En otro espacio de esta misma página de inicio, que tan amablemente nos cede Club de Caza a las revistas del sector para que podamos colocar los contenidos del mes, en el enlace con la revista Caza y Safaris del mes de septiembre —imploro sus disculpas por este ‘asalto’ tan propagandístico como necesario— hay colocado un pequeño avance de un reportaje con título idéntico al de esta humilde columna.
Si me atrevo a dar esta explicación, no es sino por la necesidad perentoria que tengo de hablar de algo que, desde el mismo instante en el que recibí las primeras fotos, ha provocado en mí un tremendo aluvión de sensaciones, contradictorias en muchos casos, bastante desoladoras, lacerantes, desgarradas, muy tristes… y alguna que otra lágrima furtiva.
Por ponerles en antecedentes, les diré que a raíz de conocer, casi por casualidad, una noticia —publicada en la sección de internacional de esta misma página el pasado 22 de junio bajo el título Tremendo mazazo a los elefantes— sobre un lugar remoto, pero conocido, de África, llamado Zakouma —en la tan hermosísima como desolada República del Chad—, me quedé bastante impresionado y me propuse, en la medida de mis limitadas posibilidades, dar a conocer, mediante un reportaje, la realidad cotidiana de muchos, la mayoría por desgracia, de los rincones de esa bendita tierra africana.