Detectados en Navarra cruces de cerdos vietnamitas con jabalíes

El artículo 4 de la Ley de Protección y Gestión de la Fauna Silvestre y sus Hábitats establece que las administraciones publicas deben de evitar la introducción y proliferación de especies, subespecies o razas geográficas distintas a las autóctonas, en la medida que puedan competir con éstas, alterar su pureza genética o producir desequilibrios ecológicos.


Sin embargo, de unos años a esta parte en varias comunidades autónomas, y en particular en Navarra, se está detectando la introducción ilegal de ejemplares de especies alóctonas susceptibles de causar una grave afección al medio ambiente y a nuestras especies autóctonas con estas liberaciones descabelladas, siendo el origen de este problema, por ejemplo, los grupos ecologistas que sin control ni autorización alguna han soltado castores en los ríos navarros, coifus en el Baztan, o visones al asaltar granjas; o incluso de origen por ahora desconocido y que se está investigando, como es el reciente caso de los muflones que desde hace varios años se están viendo por los montes de la Valdorba. Ciudadanos, que con una gran irresponsabilidad por su parte, abandonan en el medio natural sus mascotas, como cotorras, mapaches, coatís, galápagos, tortugas, peces exóticos, carpas china o cangrejos señal que la Administración Foral soltó hace años en nuestros ríos causando un grave daño a los cangrejos autóctonos, o como es el caso de este artículo, cerdos vietnamitas que, comprados como mascotas, son abandonados en el monte cuando crecen y no saben qué hacer con ellos.

Una de las introducciones que reviste mayor gravedad es el caso de los cerdos vietnamitas que es una especie doméstica, ya que se puede cruzar, y de hecho ya se han constatado que ello se está produciendo, hibridándose con las poblaciones de jabalíes que habitan en nuestros montes. De hecho ya hay cazadores que han constatado en los campos ejemplares de este tipo de cerdos asiáticos, así como de sus cruces con jabalíes, que se llaman cerdolís. El origen está en unas pequeñas y mansas mascotas que en cuestión de meses se transforman en animales enormes imposibles de mantener en un piso. Los dueños se deshacen de ellos en el campo y aquí comienza el problema.

Juan Jose García Estévez, veterinario de Aran Navarra Servicios Ambientales, comenta al respecto de los problemas que estos animales y sus cruces con jabalí pueden causar al Medio Ambiente: «En primer lugar que se pueden cruzar con los jabalíes de nuestros montes, y de hecho lo están haciendo, ocasionando un grave perjuicio a una especie autóctona tan salvaje y tan característica de nuestros montes como es el jabalí. Además de ello, tienen muchas más crías que los jabalíes, comen mucho más, causando muchos más daños en los cultivos, pudiendo ser atropellados en las carreteras, no teniendo utilidad culinaria ni cinegética por su falta de salvajismo».

Por ahora es un tema muy puntual, pero se va a ir extendiendo por Navarra y ahora es el momento de actuar

Jesús Irazola, de ADECANA, opina que «en otras autonomías se ha tardado en reaccionar. Esperemos que en Navarra se actúe lo antes posible, ya que si esto se extiende va a suponer una debacle para el jabalí». Jesús afirma que no son especies cinegéticas, por lo que de oficio Medio Ambiente es el que tiene que actuar, y más cuando esto se ha denunciado desde hace tiempo, debiendo dar a los cazadores autorizaciones excepcionales para todo tipo de animales hibridados con especies salvajes antes de que proliferen, degeneren y se extiendan y los problemas se vuelvan irreversibles. «Si degenera el jabalí, se perderá el interés por su caza, ya que el cazador valora la astucia y agilidad del jabalí salvaje y no le interesa abatir, que no cazar, animales mansos».

Como está ocurriendo en otras Comunidades, ADECANA tiene datos y evidencias de que en Navarra estos cruces se están empezando a desarrollar, alertando de que si esto no se paraliza a tiempo puede suponer la pérdida de la identidad genética del jabalí ibérico.

Carlos Irujo, Presidente de ADECANA, indica que «aunque estamos en un estado inicial de este problema, ahora es el momento de que Medio Ambiente proceda a actuar, ya que si no se procede con urgencia luego será demasiado tarde». Irujo afirma que «tenemos constancia de que este problema existe en varias zonas de Navarra, como en los alrededores de Pamplona, destacando que uno de los focos de mayor peligro radica en Urraul Alto, donde una comuna de personas que ha ocupado ilegalmente parte del Patrimonio que el Gobierno de Navarra tiene en Aizqurgui, ha vallado parte del mismo, y a pesar de que estos hechos han sido denunciados desde hace años, han llevado allí un rebaño de cerdos vietnamitas que campan a sus anchas por los montes de la zona. Cazadores de la zona afirman que tienen constancia de que ya se han visto algunos ejemplares cruzados con jabalíes, pero como no están incluidos en la orden de vedas no pueden abatirlos.

La familia Delibes es autora de un trabajo pionero sobre los ‘cerdolís’

Sostiene Adolfo Delibes que «la convivencia con los jabalíes ibéricos no es la peor consecuencia; la verdadera amenaza es la hibridación entre ambos: el cerdolí, como ha sido bautizado en la Comunidad Valenciana, la región más afectada». En palabras de Miguel Delibes Mateos, del Instituto de Estudios Sociales Avanzados de Córdoba y sobrino de Adolfo, «puede suponer la pérdida de la identidad genética del jabalí, entre otros efectos ecológicos importantes».

Este joven biólogo y su tío son autores de un trabajo pionero. Tras ver cerdolís en una cacería en Valladolid y después en Castrillo de Oniela (Palencia), tío y sobrino comenzaron su búsqueda.

Estos técnicos afirman que el resultado de la hibridación entre las dos tipologías es un espécimen extraño. Su morfología depende del gen dominante. Es algo más pequeño que la especie autóctona y no llega ni mucho menos a los 100 kilos que puede pesar un jabalí. Sus patas son muy largas y en ocasiones tiene bastante pelaje, aunque más oscuro. Otras veces carece por completo de pelo. El morro es la parte más variable: los hay chatos de tipo asiático o larguísimo y fino. «Absolutamente grotesco», lo define un experimentado cazador.

Esto puede suponer una catástrofe ecológica. Su presencia pone en peligro la pureza genética de nuestros jabalíes autóctonos. Sin miedo al ser humano aumenta el peligro de que produzcan daños en la agricultura. También provocarán accidentes de tráfico. Y todo por no tener un poco de cabeza sus dueños.

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