Doñana, cementerio de linces

Los datos publicados en el Informe sobre la mortalidad del lince ibérico en el área de Doñana (1982-2013) y de la Memoria de Actividades del Espacio Natural de 2014, a los que ha tenido acceso Efe, aseguran que en las tres últimas décadas la zona de Doñana ha sufrido la pérdida de 163 de estos felinos, catalogados en peligro de extinción.


Según dicho informe, que refleja las actividades originadas desde finales de los años ochenta, la principal causa de la muerte de los linces fueron los atropellos, con un 42% de los casos, mientras que un 20% siguen sin determinarse. El resto de muerte se distribuyeron de la siguiente manera: furtivismo con 16%, enfermedades, 13%; causas naturales, 5%, y el 4% serían incidentes varios. Hasta los años 80 (momento que empezó la concienciación social y el movimiento para la protección de lince), el furtivismo y la caza, antes de la protección legal de la especie, eran las principales causas de mortalidad del lince ibérico. A partir de entonces, el aumento en la velocidad y número de vehículos unido al asfaltado de diversas vías de comunicación y a la mayor dispersión de la población de linces de Doñana hicieron que esta causa fuera en aumento hasta convertirse en la causa principal de mortalidad, con las carreteras A-483, A-481 y A-494 como puntos negros más importantes. Los informes resaltan que a pesar de esa a la tendencia a la baja en muertes por furtivismo, el uso de métodos prohibidos y la actividad furtiva siguen siendo frecuentes en las zonas linceras, algo que no se puede consentir, y que desde esta redacción impulsamos a la persecución y denuncia de quienes se amparan en un colectivo como el de la caza para cometer sus actos delictivos. Lo que nos llama la atención es que, después de la cantidad de dinero invertido desde las diferentes Administraciones, ya sean de carácter regional, nacional o comunitarias, la situación del lince en Doñana no vaya mejorando y tenga puesta metas de más alta miras que las que actualmente contempla. No es el caso de la Sierra de Morena, en donde la población de lince ha experimentado un notable ascenso en los último años, gracias en gran parte a los convenios de colaboración entre la Administración, el proyecto Life+Iberlince y los propietarios de los terrenos, que en muchos casos, son cotos de caza. Así se ha visto reflejado en los datos de la cría en cautividad y los programas de reintroducción de los ejemplares en el hábitat llevados en esta zona andaluza. Y es que los datos son elocuentes: En Andalucía, según los datos del último censo, la población de lince se consolida con 327 ejemplares en 2014, un dato al que hay que sumar el aumento tanto del número de cachorros en libertad como de hembras territoriales. De ellos, 247 se han localizado en Sierra Morena y 80 en el entorno de Doñana. Tal vez una gestión basada en la proliferación de conejos, adecuación del medio y un control selectivo de predadores, que compiten gravemente con el lince, como así se reclama desde organizaciones científicas y cinegéticas, sea lo que necesite el entorno de Doñana para la proliferación de este bello felino. De esta manera, no tendrá la necesidad de salir de las inmediaciones del Parque a buscar alimento, o no acudirá a las cunetas o terraplenes de las vías de comunicación con tanta asiduidad a la espera que algún conejo salga de su madriguera, etc. Esperemos que las recomendaciones que realizan los expertos, y que se reflejan en dicho informe (control poblacional y sanitario para prevenir el contagio del lince de enfermedades debidas a antropización del medio y a la acción humana; mejora de infraestructuras de transporte para evitar atropellos, etc.), sean oídos por las Administración competente y dediquen parte de los elevados presupuesto a subsanar estas deficiencias, como muchas otras que hemos enumerado, con el fin de que, más pronto que tarde, el lince salga de la fatídica lista de especies en peligro de extinción.
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