«Hay que compaginar la actividad cinegética con la preservación de su biodiversidad en Cazorla»

El delegado territorial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Juan Eugenio Ortega, ha destacado, junto a los alcaldes de Cazorla, José Antonio José Rodríguez, y de Quesada, Manuel Vallejo, la necesidad de compaginar la actividad cinegética en el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas con la preservación de su biodiversidad.


Ortega valora el aprovechamiento de la caza como recurso natural renovable que repercute en el desarrollo económico y social en las zonas rurales

Ha defendido la gestión de la Junta en la Reserva Andaluza de Caza de Cazorla y Segura, de acuerdo al Plan Técnico de Caza que ha sido informado por la Junta Rectora del Parque.

El delegado ha indicado que en el Parque se catalogan 2.228 especies, 215 plantas endémicas ibéricas, 110 andaluzas y 30 locales, que solo se pueden encontrar en esta provincia. «Mantener esta riqueza y compaginarla con otros recursos como la caza, el pastoreo o la agricultura se hace necesario porque en el Parque no hay depredadores naturales y la administración tiene que controlar que no existan excesivas reses», ha declarado.

«El plan técnico de caza está en revisión, se está ultimando para los próximos cuatro años y nos basamos ahora en el anterior donde se establece el número de especies que se deben abatir para evitar superpoblación según los agentes de Medios Ambiente y técnicos en relación a los censos que se realizan», ha añadido. Así ha detallado que el plan contemplaba 1.675 reses, de las que fueron abatidas 1.126, 280 de ellas a través de monterías y el resto por rececho. De las 32 monterías realizadas, 10 fueron en montes públicos y 22 en privados. Tan sólo 4 monterías se realizaron en la Reserva Andaluza de Caza, «lo que representa solo algo más del 6% de la superficie total», ha matizado.

Durante su intervención el delegado también ha hecho hincapié en el aprovechamiento de la caza como recurso natural renovable que repercute en el desarrollo económico, ecológico y social en las zonas rurales del Parque y ha detallado que las 4 monterías llevadas a cabo en la reserva pública andaluza generaron un total de 751 jornales, 493 permisos de rececho más otros 172 en los cotos de Segura y Campos de Hernán Perea. «Estos permisos ofertados públicamente por la Consejería han supuesto unos ingresos aproximados de 88.000 euros de beneficios, teniendo en cuenta además que casi el 50% de los asistentes pernoctan al menos un día en el Parque», ha detallado.

Por último, el delegado ha indicado que la actividad en la Reserva Andaluza de Caza supone unos ingresos de más de 200.000 euros, que sirven para cubrir los gastos de mantenimiento, personal y la Estación de Referencia de la Cabra Montés en la Nava de San Pedro. Por lo que todos los ingresos repercuten en el Parque Natural.

Montería en Cazorla

Con respecto a la montería celebrada recientemente en Cazorla, el delegado ha hecho hincapié en que se realizó «con normalidad» y «total control» por parte de los agentes de Medio Ambiente. Además ha explicado que la imagen publicada sobre la misma, «si bien puede resultar desagradable, corresponde a la Junta de Carnes, donde las reses son analizadas por un veterinario como obliga Sanidad para corroborar que su carne, muy valorada para consumo, no porta enfermedad alguna».

«Además, también se encontraban presentes un catedrático y alumnos de la Universidad de Murcia que están colaborando con nosotros en proyectos de investigación sobre enfermedades como la sarna o la paratuberculosis mediante la toma de muestras», ha añadido.

Por su parte, el alcalde de Cazorla ha lamentado «la mala imagen que se ha querido dar del Parque y su repercusión cuando se trata de una cuestión que se aborda y está totalmente controlada con todos los agentes implicados en el territorio a través de la Junta Rectora del Parque y de la Comisión de Desarrollo Sostenible del mismo». A su vez, el alcalde de Quesada ha defendido el valor de la actividad cinegética como un activo importante del parque, «además de ser un instrumento necesario para controlar la superpoblación de especies que ocasionan numerosos daños y pérdidas en el olivar y huertas de la campiña».

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