España no elimina las especies exóticas

¿Ustedes creen que en unas cuencas hidrográficas contaminadas y mal gestionadas pueden vivir las especies que hubo hasta hace relativamente pocos años? Pues no. Y no es que lo diga yo, no, que también lo dijo Europa cuando en 2010 venció el plazo acordado y no se había hecho nada al respecto.


Sepan que en 2013 la justicia europea condenó a España por el retraso en entregar los planes de cuencas hidrográficas. En 2016 la Eurocámara pidió revisar la gestión del agua en España. El PP, socialistas y liberales descafeínan el proyecto de informe, que pedía inicialmente un cambio de gestión radical en España. RESUMIENDO: Tenemos unas cuencas hidrográficas mal gestionadas y unas aguas continentales contaminadas donde las pocas especies que pueden vivir son algunas, no todas, las alóctonas. Ese, y no otro, es el motivo de la pasividad y del acatamiento pero no ejecución de proceder de acuerdo con las normas de Europa. Tan severas para algunos casos y tan laxas para otros. A todo esto, los señores: ¿ecologistas? ¿animalistas? ¿entes físicos y jurídicos subvencionados?, no dicen absolutamente nada ante semejante canallada.

El problema se convierte en irresoluble cuando hay que dar de comer a las especies autóctonas, a las alóctonas de paso migratorio y a las que no migran y a las que crian en España.

Pero las diferentes administraciones se han dado cuenta de que si la Península se convierte en la tumba de nuestras propias aves y de las migratorias, tal y como están las cosas, hasta nos podrían echar de Europa por semejante descalabro y atropello a la razón. Sobre todo, después de estar advertidos por las autoridades europeas y por estar encima de ellos los cazadores y pescadores a quienes acosan para desestabilizarles y hacerles callar. No obstante, insisto en que las administraciones disponen, en este caso, como en otros de gravedad extrema, de los buenos servicios de los ¿ecologistas?, quienes son instrumentados para ganarse sus subvenciones haciendo lo que les mandan sin cuestionarse si están siendo utilizados o no. Estos sujetos, incalificables, colaboran activamente en acciones funestas disfrazadas de probas y competentes operaciones medioambientales.

¿A que lo que les termino de escribir en el párrafo anterior les ha parecido grandilocuente? Pues bien. No es así. Pudiera haber pecado en la forma, pero no en el contenido.

Para que España siga siendo parada y fonda de las especies migratorias anátidas, se necesitan unos recursos naturales en los diferentes humedades y demás aguas continentales de los que carecemos si no recurrimos a las especies alóctonas, y aun así, nos quedamos cortos por una contaminación acuícola a la que no ponemos remedio. O sea, que la eliminación de especies exóticas se cumple, pero no se ejecuta.

Y con el catálogo español de especies exóticas llegó el escándalo

La caza de anátidas se ha convertido en España en una excepción que en muchas autonomías ha pasado a ser casi una erradicación. Se restringen las especies. La administración se vale de una burocracia abusiva, rocambolesca y sin fundamento para poder pescar en ríos y humedales, a estos últimos los declaran figuras especiales para no permitir su caza y mucho menos su pesca totalmente alóctona. Resumiendo, están estrangulando tanto la caza de acuáticas, que ya casi está abolida. ¿Y debido a qué lo han hecho y lo siguen haciendo?: Pues para convertir los humedales en lugares donde se puedan contemplar y fotografiar cantidad de aves tanto autóctonas como alóctonas, pero… esas aves tienen que comer todos los días.

Imagínense que aplicáramos a rajatabla —que tiempo y medios hemos tenido— la erradicación de los cangrejos rojos (Procambarus clarkii) y la de los señales (Pacifastacus leniusculus). Pues bien. ¿De qué se alimentarían las aves de los humedales donde no se puede cazar ni pescar y la administración los vigila para que nadie coja ni un solo cangrejo? Pues el somormujo lavanco, el zampullín, las gaviotas en sus múltiples variedades, los cormoranes, las fochas, las pollas de agua, las cigüeñas, etc. etc. lo pasarían mal, y ni enumerarles en este post quiero incidir sobre las migratorias convertidas en plaga y los tremendos daños que ocasionan a la agricultura en sus diversas vertientes, pero como ejemplo tenemos a los ánsares, las torcaces o los tordos pintos. Pero no sólo de cangrejos viven las aves acuáticas que hay que enseñar a los turistas que visitan los humedales convertidos en verdaderos corrales. También necesitan lucios, percasoles, carpas, percas y demás especies que no necesiten repoblaciones —que se sepa de ellas, claro—.

En lo que a la trucha arco iris se refiere, todas las naciones, menos España, la han considerado como especie asimilada en aras de que se siga pescando la citada sin incidir en la autóctona. Luego vendrá algún iluminado gubernamental y nos hará el gran favor de permitirnos lo que los demás han instrumentado en aras de salvaguardar la trucha autóctona.

Jamás la administración cumplirá lo acordado en el CATALOGO DE ESPECIES ALÓCTONAS como consecuencia del aguante que estas tienen en aguas totalmente contaminadas. Y aun así, las aves cebadas suelen enfermar de botulismo año tras año. La osadía y la noticia mendaz llega cuando en algunos parques se echan las manos a la cabeza y dicen haber dado con cojonosoluciones que funcionan muy bien sobre el papel, pero no en los humedales.

Dejan cazar en parte en la Albufera Valenciana (faltaría más) y de forma meramente testimonial y bajo estrictos controles en muy contados días en Las Lagunas de Villafáfila (Zamora) y en La Laguna de la Nava (Palencia). Cazar, dejan poco; pero pescar: NADA. Menos mal que para avalar afirmaciones tales dispongo de una buena colección de fotografías hechas por mí.

Es evidente que tanto las aves como los peces o los cangrejos están acostumbrados a vivir en aguas sumamente contaminadas. Pero lo malo es cuando esas aves alóctonas se convierten en plaga y en vez de migrar se quedan entre nosotros para zamparse las muy valiosas especies en declive tales como por ejemplo la trucha autóctona. Trucha que el cormorán no sé ni cómo ni cuándo se ha aprendido los lugares de freza y hace verdaderos escarnios, pero como no está incluido en el listado de especies cazables, se caza a la chita callando con permisos oficiales autonómicos o se lo encargan a matabichos profesionales. Pero los resultados no son los deseados, pues van a más, cada año crían más en España.

Otro de los problemas es cuando la sobreabundancia de especies autóctonas o aloctonas está desnivelada e incide negativamente sobre poblaciones vulnerables o sobre especies ganaderas no estabuladas. Tenemos el caso de las cigüeñas, de los buitres leonados. Muchos de ellos —los buitres, cigüeñas y gaviotas— se nutren en los basureros tanto en cuanto se procede de acuerdo con lo acordado en Bruselas, pero como ni los basureros dan abasto a tantos y tan fieros elementos, a los buitres se les construyen comederos con un coste desmesurado en el análisis y traslado de los desperdicios del ganado de consumo humano y venatorio así como de sus desperdicios.

¿Cuándo lo alóctono se convierte en autóctono?

En el caso de los vegetales es más fácil de cuantificar como consecuencia de que constantemente se están introduciendo especies que algunas de ellas son transgénicas. De todas las maneras, el hombre siempre ha estado haciendo injertos y selecciones naturales que al final dieron a muchas especies tanto vegetales como animales un giro de 180 grados.

¿Qué hubiese sido de nosotros sin las patatas, los pimientos o los tomates?

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