El lince ibérico, en vías de recuperación

Viven en el mundo 36 especies de felinos salvajes y ninguna está tan próxima a la extinción como el lince ibérico. Tiene un área de distribución muy restringida, cuenta con muy pocos ejemplares y es un especialista de hábitat y alimento, lo que implica que difícilmente podrá hacérsele cambiar, si es que intentáramos adaptarlo a vivir en otros lugares o comiendo otras presas. Pero, por el momento, los planes de recuperación puestos en marcha en los últimos años poco a poco van teniendo efectos positivos. Todo ello tiene, indudablemente, una importante repercusión conservacionista.


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Hace aproximadamente un millón de años, los hielos que avanzaban desde el norte, en un período glacial especialmente intenso, encerraron a una población de linces en el sur de la península Ibérica, entonces se llamaba Iberia. Allí encontraron a los conejos y evolucionaron con ellos hasta hacerse especialistas en su captura. De este modo se originó el lince ibérico y esa dependencia de los conejos y del monte mediterráneo, donde los conejos han vivido siempre, constituyen tanto la singularidad de esta especie de lince como su posible tumba o no, si se ponen en marcha soluciones. Las razones no son otras que, por un lado, la pérdida de monte debido a repoblaciones, obras públicas, segundas residencias, etc., y por otro, la enorme disminución de la abundancia de conejos.

En relación con los conejos, hay que decir en la segunda mitad de los años cincuenta llegó al Estado Español la mixomatosis, una enfermedad vírica propia de conejos sudamericanos que había sido introducida en Francia. El virus del mixoma acabó con aproximadamente el 90% de los conejos. Los linces, entonces, que ya llevaban tiempo disminuyendo, sufrieron un fuerte revés. Treinta años después, cuando los conejos habían sido capaces de desarrollar una cierta resistencia a la mixomatosis, un nuevo virus, en esta ocasión parece que involuntariamente llegado de China, repitió la historia: poblaciones enteras de conejos se han perdido a causa de la enfermedad hemorrágica.

El conejo, la comida del lince

Se diría que los linces ibéricos son víctimas de una maldición. Durante siglos han sido objeto de caza legal e ilegal, voluntaria e involuntaria. Se apreciaba su piel y en algunos lugares también su carne, se los mataba como a otras alimañas. En el último cuarto del siglo XX, sin embargo, se protegieron lugares donde se intentó que todas esas prácticas fueran erradicadas y, por tanto, cabía esperar que se transformaran en auténticos santuarios de linces. Tal fue el caso de Doñana, de Cabañeros, de Monfragüe o de Despeñaperros, por citar algunos de ellos. Pero el conejo, la comida del lince, ha desaparecido de esos presuntos santuarios y como consecuencia, el lince ha ido para atrás.

Pero no todo son malas noticias para el plan para evitar la extinción del lince ibérico. A pesar de la mala situación del conejo en Andalucía en los últimos años y que cada vez mueren más ejemplares atropellados por la inacción de las autoridades, hay motivos para el optimismo: los planes puestos en marcha en los últimos años están dando sus frutos.

Situación actual

En el año 2002, se puso en marcha el proyecto Life Lince, para el nacimiento de ejemplares de lince ibérico en los centros de cría en cautividad del Programa de Conservación Linx ex-situ en Andalucía, Extremadura y en Portugal. El citado programa contó en 2015 con 23 parejas reproductoras. De ellas, cinco se han formado en el centro de Zarza de Granadilla (Cáceres); cinco más en El Acebuche (Huelva); una en el Zoobotánico de Jerez (Cádiz); seis en La Olivilla (Jaén); y seis en el centro de Silves (Portugal).

Actualmente, está en vigor el proyecto Life Iberlince para el período 2011-2016. Iberlince es el tercer proyecto Life aprobado por la Comisión Europea que apuesta por la conservación del lince ibérico. Tras los resultados obtenidos en el proyecto Conservación y reintroducción del lince ibérico en Andalucía (2006-2011), Portugal y cinco administraciones españolas se han sumado a este proyecto de carácter trasnacional, apostando por la conservación de esta especie emblemática y su hábitat, como nunca se ha hecho antes. Extremadura, socio participante en el anterior proyecto, Castilla la Mancha, Región de Murcia, Organismos Autónomo de Parques Nacionales y Consejería de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca junto a Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía, apuestan por la recuperación del área de distribución histórica del lince.

Los linces ahora están controlados y cuidados por cazadores como si se tratasen de parientes bien avenidos

En la actualidad España cobija 400 ejemplares en libertad, cifra todavía reducida si consideramos que al año mueren 20-25 ejemplares atropellados por los coches. Al haber desaparecido el conejo de las zonas tradicionales se ve obligado a desplazarse, con el peligro que ello conlleva al cruzar las carreteras. El caso es que los linces ahora están controlados y cuidados por cazadores como si se tratasen de parientes bien avenidos. En definitiva, que el sistema funciona.

Una pieza también importante en la clave de este éxito ha sido la firma de convenios con la propiedad privada, lo que ha permitido trabajar en dichas zonas, pero sobre todo ha posibilitado crear un clima de entendimiento entre todos los agentes implicados en la conservación de este emblemático felino.

El objetivo general del tercer proyecto Life es conseguir un número de linces y de poblaciones linceras que permita proponer a la Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza (IUCN) pasar al lince ibérico de la categoría de amenaza de en peligro crítico a en peligro. Y como objetivos específicos, plantea incrementar el número de ejemplares al menos a 70 hembras territoriales en Sierra Morena (50 en Andújar-Cardeña, 10 en Guadalmellato y 10 en Guarrizas) y 25 en Doñana-Aljarafe; identificar y preparar 5 nuevas áreas de reintroducción en Portugal, Castilla-La Mancha, Extremadura, Murcia y Andalucía, con capacidad suficiente para conseguir poblaciones de lince ibérico autosostenibles; y establecer 4 nuevas poblaciones de lince ibérico con 5 hembras territoriales por área en Portugal, Castilla-La Mancha, Extremadura y Andalucía.

Desde el año 2009 en que comenzaron las reintroducciones, las primeras dentro de Andalucía, Guarrizas y Guadalmellato, hasta las últimas de Sierra Morena Oriental realizadas el pasado 17 de junio, han sido liberados un total de 170 ejemplares, de estos 29 procedían de animales capturados en el campo y 141 de ejemplares nacidos en los centros de cría de El Acebuche, La Olivilla, Granadilla, Silves y en el Zoobotánico de Jerez.

Los planes de recuperación puestos en marcha en los últimos años son ya la última oportunidad para el lince

Masiega y Melojo, son los dos nuevos ejemplares de lince ibérico que han sido liberados el pasado 17 de junio en el área de reintroducción de Sierra Morena. Se trata de la última de las sueltas previstas a realizar durante el año 2016, que ayudará a reforzar las poblaciones actuales de lince ibérico en Castilla-La Mancha.

Sin duda, los planes de recuperación puestos en marcha en los últimos años por distintas comunidades autónomas y el Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente (MAGRAMA), son ya la última oportunidad para el lince. Cabe exigir que la conservación de la especie prime sobre otros objetivos.

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