Se disputó la Copa Navarra de Perros de Rastro

El pasado sábado 7 de mayo se disputaba en la finca de Sabaiza la VI Copa Navarra de Perros de Rastro, una de las pocas pruebas de traílla sobre jabalí salvaje, y posiblemente una de las más antiguas.


Esta modalidad de competición es como para el ciclismo su Tourmalet particular. Con la única referencia del rastro cortado a primera hora de la mañana, el perro debe agarrarse al rastro para no perderlo, el perrero conducir con templanza para evitar pérdidas innecesarias, y los jueces saber juzgar las cualidades del perro teniendo en cuenta la mayor o menor dificultad del rastro. Por si no fuera complicado, se unió una pertinaz lluvia que borró aún más el rastro y dificultó muchísimo el trabajo de perros, perreros y jueces. La prueba fue organizada por la Federación Navarra de Caza con la colaboración de la cuadrilla de cazadores de Oronoz-Mugairi y los jueces cántabros Manuel Borbolla y José Luis Varela, que entre los dos suman más de 60 años de brega y caladas detrás de una cuerda. La prueba contó con participantes navarros, además de otros venidos de provincias como Guipuzkoa, Bizkaia, Alaba y Asturias, todos ellos, como reconocieron los jueces, de un gran nivel competitivo. Uno a uno se fueron sucediendo según sorteo, sin desmerecer ninguno. Tanto es así que ninguno fue calificado como nulo o pasivo, debiendo tomar varios rastros de diferente dificultad y terreno pero llegando incluso, en dos de ellos, a hacer cama. Finalmente optaron a la final Nina, del alavés Gustavo Angulo y una de las favoritas, vigente tercera en el Campeonato de España de Rastro, Chulo, del asturiano Javier Peruyero, y los perros Pintxa y Tico, del vecino de Alzorriz Eduardo San Miguel, siendo uno de los habituales de las finales. La perra Pintxa, tras una muy meritoria clasificatoria, le tocó en la final el terreno más complicado que le dificultó mucho su trabajo y, al final, se tuvo que conformar con la cuarta plaza. El participante quizás más competitivo, Nina, entró muy bien en el rastro de la final, pero un cambio de terreno y una conducción tal vez un poco precipitada le relegaron a la tercera plaza. El navarro Eduardo San Miguel, con su segundo perro en la final, Tico, realizó una actuación prácticamente perfecta, pero no le servio para ganar al asturiano Chulo, que demostró, tanto en la clasificatoria como en la final, el esmerado y profundo trabajo que su dueño ha venido realizando con él en las montañas donde, dicen, se inició la reconquista.
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