En Castilla y León aumentan los problemas del lobo, pero se atisban soluciones

Castilla y León es la comunidad autónoma ibérica que mejor tiene solucionado el tema del lobo sobre el papel, pero —por el momento— no así en el campo.


Allí se suceden las lobadas, las manifestaciones y todo tipo de acciones a la desesperada como consecuencia de una pésima gestión que empuja a los pastores a abandonar la ganadería extensiva y a los cazadores a no poder cazar el cupo de lobos asignado, aun cuando la cosa parece que está cambiando y todos tenemos la esperanza de que el asunto dé un giro de 180 grados.
De esta forma, por el momento, los únicos que salen ganando son quienes invaden las redes sociales con la careta de a favor del lobo, aun cuando ya andan a trompazos entre ellos. Si bien es cierto que quienes se llevan el gato al agua en esta clase de ríos tan revueltos son quienes van de «»cráneos privilegiados justicieros”, ejerciendo de bomberos pirómanos para seguir chupando del bote con cojonosoluciones de esas que uno siente vergüenza ajena al leerlas. La Junta pone el dinero y los técnicos, mientras que ellos sólo aportan la piedra filosofal de antes, que la de ahora se llama Know-how. Oigan, que si les mandan que pongan ellos al personal, mucho mejor, pues experiencia en estas lides no les falta, por lo que precarizarían sueldos y con el diferencial de lo que no les pagan a quienes pisan monte se llevan un dineral sin pegar palo al agua, tal y como hacen en demasiados lugares.
Ellos, los cráneos privilegiados que sirven tanto al ecologismo como a los pastores o cazadores van a lo suyo, que es totalmente ajeno a lo nuestro. O sea, a: los pastores, cazadores, leñadores, y demás aprovechadores del monte. No obstante, muchos sabemos que están constantemente avivando el fuego del cazo virtual o tangible para la próxima ocasión o para que les contrate el vecino de al lado cumpliendo la misma función. Fuego que avivan a través de comisiones, coloquios, seminarios, nombramientos en mesas oficiales y mamandurrias por el estilo. Lo malo es que están involucrando a algunos funcionarios honestos que le están cogiendo gusto al tema, ignorando que practicando la tanatoestética no van a resucitar al muerto. Sobre todo, ahora que a Castilla y León se le ha caído o le han quitado la venda de los ojos y empieza a escuchar a los pastores, olvidándose de los falsos predicadores y demás impostores. ¿Cuántos lobos tiene una lobada? Cuando cualquier ente autonómico o nacional hable de censos de lobos, está mintiendo descaradamente, pues no se ponen de acuerdo EN EL MUNDO los distintos científicos en determinar el número de componentes de una lobada, ya que depende de muchos factores, tales como los existentes antes de criar, después de criar, durante el invierno, el promedio de lo citado, el lugar, los lobos solitarios, etc. etc.
Hoy por hoy no existe una forma consensuada de valorar las manadas, motivo este por el que todo mal llamado censo se puede criticar e incluso manipular, pero es mejor hacer un inventario de lobadas del que luego salgan ESTIMAS, que no hacer nada. Ya sé, ya sé que para esto —qué casualidad— se piden certificaciones externas que estarían en la misma situación. Pues insisto en que —por el momento— no hay un método científico consensuado. Es por lo que los más honestos hablan de entre tantas y cuantas manadas en una zona determinada. Y eso de contar lobos uno por uno es prácticamente tan difícil como llevar a un rebaño de gatos por una carretera. Se multiplican las lobadas por un coeficiente bueno o malo y ahí se acabó todo, que no es poco, dicho sea de paso. Los datos Antes de opinar en un asunto de estos hay que saber, saberse documentar. Y hay que hacerlo a través de: documentos oficiales, oficiosos, generalistas, sindicales y de personas de reconocido prestigio alejándose de quienes hacen publirreportajes o venden humo para, al final, decirte que ellos pueden hacerlo… o hacer Bodyshopping de guardas, contadores o lo que sea que es donde tienen los susodichos otro de los chollos (son los esclavistas de nuestros días).
