¿Pueden coexistir lobo y ganado con una baja conflictividad?
Ganaderos, biólogos y cazadores abordan la situación del cánido en una jornada en Rábade (Lugo) que sirvió de punto de partida para la creación de un grupo estable de trabajo.
El cazador de lobo en los años 70 era un héroe; hoy tiene mucha gente en contra (Antonio Mota, Unitega)
Compensaciones de daños
Entre otras cuestiones, la jornada analizó las medidas que se están aplicando en Galicia para fomentar la coexistencia del lobo con la ganadería. La principal vía abierta por el plan de gestión es la compensación de daños, si bien entre los ganaderos hay descontento por el retraso en los pagos, de hasta dos años, y por la falta de presupuesto, que lleva a que parte de las pérdidas denunciadas queden sin compensar. A mayores, los productores sostienen que la mayoría de daños no son denunciados, bien por no detectarse a tiempo, bien porque ni siquiera se encuentran los restos de los animales. Este año, las ayudas previstas por la Xunta para paliar las pérdidas ascienden a 106.000 euros, un presupuesto que el sector considera insuficiente. En cualquier caso, los expertos inciden en que la compensación de daños por sí sola no leva a una reducción del problema. «En Asturias, se gasta casi un millón de euros cada año en compensaciones por los daños del lobo y seguimos teniendo una gran conflictividad social», advierte el biólogo Luis Llaneza. «Hay que pagar los daños, pero no es la única solución».Prevención
El impulso a las medidas de prevención es otra de las vías que los ganaderos consideran imprescindible para reducir el impacto del lobo, si bien, las ayudas a la prevención desaparecieron en Galicia en los últimos tres años, una circunstancia criticada por los productores asistentes a la jornada de Rábade. El sector insiste, no obstante, en la importancia de la prevención. «Los ganaderos tenemos que concienciarnos de que hay lobo en toda Galicia y tenemos que corresponsabilizarnos en adoptar medidas de prevención y de manejo», señala Joan Alibés. «Nuestro objetivo a nivel individual, como ganaderos, debe ser el de tener el rebaño menos apetecible del entorno». En su intervención en la jornada, Alibés hizo un repaso por las distintas medidas que se pueden adoptar y destacó como vía más eficaz la combinación de mastines con cierres electrificados, bien fijos, bien móviles. «Queda mucho por investigar en cuestiones de prevención, sobre todo en medidas que sean viables económicamente para el productor», destacó el ganadero.El papel del caballo
El gran tampón a la conflictividad del lobo en Galicia, según la valoración de los expertos, está siendo en los últimos años el caballo, que forma parte fundamental de la dieta del lobo en zonas como la Serra do Suído (Pontevedra) y en otras áreas montañosas del occidente gallego. «Un estudio sobre 13 manadas gallegas de lobo comprobó que el caballo representaba en su dieta entre el 50 y el 90% del total», destacó José Vicente López-Bao, investigador de la Universidad de Oviedo. El caballo, que vive en semilibertad en el monte y que tiene escaso aprovechamiento económico en el rural, constituye una de las presas más apetecibles para el lobo en el occidente gallego; en tanto en las provincias orientales, con mayor presencia de corzo y jabalí, la dieta del lobo está conformada principalmente por presas silvestres.Control de la especie
En el rural existe a menudo la percepción de que el lobo es una especie protegida, si bien lo cierto es que en Galicia se autoriza su caza en caso de daños reiterados al ganado. Entre 1997 y 2003, por ejemplo, se permitieron 130 batidas, con ejemplares cobrados en un 15% de los casos. Desde la perspectiva de los cazadores, Antonio Mota, secretario de la Unión de Tecores de Galicia (Unitega), considera la caza del lobo como una patata caliente. «Hasta los años 70, el cazador de lobos era visto como un héroe y hoy en día hay importantes sectores de la sociedad que condenan esa caza», compara. Unitega, que aboga por entender la caza desde un punto de vista social, no como deporte ni de manera comercial, considera el lobo una especie cinegética «poco apetecible», aunque también advierte de la necesidad de su control. A mayores de los daños sobre el ganado, Mota incidió en las jornadas sobre los impactos del lobo en la caza, tanto sobre la población de presas cinegéticas, caso del corzo, como sobre perros de caza que son comidos por el lobo en el transcurso de batidas a otras especies. Entre los asistentes a la jornada se destacó la importancia de los controles autorizados de lobo frente a prácticas furtivas e indiscriminadas vía venenos, lazos o caza directa. Como conclusión de la jornada, quedó una pregunta abierta sobre la mesa, ¿cómo convertir la conflictividad generada por el lobo en coexistencia? La organización del evento del pasado sábado creará un grupo estable de trabajo con el objetivo de hacer aportaciones a esta cuestión.