 millones de amigos. Todas ellas incluyen la prohibición de la caza entre sus objetivos y coordinan sus actividades en un llamado grupo de acción.
  • Los grupos invisibles entre los que se encuentran grandes organizaciones internacionales como PETA o HSUS que son los que de forma encubierta financian a los anteriores grupos.
El grupo de acción es el que dirige la campaña a través de los medios de comunicación y de sus contactos con los parlamentarios. Bajo la cobertura de la protección de los animales y el bienestar animal intentan convencer a la opinión pública de la necesidad de “no utilizar a los animales” ni como alimento ni como animales de compañía y por supuesto exigen que se prohíba la caza. Ante esta situación, la Société de Venerie francesa ha optado por denunciar cualquier agresión de la que sean objeto y pedir indemnizaciones por los perjuicios ocasionados. Los cazadores franceses son conscientes de que la prohibición de utilizar perros para la caza es una primera meta de estos grupos radicales, que aspiran a conseguir que se prohíba todo tipo de caza. En nuestro país no es la primera vez que se producen boicots a cacerías, campeonatos o incluso agresiones a cazadores por parte de grupos extremistas. Probablemente busquen que alguno pierda los nervios y les amenace con su arma de caza y así tengan un argumento más contra «los violentos cazadores». Espero que esto no se produzca nunca porque entonces sí habrán conseguido lo que querían.
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