A todos nos coge fríos en cuanto a tiro por ser la primera pieza de la temporada de menor. Hasta no hace demasiado era la media veda, pero ahora en muchas zonas es el conejo nuestro primer objetivo. Y por ello precisamente es prudente y recomendable que el cazador se prepare aunque sea de forma básica para entrar con buen pie en esta temporada estival, llevando mecanizada ya la dinámica de encare y seguimiento para cuando el rabicorto salte por delante o se escurra entre las esparteras.
Miguel F. Soler | 13/08/2010
Lo primero que hay que realizar antes de salir a las primeras cacerías es una rápida puesta a punto. Sabemos la eficacia del entrenamiento de una cancha de compak o de recorridos tirando a platos de conejo, esto moldea muy bien nuestra dinámica de tiro necesaria para tirar rabicortos, pero la realidad es que no siempre tenemos un campo donde entrenar y no todos admiten que tires varias series a la misma máquina.

Por ello tenemos que agudizar el ingenio y provocar el cambio de dinámica de tiro necesaria para que podamos cazar conejos en las diferentes modalidades de verano ganando rendimento a nuestros disparos, pensemos que quien deja al azar, a «sé de sobra cómo tirar», a menudo pierde muchos lances aprovechables y otros en los que acierta lo hace a veces de casualidad. Si no somos conejeros al 100% debemos impulsar ahora un cambio necesario y es el de sacar el movimiento de encare desde una posición de guardia baja, justo la que mantenemos mientras vamos caminando por el campo en espera de que salte un conejo a buena distancia.
Y debo insistir, esto, de no estar debidamente mecanizado, provoca encares incorrectos y disparos bajos, por lo que hay que ejercitarse en casa, con la escopeta descargada, y realizando encares hacia el suelo, no hacia el frente que es lo habitual en este tipo de entrenamiento frío o en vacío.

Unos ejercicios previos muy sencillos
1- Situados con la escopeta en guardia baja, las manos bien situadas tanto en el guardamanos como en el pistolet o garganta de la escopeta, busquemos una referencia en el suelo de la habitación donde estamos —lo más cómodo es una esquina entre dos paredes, o mejor aún, una pelota de tenis que iremos moviendo de lugar cada varios encares—, e iniciamos el movimiento coordinado de encare, lento, muy lento.
2- Se trata de ir elevando la escopeta pero sin llevar la culata rápido a la cara, lo primero, con la culata separada del cuerpo a la distancia habitual, es dirigir la boca del cañón hacia donde apuntaremos, y a continuación completar el movimiento hasta aculatar, ¡ojo!, sin que la cara baje buscando la culata —error muy habitual en disparos a conejos—, la culata debe subir a su encaje en el hombro, con el lomo tocando nuestro pómulo.
3- Tras los primeros encares lentos, y tras comprobar que ya estamos centrados y comenzamos a mecanizar este forma de encarar —que no es nueva, lo que pretendemos es refrescarla ahora—, seguiremos encarando pero con los ojos cerrados. Esto nos permite controlar mucho mejor que no bajamos la cara ni forzamos el cuello. Al terminar el encare, abrimos los ojos y comprobamos si lo hemos realizado correctamente; cinco, diez minutos cada tarde, y notarernos cómo la técnica se pone a nuestro favor en las próximas jornadas.
4- A continuación debemos abordar otro ejercicio, que consiste en encarar y seguir. Imaginaros un conejo corriendo, debemos girar el tronco, y realizar este movimiento a derecha e izquierda, repetidas veces. Se trata de hacerlo todo bien y mecanizarlo, pensemos que en cuanto salgamos de caza lo debemos hacer bien pero de forma más inconsciente, estaremos totalmente centrados en la carrera y regates de la pieza.
El gancho: un disparo técnico
Éste es el caso en el que el cazador puede permitirse en la inmensa mayoría de los lances encarar bien y adelantar como debe, y así y todo, se fallan muchos disparos por querer amarrar tirando demasiado cerca, o por lo contrario, probar con los que se mueven todavía demasiado retirados. En los ganchos podemos ocupar una postura mientras otros compañeros baten hacia nosotros. Si cazamos a buena hora muchas piezas se escapan por delante y por los laterales más querenciosos.
Por ello, en estos ganchos o batidas de conejos en verano se tira a varias distancias y en diferentes ángulos, pero en la mayoria de los casos el cazador puede ejecutar bien el lance, tiene espacio y tiempo para ello, luego no debe permitirse aquí dejarse llevar por las dudas o los nervios y tirar bajo, que es lo que suele suceder. Y quizás sea en estas batidas donde más nos damos cuenta de la importancia de apuntar según veamos más o menos banda de nuestra escopeta, hay cazadores que fallan por alto o por bajo cuando en teoría «apuntan bien», de ahí que en los ejercicios previos en casa debemos asegurarnos que la escopeta nos queda bien y que vemos debidamente la referencia del punto de mira (escopetas curvas) o del tramo de banda que vemos habitualmente (escopetas más rectas o que nos quedan algo cortas).
Lógicamente esto hay que considerarlo siempre y para todas las modalidades, pero en esta donde podemos apuntar mejor es donde a veces se produce el desconcierto: si sólo vemos el punto hay que tapar la pieza y según la distancia incluso elevar un poquito la punta de los cañones; sin embargo, si vemos banda hay que tener en cuenta que la tendencia será que el disparo se eleve, por lo que si el conejo está a media distancia incluso hay que apuntar algo bajo, y si está retirado, con taparlo suele ser suficiente. Todo esto es muy importante, es vital saber cómo se apunta para no provocar fallos que en principio no se entienden.

5- De encarar en diciembre o enero en las últimas cacerías a hacerlo ahora, en las primeras del desconeje, va una diferencia a veces de varios milímetros, y según lugares y climas, hasta de más de un centímetro, motivado lógicamente por la cantidad de ropa con la que cazamos en invierno y en verano. Por ello el cazador debe disponer de lo elemental para comparar su encare, no caigamos en la tentación de modificar nuestro encare para adaptarnos a la culata, ha de ser justo al revés para que la técnica y la efectividad sigan siendo nuestras compañeros en todo tiempo.
6- Ahora metemos la cara más adelantada en el lomo de la culata, y eso hay que evitarlo. Tarde o temprano esto provoca fallos, que llegan en cuanto debemos tirar a un conejo que se escurre y en apenas dos segundos, o cuando hace calor y estamos cansados, entonces nos asomamos por encima de la solista, dejando los disparos siempre bajos.
Recomiendo siempre una cantonera de guante, nos va a permitir ganar esos milimetros que hemos perdido por cazar ahora con una camiseta o camisa de verano en vez de con camisa, jersey y chaleco; es una medida rápida, muy económica, y que protege uno de nuestros más preciados tesoros, la medida ajustada personalizada de nuestra escopeta. Muchas escopetas modernas permiten ciertos ajustes en la longitud de culata por el intercalado de unas chapitas entre la carcasa y la culata, especialmente en semiautomáticas, pero debemos asegurarnos que contrarrestar esta diferenc1a con este sistema no nos altera la curvatura, eso puede ser aún peor. Si cazas mucho en verano lo recomendable a veces es contar con una escopera para esta temporada, medida y ajustada para cazar en verano, así no tendrás problema alguno. Eso sí, siempre que esto no entrañe problemas, han de ser dos escopetas iguales o muy similares.
Miguel F. Soler
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