Los funcionarios que han estado, sin éxito, tratando de localizar a los jabalíes, creen que escaparon de ranchos de caza, y desde hace años, dicen, hay pruebas de que han estado criando a un ritmo acelerado. Pero lo que es aún más aterrador, los jabalíes son prácticamente invulnerables a sus insignificantes armas.
«Les hemos disparado justo en el centro de la cabeza y la bala rebota, por lo que se levantan y escapan. Sus cráneos son tan gruesos en la parte frontal, que si no les disparas en un ángulo perfecto de 90 grados, como sus cabezas tienen forma curva, la bala se desvía de inmediato», dijo Peter Andersen, un agricultor de tercera generación en Long Eddy en el condado de Sullivan. No sólo tienen una armadura por piel, algunos que han sido atrapados o cazados han dado positivo en el virus de la pseudorrabia, o PRV.
Y de acuerdo con un informe del USDA, se están haciendo más fuertes, y pueden seguir propagándose en todo el estado: en ausencia de una gestión profesional agresiva, es probable que estas poblaciones continúen su expansión y se afiancen en el estado de Nueva York con consecuencias potencialmente devastadoras para los recursos naturales, la agricultura y la salud humana y la seguridad.
