Fundación Artemisan realiza un documental sobre los retos de la gestión del lobo en España

Fundación Artemisan ha elaborado un documental sobre los distintos modelos de gestión del lobo en España. La principal conclusión es que aquellos modelos en los que se intentan compatibilizar ganadería, caza moderada y turismo rural son los que mejoran la conservación de la especie y reducen la conflictividad social.


Este es el caso del norte del Duero en Castilla y León, región que alberga cerca del 60% de las manadas de lobos existentes en España. Este modelo ha permitido un incremento notable de lobos en las últimas décadas por todo el norte y centro peninsular, existiendo en la actualidad cerca de 300 manadas y alrededor de 2.500 ejemplares en España.

Sin embargo, para Artemisan esta situación podría cambiar por la Proposición No de Ley que se aprobó el pasado 15 de mayo en el Congreso de los Diputados, en la que se pidió la plena protección del lobo en España, que podría afectar negativamente a modelos de gestión que incluyen la caza moderada y el control de ciertos ejemplares. En El lobo y el hombre, se recogen declaraciones de ganaderos, investigadores, Administración y otras personas relacionadas con la especie en varios territorios loberos en los que existen problemáticas diferentes, incluyendo la Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha, Castilla y León, Principado de Asturias y Galicia.

De las entrevistas se desprende que es necesario compatibilizar la conservación de esta especie con los intereses de todas las partes, especialmente la actividad ganadera, ya que aunque la convivencia del lobo y el hombre puede ser complicada, es posible.

No obstante, ciertos territorios que han sido recolonizados por el lobo tienen una gran conflictividad social por los daños a la ganadería, la falta de medidas efectivas de prevención de ataques (como el uso de perros mastines y vallados) y las indemnizaciones, que según algunos ganaderos suelen llegar tarde y mal, no cubriendo todas las pérdidas económicas. Esta situación se está produciendo tanto en la zona centro (Madrid, Sierra Norte de Guadalajara Sierra de Segovia) como en territorios del norte, caso de la vertiente asturiana de Picos de Europa. En Asturias, los ataques del lobo al ganado están generando serios problemas sociales y los testimonios de ganadores, gestores e investigadores abogan por la gestión cinegética y el control de algunos ejemplares si es necesario.

En Galicia, territorio en el que desde hace muchos años la población convive con el lobo, las actuales circunstancias de crecimiento de las manadas y la falta de gestión por parte de la Administración está creando una situación difícil de aceptar para todos los sectores afectados. La falta de consenso en cuanto a las ayudas y el retraso en el pago de las mismas, está generando un clima de animadversión que puede volverse en contra de la especie.

En el entorno de Sierra de la Culebra (Zamora), se encuentra una de las poblaciones de lobo más importantes de Europa y del mundo y la comunidad científica internacional reconoce que se trata de uno de los mejores modelos de gestión del lobo en todo el mundo. Como en el resto de España, el lobo pasó de ser una especie catalogada como alimaña en los años 70 y por tanto a exterminar, a convertirse en una especie cinegética. Los expertos consultados en el documental consideran que «la caza es un factor clave en la conservación del lobo», compatible con otros usos como el turismo rural que han dinamizado la comarca de Sierra de la Culebra, multiplicando sus ingresos y evitando una despoblación humana segura. Aunque resulte paradójico, la caza es un elemento clave para la conservación del lobo, tal y como sucede en otros países como Rumanía, Suecia o Noruega. Según datos de la Junta de Castilla y León, el número total de lobos que pueden ser cazados durante el período 2016-2019 es de 143 ejemplares, lo que supone alrededor del 10% de la población en esta región.

Entre las declaraciones más destacadas en El lobo y el hombre, se puede mencionar la de Mario Sáenz de Buruaga, investigador y coordinador del censo nacional del lobo, que afirma, «el lobo no tiene un problema de conservación, eso nos dice la Ciencia, pero lo que sí tiene es un problema, y siempre lo ha tenido, de conflicto social».

Por su parte, Luis Llaneza, investigador y especialista en la especie, apuesta por el diálogo, «todo el mundo tiene que ceder un poco y la Ciencia tiene que ser el pilar en el que se sostengan esas pautas de entendimiento».

Para Odile Rodríguez de la Fuente, directora de la Fundación Félix Rodríguez de la Fuente e hija del afamado naturalista, «el reto es buscar ese consenso para que el lobo pueda habitar en España pero en beneficio de todos los implicados».

Junto con estas declaraciones, hay que mencionar las de los ganaderos y pastores, que no quieren que el lobo se elimine, pero que exigen una compensación más eficiente de los daños que producen a su ganado. En palabras de Antonio Ferrero, uno de los pastores entrevistados, «el lobo tiene tanto derecho a vivir como mis ovejas, pero controladamente».

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