El Cazador Conservador

Inicio este blog para comunicar mis experiencias, como gestor de caza y como investigador en el manejo y gestión poblacional de la fauna silvestre.


Cuando en un territorio hay muchas limitaciones al ejercicio deportivo de la caza, es que han fallado muchos aspectos en la gestión medioambiental. La caza es el mejor testigo de la salud de los montes. Y el cazador, siempre conservacionista, es el primer interesado en el cuidado de la naturaleza, porque los espacios naturales hay que cuidarlos no solamente con prohibiciones. Cuando el monte enferma, por ejemplo por su crecimiento indiscriminado, o por el caso inverso de la desaparición de la cubierta vegetal, lo primero que se resiente son las especies cinegéticas. Aparecen inmediatamente las normas restrictivas para la caza, lo que es irremediable y así debe ser. Pero no hay voces que denuncien el desequilibrio ecológico que produce la abundancia de alimañas, de emboscada o aéreas. Sin acciones del hombre se llega a la casi desaparición de la caza en la mayoría de los cotos rurales, la frase del cazador deprimido de «No hay nada» es un tópico trágico. En este blog buscaremos la ética y la estética que hay en el Arte de Cazar. Por lo tanto son objetivos irrenunciables para el cazador:
- Respetar a las personas que trabajan, o disfrutan, del monte. - Cuidar y conservar el medio ambiente natural. - Buscar lances bellos. - Defender los derechos de cazador.
Es decir, que sería deseable que siempre que un cazador termina su jornada deportiva, los oriundos le despidieran con afecto, deseando que vuelva pronto a visitarlos. Que en el monte no se hubiera notado su huella; y que los lances de caza queden grabados en la memoria tanto por su belleza dinámica y el valor estético de la pieza de caza, como por la emoción que ese lance le ha producido. Y esta emoción daría paso a otra, la emoción de la espera, si el cazador sabe que por la buena salud del entorno repetirá esa vivencia vitalista que es cazar.
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