Una forma atractiva de entender la caza dentro de nuestro continente, Polonia ya era utilizada por los zares de la Gran Rusia como coto privado de caza. Abundante y con calidad, la caza en Polonia puede resultar emocionante a la par que instructiva.
Grupo Vigilancia y Gestión | 01/03/2008
De reciente incorporación a la Comunidad Europea, Polonia es recordada, fundamentalmente, por sus minas, por sus astilleros y por ser en ellos en los que por primera vez se gestó, en la década de los ochenta, el movimiento contra los regímenes pro-soviéticos de la zona.
Dejando a un lado la política, que en ocasiones enmascara la realidad, Polonia es un país que guarda una gran cultura, tradición y potencial cinegético del cual hoy día se puede disfrutar plenamente.
Situación

El oso pardo habita en las montañas Tatra y Bieszczady, y no se puede cazar.
Polonia ocupa los territorios centrales del continente europeo —no lejos de Varsovia se encuentra el centro geométrico de Europa— y, sin tener en cuenta las montañas de los Cárpatos, Sudetes y Gory Swietokrzyskie, es un país de relieve suave, modelado por la acción de los glaciares, lo que define un paisaje de extensas llanuras, mosaicos de tierras labradas, pequeños lagos —cuenta con más de 9.300 de más de una hectárea—, bosques y praderas.
Bordeada al oeste por Alemania, al sur por la República Checa y Eslovaquia, al este por Ucrania, Bielorrusia, Lituania y Rusia y al norte por el mar Báltico, su área forestal ocupa el 28% de la superficie total, de la que más del 30% está protegida, habitando en ella numerosas especies animales como corzos, ciervos, jabalíes, zorros, liebres, tejones…
La red fluvial polaca está integrada por el Vístula como río principal con sus afluentes el Bug y el San, entre otros, el Oder, el Warta, el Obra y el Notec, todos ellos navegables en parte y unidos entre sí por una intrincada red de canales.
Historia
Sólo su fuerte sentimiento nacional ha logrado que Polonia sea hoy un país independiente. Su posición estratégica en el centro de Europa y las continuas presiones de los pueblos vecinos han hecho que, en sus diez siglos de historia, haya variado sus fronteras en diferentes ocasiones e incluso que en el siglo XIX llegase a desaparecer como nación.
Polonia debe su nombre a tribu de los polanos, pueblo que cultivaba los campos (pole, en polaco). Su camino como Estado unitario se inicia en el 966 d.C. cuando se introdujo el cristianismo en el país, pero el hecho que marcó el proceso fue la unión dinástica polaco-lituana de 1385, que le llevó a su máxima extensión territorial, ocupando casi un millón de kilómetros cuadrados (como dos veces España).

En Polonia podemos abatir desde corzos selectivos a grandes trofeos.
Después de 1572, el reino pasó a ser una monarquía electiva, donde el soberano era elegido por la totalidad de la nobleza. La decadencia polaca comenzó a mediados del siglo XVII con el debilitamiento del comercio y las sucesivas invasiones que siguieron a la Guerra de los Treinta Años. En el 1772 se realiza la primera disgregación de Polonia entre Austria, Prusia y Rusia y, tras el tercer reparto de 1795, Polonia desaparece del mapa europeo durante 123 años, hasta que en el 1807 Napoleón crea el Ducado de Varsovia. Pero, tras la capitulación del francés, en el 1815 se volvió a dividir entre Rusia, Austria y Prusia, aunque la esencia polaca se mantuvo gracias a la Iglesia Católica, a la clase intelectual y a los sucesivos alzamientos armados contra los ocupantes.
Tras la I Guerra Mundial, con la derrota de las tres potencias que la administraban, se produce el renacimiento del Estado polaco, hasta que el 1 de septiembre de 1939 las tropas de Hitler penetran en su territorio y días después, el 17 de septiembre, los soviéticos la invaden por el este. Los polacos sufrieron deportaciones masivas e internamientos en campos de exterminio, pero su resistencia fue constante durante todo el conflicto. A pesar de su participación en la lucha, los polacos fueron privados de representación en la definición del ordenamiento de Polonia tras la guerra y el país cayó en el régimen comunista impuesto por los soviéticos, que jamás logró penetrar en su entramado social.
Coincidiendo con la elección del polaco Karol Wojtyla como Papa en 1978 y el viaje a su país natal en 1979, se pone de manifiesto la fragilidad del sistema comunista y, a partir de 1980, se produce una oleada de huelgas encabezadas por el Sindicato Solidaridad, liderado por Lech Walesa, hasta que en 1990 se convocan elecciones presidenciales, en las que gana éste. Desde entonces ha habido distintos gobiernos en una situación de normalidad democrática.
Condiciones climatológicas
Polonia goza de un clima templado de carácter transitorio entre el marítimo y el continental. Este hecho es el efecto de la lucha entre las masas de aire húmedo que vienen desde el océano Atlántico con el aire seco proveniente del continente Euroasiático.


