¡Una de fantasmas!

Autobuses fantasmas, manifestación fantasma y fantasmas en nuestras instituciones, cinegéticas y de las otras.


Dicen algunos que el coraje y el entusiasmo no son suficientes, se atreven a decir que miles de corazones latiendo a una, en defensa de una pasión, no son nada y les niegan.
Los cazadores llevamos tiempo engordando estómagos, llevamos tiempo callados, pero llegó el momento de gritar basta, hartos ya de ser desangrados impunemente por unos y por los otros también. Se hablaba de cambios cuando lo único que se pretendía y pretende es cambiar a los unos por los otros para más de lo mismo.
¡Basta, basta y basta! Basta de líderes que no lo son, elegidos a dedo o a dedazo, sin otro mérito que el de la estrategia manipulativa del marketing, los me gusta comprados y el oportunismo más rastrero. Yo me quedo con los míos, con los de a pie de campo y monte, me quedo con el chaval gallego de quince años que se pagó el autobús de su bolsillo para acudir a una manifestación y que me decía «vengo aquí porque ésta es mi afición y forma de vida». Me quedo con el padre y el abuelo que alzaron la voz en Madrid el 5 de junio luchando por preservar para sus hijos y nietos un atisbo de libertad que le ha mostrado la felicidad más absoluta y verdadera a la cual todos tenemos derecho… si nos dejan. Me quedo con ellos… a sabiendas de que se puedan comprar baratas muchas conciencias que paseaban en solitario con la mochila del equívoco a la espalda, o que buscaban banderas prestadas donde refugiarse para hacerse la foto que vende. «¿Dónde estabas entonces cuando tanto te necesité?» ¿Acaso dando la mano a una administración que se erigía como nuestro verdugo? «Nadie es mejor que nadie…» pero tú supiste comprar al miserable y aprovecharte también de la buena fe del batallón.
Y, a pesar de todo, fueron ellos los que vencieron la primera escaramuza, fueron ellos y tú lo sabes, aunque se les silencie o se pretenda callarles, fueron ellos con su coraje, con su unión, porque son ellos los que viven y sienten una pasión de la que acaso tú carezcas. Sí, tú, como el que ha vendido a ese chaval gallego de quince años, que no ha luchado por preservar su derecho a disfrutar de la caza como ocurre en otras comunidades autónomas, precisamente tú que apareces ahora en el reparto de la tajada a espaldas del colectivo que habéis pretendido ningunear y tratar como meros borregos, un colectivo que sabe unirse y organizarse cuando las circunstancias lo requieren y que ha demostrado tener voz propia, voz popular, puro sentimiento sincero y fuerza, corazón… y eso… compañeros, eso… ¡no es ninguna fantasmada! Que no se le olvide a ninguno: Madrid 5 J. Vox Populi. Viva la caza y sus gentes. Somos y estamos.
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