Drones contra el furtivismo de rinocerontes

Cansados del furtivismo indiscriminado de rinocerontes, en el Parque Hluhluwe Imfolozi de Sudáfrica recurrieron a la tecnología en un último intento por salvar a la fauna en peligro y tuvieron éxito.


Gracias a unos drones dotados de computadoras, lograron erradicar la matanza de rinocerontes en los últimos 6 meses, según informa Air Shepherd, el programa sin fines de lucro que opera estas máquinas. Esta asombrosa noticia viene en un contexto donde los furtivos han matado entre 12 y 19 rinocerontes cada mes. Sin embargo estos no son drones cualquiera. Guiados por una supercomputadora que predice dónde aparecerán los furtivos, estos robots voladores muestran a los equipos de guardabosques dónde pueden arrestar a los asesinos antes de que estos sean capaces de hacer el primer tiro. Mientras tanto un grupo en tierra, equipado con una impresora 3D, mantiene a los drones en lo alto fabricando repuestos para las máquinas en vuelo. «Funciona porque podemos ver a los animales y a los furtivos en la oscuridad con nuestras cámaras, que captan las temperaturas corporales. Por ende ya sabemos a donde irán a estar antes de que lleguen», explicó John Petersen, presidente de la fundación sin fines de lucro Lindbergh, con base en Minnesota, quien además dirige Air Shepherd. Así, los drones constituyen una nueva esperanza para salvar a los rinocerontes y elefantes africanos que hoy se encuentran en peligro de extinción, debido a la alta demanda de su marfil y cuernos. En los últimos tres años, los furtivos han matado 100.000 elefantes africanos y el año pasado más de 1.200 rinocerontes fueron asesinados sólo en Sudáfrica. Los ecologistas predicen que ambas especies podrían extinguirse definitivamente en 20 años a menos que esta masacre se detenga. En cada dron se encuentra incorporado un plan generado por un algoritmo que puede estimar con un 93% de precisión donde estarán los rinocerontes en cualquier momento, así como también saber dónde y cuándo aparecerán y atacaran los furtivos. Está basado en el mismo código para determinar dónde los insurgentes pondrían bombas en Irak y Afganistán. Thomas Snitch, profesor de ciencias computacionales de la Universidad de Maryland, desarrolló el algoritmo de Air Shepherd y trata a los rinocerontes como soldados estadounidenses. Así como las tropas se mueven dentro de ciertas rutas en ciertos momentos, de la misma manera lo hacen los rinocerontes, los elefantes y los furtivos. «La clave está en anticipar dónde será el área de conflicto y dónde se toparán ambas partes», señaló Snitch a la revista Sierra el año pasado. Al unir los datos históricos de los radio collares de rinocerontes, los cuales informan sobre ataques de furtivos, hora del día, clima y estación del año, el equipo de Air Shepherd puede interceptar a los furtivos antes de tener la oportunidad de poner las manos sobre uno de estos animales. Hasta el momento los drones han realizado 760 misiones en 1.000 horas y en ese tiempo no ha habido ni siquiera un incidente de caza. «Funciona porque en vez de tratar de cubrir 2.500 kilómetros cuadrados de territorio, nosotros precisamos un área de 5 km2 que sabemos puede ser el lugar preciso donde estarán los furtivos y los animales», indicó Petersen. Con patrullas de guardabosques vigilando, los drones se convierten en los ojos del cielo nocturno, y la noche es el momento del día cuando el furtivismo se da con mayor frecuencia. Cada dron está dotado de una cámara infrarroja que transmite en vivo lo que observa en el suelo. De vuelta en Maryland, una supercomputadora crea nuevos planes de vuelo basados en los datos más recientes disponibles. Esta información es integrada en los drones, los cuales entonces patrullan con piloto automático, sondeando las áreas que tengan mayores probabilidades de ser asediadas por furtivos. Si un dron detecta a un furtivo, el equipo de control desde tierra se pone en acción, alertando al equipo de guardabosques más cercano sobre la amenaza que se está presentando. Los guardabosques de despliegan y detienen a los furtivos antes de que puedan herir a los animales. En Sudáfrica, el éxito del programa puede rastrearse en UAV & Drone Solutions, donde se ofrece una máquina voladora capaz de resistir múltiples vuelos prolongados en la jungla africana. «De por sí ya es difícil encontrar un dron capaz de lidiar con el peso de la carga del equipo de vigilancia en vuelos a larga distancia y que al mismo tiempo sea lo suficientemente ágil como para aterrizar en los arbustos africanos, así como también que sea lo suficientemente conveniente en términos económicos, de manera que en caso de desperfecto no ponga en peligro la misión», dijo Rob Hannaford, director técnico de UAV & Drone Solutions. Hannaford se ha enfocado en un dron eléctrico que pueda volar por dos horas. Son muy silenciosos, fáciles de maniobrar en despegue y aterrizaje en espacios estrechos, y con una tecnología tan económica que la pérdida de un ala no constituye un gran gasto. Al patrullar, el equipo va rotando los drones, para recargar sus baterías e introducirles nueva información, pero al menos un dron se mantiene siempre en el aire. «Tenemos una impresora 3D en la van que puede construir partes del dron», dijo Hannaford. «Podemos reparar casi cualquier parte de estos drones con esta impresora y un poco de pegamento». Petersen dijo que Air Shepherd ha recibido solicitudes de asistencia de siete países de Africa amenazados por furtivos, incluidos Sudáfrica, Tanzania y Namibia. Hoy en día, hay sólo un equipo en el campo, junto con su van todo terreno súper equipada. «Nos gustaría contar con 45 o 50 de estos equipos, para lograr detener definitivamente el furtivismo en estos siete países», afirmó Petersen. Con un costo operativo de aproximadamente $500.000 dólares anuales por cada equipo, resulta bastante costoso, sin embargo es un costo que podría cambiar las reglas del juego en el comercio ilegal de la vida salvaje de 19 millones de dólares. Pero Air Shepherd está tratando de reunir $500.000 en Indiegogo para poder mantener al equipo operando el próximo año. «Queremos ser capaces de duplicar la efectividad que este equipo ha logrado», dijo Petersen. «Cuando la gente vea lo que este programa es capaz de lograr, debiese ser fácil reunir la cantidad necesaria para financiarlo». Mientras tanto, Hannaford no pierde el tiempo. Su equipo se ha desplegado en el límite del Parque Nacional Kruger de Sudáfrica con Mozambique, donde 672 rinocerontes fueron cazados en 2014. «Sabemos que no es la panacea en términos de acabar con el furtivismo, pero es una herramienta altamente efectiva entre las herramientas que tenemos disponibles», dijo Hannaford. «Cuando llegamos a la zona, el furtivismo se acaba».
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