Un viejo conocido nuestro dice que el leopardo es una paradoja. Un animal que con su camuflaje estimula los reflejos y la astucia de sus presas, por ello les da la vida, la cual les arrebata, después, con la mirada.
Grupo Vigilancia y Gestión | 14/02/2008
Cazador nocturno, de bellísimo pelaje y elegantes y armónicas formas, sus límpidas y dilatables pupilas son capaces de perforar las tinieblas y calcular al milímetro la distancia y el relieve del terreno en busca de la ansiada presa con la cual saciar su voraz apetito.

Sigiloso, al ser el felino ideal, su suave pelaje y sus elásticas patas silencian de tal forma sus movimientos que sorprende a la pieza antes, siquiera, de que ésta le haya olfateado, recibiendo, tal distracción, el castigo de un fatal mordisco en la garganta tras un zarpazo preciso.
De impresionante fuerza, sus tremendos maxilares, armados de colmillos enormes, y sus poderosos músculos, unidos a una larga cola que le hace mantener perfectamente el equilibrio, permiten al leopardo hacer presa con tal fuerza que puede dar muerte en pocos minutos a animales que triplican su peso y encaramarlos a una resistente rama que será su salón de banquetes. Una víctima grande puede proporcionar comida suficiente para dos semanas. Y quien más guarda, menos arriesga y más vive.
Comportamiento
Pocos felinos salvajes tienen un margen de zona geográfica tan amplia. Podemos decir que, literalmente, el leopardo en África se encuentra por cualquier parte del continente africano, excepto en los desiertos, siendo más comunes en el África oriental y central, y más escasos en la parte occidental y del norte.
Por lo que respecta a su hábitat, ocupan espacios muy variados, desde bosques pantanosos tropicales a sabanas y montañas escarpadas.


Esta especie es famosa por su sigilo y facultades para no ser detectados y por cazar de forma silenciosa, rápida y eficaz. Entre los grandes gatos, el leopardo es, probablemente, el cazador más dotado, pues son excelentes trepadores, ágiles, capaces de descender de un árbol con la cabeza apuntando hacia el suelo, y dotados de un oído y una capacidad visual muy desarrollados y agudos. Además, son buenos nadadores, aunque el agua no les atraiga especialmente, como al resto de sus numerosos parientes felinos.
Para evitar ser predados por otros carnívoros, su mejor defensa es la coloración manchada de su pelaje, aunque son una pieza muy apetecible para cocodrilos, leones, hienas y perros cimarrones.
Los leopardos son animales de costumbres solitarias y los pequeños grupos que se encuentran a veces están formados por una hembra y varias crías más o menos crecidas. Sólo durante la época de la reproducción y la primera parte de la crianza, los adultos se asocian por parejas. La unión puede tener lugar en cualquier momento del año y normalmente va precedida de peleas entre los leopardos machos por la conquista de la hembra.
Hábitos alimenticios

La dieta de estos grandes gatos grandes es muy variada. Entre sus piezas de caza se incluyen varias especies como redbucks y gacelas, principalmente, pero también impalas, wildebeests, chacales, babuinos, antílopes y cigüeñas. Pero, cuando el hambre aprieta, en su dieta incluyen cualquier cosa que encuentren, como pescado, roedores, monos, cabras o cerdos domésticos o perros de caza (en algunos países son los responsables de las mayores tasas de mortandad de los canes).
Una vez abatida su presa, con la inmensa fuerza de su tercio anterior, son capaces de subirla hasta la rama de un árbol, con el objeto de mantener alejados a posibles carroñeros (hienas, chacales…) y comer sin ser molestados, donde consumirán al animal inmediatamente o dejarán parte para futuras ocasiones.
Situación de la caza del leopardo
Lo primero que hay que tener en cuenta es que el leopardo africano es una especie incluida en el Apéndice I de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especie en Peligro (CITES), por lo que su caza está regulada y controlada por este organismo, y cualquier trofeo de caza abatido debe ir acompañado de su correspondiente permiso CITES para la importación.
De esta forma, a los países adheridos al CITES se les establece un cupo de capturas de leopardos al año como trofeos de caza, cupo que puede variar cada cierto tiempo, según el grado de supervivencia y conservación de esta especie en cada país, y la amenaza que suponga para la población humana y los bienes materiales. Así, por ejemplo, en el año 2005, a Namibia se le aumentó el cupo de caza de 100 a 250 ejemplares.
Además, muchas concesiones, en su afán de ofertar un buen número de leopardos de calidad, limitan los ejemplares a abatir, ofreciendo sólo dos o tres safaris al año para los chui (como son conocidos en lengua swahili). Así mismo, diversos países limitan el número de ejemplares que cada cazador puede abatir de leopardo (por ejemplo, Namibia lo reduce a dos).
Como esta especie puede cazarse en diferentes países del continente negro, decantarnos por uno u otro será una opción personal, aunque sí es interesante realizar el safari con una organización de confianza, no vaya a ser que se vuelva bolo.
Por regla general, una vez contratado un leopardo con una orgánica, en la concesión se irá preparando el terreno: unas, cebarán a los gatos para atraerlos a un sitio fijo desde donde sea posible realizar un buen aguardo; otras, lo que harán será primero rastrear al ejemplar y, una vez localizada su área de descanso o un abrevadero que frecuente, buscarán un lugar escondido donde esperarle y tirar con éxito.
No es una cacería sencilla, pues es una pieza peligrosa. Así, el cazador siempre estará acompañado de un profesional que le asesorará en los días que la espera dure (que suelen ser varios, por lo que las organizaciones recomiendan contar con un período de caza mínimo de doce días).
Los amantes de la caza con arco que tengan en cuenta que en algunos países, como Namibia, no está permitido cazar leopardos con arco, y en otras naciones se otorgan, pero en muy escaso número, como sucede en Sudáfrica.
Modalidades de caza

