Ayuda del perro en el trabajo del Programa Reservas de AEPES

Aunque todo el mundo sabe que existen los ‘guardas’, los ‘de verde’ o los ‘de medio ambiente’, pocos conocen realmente lo que hacen, y ese desconocimiento lleva al atrevimiento de no valorar en su justa medida las tareas que se desempeñan y los resultados de su labor. Con esta pequeña aportación intentaré contribuir a romper esa impresión estereotípica, exponiendo someramente el trabajo que desarrollan en la Reserva de Caza.


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Aunque lo ideal sería acompañar en su jornada diaria a alguno de ellos y comprobar in situ tanto los ratos de satisfacción por el logro de un buen trofeo de macho montés en un rececho como los de sufrimiento por el frío, la lluvia, la nieve, el calor, la dureza del terreno o por la impotencia de encontrar algún animal muerto a manos del furtivo ladrón.

Ayuda del perro en el trabajo del Programa Reservas de AEPES

Alberto de Pablos y Brezo.

Un trabajo necesario

El trabajo diario que desempeñan los Agentes y Vigilantes de la Reserva de Caza a lo largo del año va cambiando con las estaciones. De la misma manera, no hay dos días iguales en La Sierra. No sólo se desarrollan trabajos relacionados con la cabra montés o con la cinegética. Donde hay caza hay mucho más, podemos decir que todo el trabajo va enfocado a conservar lo que tenemos en el territorio, por supuesto, la caza, pero también todo lo demás.

Estamos en una reserva de caza creada por y para la cabra montés, y una de las tareas que resume gran parte del trabajo realizado a lo largo de los años son los resultados de los recechos, ya que lo que queda, nos guste o no, como imagen perdurable de una buena gestión de la reserva es la calidad de los trofeos obtenidos.

Ayuda del perro en el trabajo del Programa Reservas de AEPES

Brezo recechando.

El perro de sangre en el rececho

Los recechos, en esta reserva, se realizan desde septiembre hasta abril. En las jornadas en las que se caza a rececho se queda con el cazador al amanecer generalmente y, después de comprobar que su necesaria documentación está en orden, salimos al cazadero. El trabajo principal en el rececho es hacer de guía con el cazador buscando la pieza, una en concreto, y esto supone muchas jornadas previas valorando el trofeo, la edad, el estado del animal y localizando la zona de la sierra donde tiene sus querencias.

Si todo va bien el cobro es inmediato, pero en unas pocas esto no es así, y el animal en su huida desaparece herido

Cuando se ha localizado el ejemplar que hemos decidido abatir, y tras la aproximación al mismo, el cazador realiza el disparo (bala o flecha). Si todo va bien el cobro es inmediato, cosa que ocurre en la mayoría de las ocasiones. Pero en unas pocas esto no es así, y el animal en su huida desaparece herido.

Aquí es donde interviene el perro de sangre que nos ha acompañado durante todo el rececho. Gracias al perro podremos cobrar ese animal por el que el cazador ha realizado un gran esfuerzo físico y económico, además de desplazarse hasta aquí desde muy lejos a veces, para cazar una pieza única y exclusiva de la Sierra de Gredos.

Ayuda del perro en el trabajo del Programa Reservas de AEPES

Suelas trazadoras entrenamiento.

Un compañero más

Desde AEPES se está fomentando el uso de este auxiliar importantísimo en la caza, a través del Programa Reservas de AEPES. Fue cedido un cachorro de teckel a un vigilante de nuestra reserva. El perro era de procedencia checa, de líneas de trabajo. Brezo es su nombre. Este cachorro, una vez adiestrado en el rastro de sangre por nosotros, quedó como un compañero más de trabajo en la Reserva. Con el perro, además de evitar que se pierdan en la sierra animales heridos que nos ha llevado mucho trabajo previo localizar y de un valor incuestionable, impedimos también sufrimientos inútiles.

Con el perro, además de evitar que se pierdan en la sierra animales heridos, impedimos también sufrimientos inútiles

Como resumen de todas las tareas, y también por ser la que más horas consume en el cómputo total de nuestro trabajo, está la vigilancia, vigilancia de todo lo que se mueve en La Sierra, pero, de manera especial, de las monteses: dónde están, cuántas, cómo están, y en los machos, por su gran valor, es imprescindible conocer los mejores animales de manera perfectamente individualizada.

Toda esta vigilancia se desarrolla a pie, ya que las pistas son pocas y el vehículo se deja pronto y a poca altitud. Estamos en la cara sur de Gredos donde, a lo largo de muchas jornadas, se superan desniveles de más de 1.000 metros.

He descrito sin mucha profundidad nuestro trabajo en la Reserva de Caza La Sierra (Cáceres, Extremadura) pero en otras reservas o cotos de España los guardas realizan, con diferentes especies cinegéticas y en diferentes terrenos, trabajos similares en los que el perro de sangre debe tener el mismo papel protagonista.

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