Finca cerrada en Sevilla

La codicia convierte al cazador en furtivo. Y la codicia es la que ha motivado el cierre de una finca gestionada por la sociedad de cazadores de Huévar del Aljarafe, en Sevilla, por parte de la Consejería de Medio Ambiente.


La "policía ambiental" de la Junta de Andalucía halló hace unas semanas dos jaulas trampas, cuatro cepos, 24 costillas, una varilla de lazo y cinco lazos simples en la finca "La Vacante". Algunas malas artes estaban dispuestas para la captura, otras se hallaban en las instalaciones de la finca. Así que, al amparo de la Ley de Flora y Fauna Silvestres, ha suspendido la caza en el paraje. Ha sido una finca, pero son muchas. Los cebos envenenados, los lazos, las trampas... son una realidad en nuestros campos. Los que solemos salir a caminar, a pasear, en estos días de invierno, los encontramos a menudo. Y no sólo para capturar alimañas, algunas en serio peligro de extinción (¡y a eso le llamarán gestión cinegética!), sino también en las bocas de las madrigueras para secarlas de conejos. Para ellos, desalmados, sólo se me ocurre una palabra: sinvergüenzas.
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