Generalmente, en la zona norte y oeste prevalece el clima templado-marítimo con inviernos suaves, húmedos y veranos frescos con muchas lluvias. En cambio, en la parte oriental del país el clima cambia siendo más continental con inviernos fríos y nevados y veranos secos y calurosos. El mes más caluroso es julio y el más frío, enero. Los días muy fríos aparecen desde noviembre hasta marzo, por lo que la mejor temporada para visitar Polonia es entre mayo y septiembre cuando hace sol y calor. En septiembre comienza una temporada de extraordinaria belleza, llamada el otoño de oro polaco.
En Polonia las estaciones reales apenas coinciden con las del calendario y podemos diferenciar hasta seis estaciones durante el año, ya que a las cuatro existentes en otros países se pueden añadir la anteprimavera y el anteinvierno. La primavera dura una media de sesenta días y el verano empieza en mayo y continúa durante cuatro meses. Muy a menudo, aunque no siempre, a mediados de septiembre sucede un fenómeno llamado veranillo de San Miguel, un período de transición entre verano y otoño, con bastante calor y sol. El invierno llega a principios de noviembre y suele durar hasta marzo.
Como resultado de esto, la región más caliente de Polonia es la baja planicie de Silesia, que está bajo la influencia del aire que viene del océano, y la más fría es la región de Suwalki, al noreste del país, que recuerda a la lejana Escandinavia por sus inviernos largos (de hasta cuatro meses) y rigurosos. Por otra parte, la región más seca es la de Kujawy, mientras que la más lluviosa es la de Tatra. En cuanto a las lluvias, junio es el mes con mayor cantidad de precipitaciones y febrero el más seco, excepto en las montañas altas que es septiembre el menos lluvioso.
Cultura
Los polacos son un pueblo hospitalario. Durante toda su historia Polonia ha visto pasar por su territorio numerosos moradores que, en mayor o menor medida, han ido asentándose en él: hebreos, lituanos, ucranianos, bielorrusos, alemanes, italianos, franceses, pero, sobre todo, eslavos. Esta mezcla de culturas ha configurado el actual mosaico polaco confiriéndole una unidad sólida que ha sabido absorber las mejores características de cada etnia.
Así, este país antiguo y culto tiene la gloria de haber legado a la cultura universal la obra de numerosos genios entre ellos el compositor Federico Chopin (1810 - 1849), el compositor Krystoff Penderecki y el pianista Arthur Rubinstein. En la tradición científica tan brillantemente inaugurada por el astrónomo Nicolás Copérnico (1473 - 1543), que descubrió que el Sol es el centro del Universo y la Tierra gira a su alrededor, se inscribe Madame Curie, descubridora del polonio y el radio y Premio Nobel de Física en 1903 y de Química en 1911.
En cuanto a su arte, contiene distintos estilos provenientes de los pueblos que han pasado por el territorio a lo largo de la historia, así como un atrayente arte autóctono desarrollado, sobre todo, en las zonas comprendidas entre el Odra y el Bug y el mar Báltico y los Cárpatos.
Fauna

Podemos ver alces en los terrenos pantanosos polacos y, daba su inclinación a los largos viajes, encontrarlos hasta en Alemania.
La imagen de la fauna polaca está formada por diferentes especies de animales que han aparecido en estas tierras en distintas épocas a partir de los tiempos de la última formación de glaciares. El animal más robusto de Polonia es el bisonte europeo (Bison bonasus). Aparte de la Selva de Bialowieza —donde viven unos 300 ejemplares de una población total del país que no llega a 700 individuos— se les puede admirar también en otros bosques como Knyszynska, Borecka, Niepolomicka, Pilska y en las montañas Bieszczady. Actualmente estos bisontes subsisten gracias a la crianza especial llevada a cabo por los científicos polacos en los años después de la guerra. También hay alces que viven ante todo en los terrenos pantanosos y cuyo rasgo más interesante es la inclinación a realizar viajes muy largos, por lo que a los alces polacos se les puede encontrar hasta en Alemania. En las montañas de las Tatra y Bieszczady, lo más característico son los rebecos y las marmotas, ambas bajo una protección estricta. Conviven con cerca de una veintena de osos pardos —en toda Polonia se encuentran más de cien de esos ejemplares—. Igualmente, los lobos a partir del año 1995 están protegidos, y su sede son principalmente las montañas Bieszczady y la parte este del país. Además hay lince, gatos salvajes, águilas marinas —la rapaz más grande de Polonia— y águilas reales.
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