La forma más habitual de cazar leopardos es esperarlos cuando entran a un cebo a comer, normalmente al atardecer. © Viajes Marsans.
Los leopardos se cazan atrayéndolos hacia el cazador mediante cebos, cuando cae la tarde. Una de las formas es buscar una presa que él haya matado directamente, pero no haya acabado de devorar, y esperar a que regrese, escondidos en un puesto elaborado para tal circunstancia. Pero, realmente, hay que tener mucha suerte para encontrarte así como así con una pieza medio comida por uno de estos gatos —además, pueden tener varias despensas—, por lo que lo más habitual es que las organizaciones coloquen un antílope o un facochero muerto en alguna rama de un lugar por el que suelan deambular los leopardos (lo que se comprueba por los rastros que deja) y que comprueben que uno de tamaño apropiado (se ve en la dimensión de las huellas que dejan en la carne y en los árboles, al trepar) está entrando a comerla (la detectará por el olor de la carne al descomponerse) al anochecer. Después sólo hay que esperar en un puesto colocado estratégicamente a que llegue nuestra ansiada pantera, y apuntar bien, pues no hay nada más peligroso que rastrear a un leopardo herido, ya que se agazapan y no hacen ningún ruido, pero saltan sobre sus perseguidores sin dar tiempo ni a dispararles a bocajarro, pudiéndoles provocar gravísimas heridas por desgarro.


También en Sudáfrica, Namibia y Zimbabwe se realiza otra modalidad de caza, que consiste en rastrear a los leopardos con perros. Éstos localizan un rastro fresco, y le siguen hasta su madriguera o la rama donde están descansando durante el día y, una vez localizado por los perros, es abatido por los cazadores. El problema es encontrar perros adiestrados a seguir un rastro de leopardo.
Pero si quiere algo realmente espectacular, no deje pasar la ocasión de cazar en el Kalahari, concretamente en Botwswana y Namibia, a la huella con los bosquimanos, expertos e incansables rastreadores que siguen las huellas de un leopardo, ayudados por dos o tres perrillos, que soltarán cuando detecten que ya está el leopardo cerca, para que acosen e inmovilicen al gato cuando hayan dado con él para que el cazador tenga tiempo de llegar y dispararle, en un tiro que no es difícil, excepto por los nervios…
Panteras negras
La coloración del pelo de los leopardos se caracteriza por tener, sobre un fondo amarillento, manchas de color negro sólido y numerosas rosetas de tono oscuro con el centro pálido, siendo su cola anillada. En las zonas semidesérticas los leopardos son de un color amarillo claro; en la sabana, amarillo oscuro.
Como otros muchos mamíferos, los leopardos pueden presentar melanismo, esto es, una alteración pigmentaria como resultado de un cambio genético (mutación) en la piel y el pelaje, que se caracteriza por la existencia de grandes cantidades de pigmento negro, llamado melanina. Resultado de esta alteración son los leopardos melánicos, conocidos comúnmente como panteras negras o, simplemente, panteras, más frecuentes en selvas densas y húmedas —donde su supervivencia es favorecida, ya que esta oscura coloración les ayuda a camuflarse entre las sombras de la vegetación, además de no ser un hándicap, lo que no ocurre cuando un leopardo negro nace en la sabana—.
Durante bastante tiempo fueron las panteras consideradas una especie felina aparte, ya que las rosetas y las manchas del pelaje a veces eran muy poco apreciables, pareciendo, en ocasiones, que eran de un color negro uniforme.


Cabos sueltos
(18/11/2008)
¡A montear!
(14/10/2008)
Botswana, entre el Kalahari y Okavango
(15/08/2008)
Las reinas de África
(29/07/2008)
Al sur del río Grande
(10/07/2008)
El perro fino colombiano
Jonathan Álvarez S.
Salgo de cacería fuera de España, ¿qué me llevo?
Jaime Meléndez Thacker
Cacerías tradicionales en República Checa
Marketa Mikulova
Pongola: entre Mpumalanga y Zululandia (I)
Alberto Núñez Seoane
Lance in memoriam
Antonio Contreras
10 calibres para la nueva temporada
R. González Villarroel (246961 lecturas)
Los otros calibres que no son del 12
Pedro A. Suárez (213468 lecturas)
Diez razas de perros para disfrutar de la temporada
E. B. y J. A. C. (211095 lecturas)
Antes de salir de caza: ¿su escopeta le queda bien?
Gonzalo Gómez Escudero (146712 lecturas)
Sobre Gestión y Repoblaciones
Kodiak (130702 lecturas)