El reclamo, una trampa

La caza de la perdiz con reclamo siempre me pareció una traición más que una tradición, una muerte por la espalda. Si algo semejante ocurriera entre humanos, salvando las distancias, hablaríamos de cobardía. Porque la caza de perdiz con reclamo no es un lance en buena lid. Y por eso no frecuento la jaula.


Sé que éste es asunto delicado, y por eso precisamente me mojo, porque aquí estamos para opinar de lo delicado. Y lo difícil es decir aquí que el reclamo me parece una traición, una trampa diseñada para capturar a los más bravos y encelados del campo, precisamente. Supongo que esos perdigones serán mártires dentro de su especie. El reclamo tiene indiscutibles ventajas si se aplica como un método selectivo, pero todos sabemos que no suele ser el caso, ni mucho menos. En Francia y en alguna isla balear, se emplean los reclamos para capturar perdices vivas y realizar una selección. Eso sí, pero de lo que estoy hablando es de otra cosa. Pero que no defienda el reclamo no quiere decir que crea que esta modalidad tenga que abolirse, como un buen integrista del ecologismo seguramente malinterpretaría. Aunque no defienda esta caza, yo la respeto, pero si son jauleros y lo que esperan es comprensión, a mí que no me pregunten. Porque no hay mejor tradición que la de ir de frente. Digo yo. Y ahora, al hilo de las encuestas: ¿usted qué opina?
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