Ferias de caza

Pasados unos meses de la ‘Semana de las Ferias’, como ya se ha bautizado a esa primera semana de marzo, creo que deberíamos todos, poco a poco, reflexionar en cómo se producen y afectan al panorama cinegético de este bendito país.


Una feria, de toda la vida, es un evento en el que cada cual expone sus productos o lo que tiene que ofrecer al conjunto de la sociedad en la que se expone. Es decir, si yo vendo escobas las llevo y las ofrezco en la plaza del pueblo por la que deambulan matronas que las usan y que pueden estar interesadas en ellas. De ningún modo se me ocurriría ofrecerlas en una feria de aspiradoras de limpieza industrial. Pues, del mismo modo, tenemos dos ferias de caza bien determinadas. Una es, o al menos intenta transmitir eso, una fiesta, un lugar de reunión en el que, aparte de poder comprar esos accesorios que no encontramos en la armería de nuestro pueblo o ciudad, podemos ver en primera persona otras formas de caza, otros modos y otras gentes, incluidas otras especialidades gastronómicas. Se puede tomar un tentempié mientras que se ven los venados de otros países y, si somos capaces de ahorrar un dinerito, nos pueden llevar a cazar a otros continentes. Hay algún tipo de atracciones o demostraciones en las que puedes aplaudir o corregir, incluso, a los que las celebran. La otra feria es parecida, ni mejor o peor, solamente menos participativa y en la que clientes habituales de los expositores van a visitar a estos para ver las novedades y mantener viva la relación que se crea entre cliente y cazador o guía. No se puede comprar ese cascabel que nos falta ni el bozalillo para los hurones y las armas que podemos ver, la mayoría, se nos escapan de presupuesto. No quiero con esto que estoy diciendo juzgar; solamente quiero hacer ver que, al menos para mí, son distintas. Quizá porque participé activamente en las primeras Game Fair hace ya mil mundos, pero creo que las ferias han de ser algo dinámico, en lo que veas y conozcas algo nuevo, aunque solamente sean matices. Donde puedas conocer directamente un perro de rehala o cómo se enseña a uno de muestra a respetar ésta. Como a todos me impresionan los grandes safaris y las armas de artesanía, pero seamos realistas: a las ferias se va con la ilusión de feriar algo y no a ver cómo van a disfrutar los que pueden hacerlo. Podemos encontrar alguna oferta interesante, pero sigue siendo un honroso escaparate para ver y mirar. Corren rumores de que se van a unir porque hay expositores que se quejan de la duplicidad de stands que tienen que hacer y yo no alcanzo a ver cómo puede ser tal unión sin que unos u otros pierdan, porque está claro que cada una tiene su público y que va a ser difícil que ambos se sientan a gusto plenamente y, seguramente, se perdería el ambiente festivo. Veremos.
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