El problema se empieza a arreglar sobre el papel, que no es poco A través de AGRODIGITAL y otros medios serios nos enteramos el pasado día 22-12-15 que el nuevo Plan de Conservación y Gestión del Lobo dice que: - Al norte del Duero el lobo es una especie cinegética. - Al sur del río Duero (que se le considera sumamente protegido) de acuerdo a lo establecido en la Ley 42/2007 de 13 de diciembre, del Patrimonio Natural de la Biodiversidad. O sea, que se podrá llevar a cabo el control poblacional por la propia Junta. - Se aclara el régimen de compensación de daños a la ganadería, incorporándose la indemnización directa al sur del río Duero cuando no concurra negligencia por parte del perjudicado. - Se informa que la Consejería trabaja desde hace semanas en la puesta en marcha de un seguro de responsabilidad suscrito por la Junta que permitirá agilizar notablemente el pago de las indemnizaciones por los ataques a la ganadería, y que se pondrá en marcha durante los cinco primeros meses de 2016. - En el nuevo plan también se modifican los órganos de participación y asesoramiento, creándose una Mesa del Lobo en Castilla y León donde no están todos los que son, ni son todos los que están, pero tarde o temprano ella misma se depurará. No se abaten los cupos de lobos que determina la Junta Tanto en batida como en espera, o de otras maneras, los únicos que conocen a fondo la forma de abatir los lobos son los pastores y no precisamente los expertos oficiales y oficiosos en el tema, pues a los pastores no se les permitía asistir a las capturas, siendo esta la única causa, y no otra, la de que no se hayan abatido los lobos asignados ningún año en Castilla y león.
La explicación y la solución, insisto, consiste en dejar participar a los pastores en las batidas. Es por ello por lo que los jóvenes de ASAJA en SALAMANCA y ÁVILA pidieron a la Junta de Castilla y León que autorice a los ganaderos de ambas provincias la participación en las batidas de control poblacional de lobos, al considerar que es la manera más segura y e?caz de actuar tal y como lo hacen en Vizcaya, sin ir más lejos. Así no ocurriría lo que en Salamanca, denuncia ASAJA, donde los celadores tardaron cuatro meses en abatir un lobo. Los celadores entenderán de todo un poco o mucho, pero ni son pastores ni son agricultores y mucho menos cazadores, salvo excepciones, claro. Pero no es el caso, pues quienes se han dedicado a hacer trabajos particulares sobre el tema lo han hecho utilizando los medios de locomoción de la Junta, el tiempo de la misma y… alguna cosa más que por el momento me callo… Lo malo es que se siguen creyendo que los vehículos son suyos ya que, teniendo otros cuarteles, hacen gala de mando y VEHÍCULO OFICIAL en su pueblo natal. Pero por regla general, los celadores de Castilla y León, salvo pequeñas —¡mínimas!— excepciones, son verdaderos guardianes del campo que no dudan en atender a las personas cuando lo necesitan, pues por desgracia puedo dar fe particular de ello y agradecerles de por vida su comportamiento para con mi humilde persona. Castilla y León, por fin, parece poner freno a la situación El tema del lobo es muy largo de explicar y yo aquí sólo he tratado de dar unas pinceladas remitiéndome a noticias, estudios, censos, etc. etc. para que cada cual se haga una composición de lugar. De momento la Junta ya no pone pegas a que acompañen a las batidas los pastores. Permite explícitamente el cebo en las esperas y quiere negociar con Bruselas. Pero mientras tanto quiere rebajar el censo de lobos a través de la caza en el norte del Duero en Castilla y León, y a través del control al mítico sur del Duero, dentro de su demarcación, claro. Y como con esto no va a ser suficiente, quiere cubrir el diferencial económico con un seguro explícito sobre el tema.
El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, ha asegurado que permitiría abatir lobos al sur del Duero y ya se han abatido. Es de agradecer que no vaya a humo de pajas. El detonante final El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones se ha encontrado con que la leche está por los suelos, el cerdo no tiene salida y hay miles de toneladas almacenadas. Y si lo antes escrito fuera poco, sabe de sobra que 56 ganaderos abandonan arruinados las ganaderías todos los días y focalizando el tema en Castilla y León ve la caída demográfica rural más acentuada ahora que nunca, que el tema del lobo ha propiciado que entre los grupos denominados ecologistas y similares anden a gorrazo limpio mientras atemorizan a los pastores. Que el exceso de lobos puede llevar a su extinción y ante las protestas, manifestaciones y otras acciones ganaderas sabe de sobra de lo que son capaces si se unen y ha puesto pie en pared. Eso es todo. Pero debe de quedar bien claro que ni un solo ganadero quiere erradicar al lobo. No. Quieren que los haya en su justa medida y que les paguen los daños y, si de paso logran echar de la zona a esos ácaros bipedestantes convertidos en guías turísticos no habilitados ni titulados y propietarios de hides fotográficos no autorizados, mejor que mejor.
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