Salamanca

Un cazador abate un jabalí medalla de oro mientras acompaña a su padre a recolectar cerezas

El joven cazador desea hacer un homenaje en vida a su padre, por el que muestra gran devoción y admiración, ya que ha sido y es su maestro en la vida y en la caza.


 impresionante jabalí abatido por el cazador
impresionante jabalí abatido por el cazador

El salmantino de Sotoserrano, municipio integrado en la comarca de la Sierra de Francia, Mario Sánchez, logró abatir un impresionante jabalí en el coto de Peñalobera una mañana en la que fue a recolectar cerezas.

Maestro en la vida y en la caza

Elías Sánchez, su progenitor y mentor en la caza, fue el que, según palabras de Mario, le enseñó y le sigue enseñando todo lo que sabe del campo. Gran apasionado a la caza y a la pesca, aficiones que ha transmitido su hijo desde que pudo comenzar a caminar.

Cuando obtuvo el permiso de armas, empezó a practicar la modalidad de caza al salto junto a su perro en maratonianas jornadas tras las perdices castellanas. La disminución de la caza menor y las consecuencias de la edad le hicieron practicar la modalidad de caza mayor con mayor asiduidad, sobre todo la caza del jabalí en espera y batida. Y su hijo Mario le acompaña.

 jabalí medalla de oro
jabalí medalla de oro

El jabalí superó los cien kilos de peso. A la derecha, el trofeo del jabalí con su correspondiente medalla de oro.

Tras los pasos de un gran jabalí

Una mañana, como tantas otras, se dirigieron a una parcela cercana, a un kilómetro de su vivienda, a recolectar cerezas. En días anteriores Mario había podido ver cómo un jabalí de grandes dimensiones había dejado sus huellas durante la noche en la tierra en la que se encontraban sembrados los cerezos.

En varias ocasiones, decidió esperarlo por la tarde junto a los árboles frutales, pero no comparecía a la cita. Solamente pudo ver varias hembras junto a sus rayones, a los que, con buen criterio, decidió no disparar. Aconsejado por su padre, una mañana de recolección, bien temprano, decidió apostarse en un cortadero situado en una mancha de encina, roble, jara y monte bajo donde suponía que podía tener su encame el macareno.

 jabalí medalla de oro

Mario, junto a Elías, su padre, al que quiere homenajear con esta crónica de caza de un jabalí medalla de oro.

La veteranía del cazador propició el lance

A las 6:45 horas de la mañana, cuando comenzaba a despuntar el día, pudo oír cómo un animal se acercaba rompiendo monte al lugar en el que se encontraba apostado. Contuvo la respiración y a 20 metros de su posición irrumpió en la raya un enorme cochino. El impresionante animal se detuvo un instante, consciente de que algo extraño ocurría.

El cazador, que lo tenía centrado en el visor de su rifle de la marca Sako del calibre .300 WM, apretó el gatillo. Pudo escuchar con claridad cómo la bala impactaba en el corpulento cuerpo del macareno que cayó derribado. Segundos más tarde, sin dejar tiempo de reacción al cazador, que había desencarado el arma de su rostro, el jabalí se reincorporó para perderse entre la espesura de donde había salido.

Mario no se lo podía creer, ya que había podido ver cómo el disparo había impactado en el codillo del jabalí. Su padre, al oír la detonación, se acercó al lugar.

 jabalí medalla de oro

Tras un pisteo de unos cien metros, el jabalí apareció dentro de un espeso zarzal.

Decidieron rastrearlo auxiliados por un perro

Nada más llegar al lugar donde se hallaba Mario, le preguntó a qué había disparado y este le contestó que a un cochino con una impresionante boca.

Elías se acercó al lugar del disparo para comprobar si había algún rastro de sangre e, inexplicablemente, no había marca alguna. La experiencia le hizo aconsejar a su hijo no penetrar en la espesura debido a la falta de luz, dado lo peligroso de la situación, y esperar unas horas para pistear al macareno con la ayuda de alguno de sus perros.

Mientras Elías se dirigía a la cooperativa para entregar las cerezas recolectadas, Mario fue caminando a casa, a más de 1,5 kilómetros, para traer uno de sus canes, de la raza basset leonado de Bretaña. Para tal menester escogió un perro de corta edad, pero de prodigioso olfato.

 jabalí medalla de oro

Impresionante boca del jabalí abatido en el campo de cereales.

Gracias al olfato del perro pudo encontrar el jabalí

Nada más poner al can en el lugar del disparo, cogió el rastro y a 100 metros empezó a ladrar insistentemente en un espeso zarzal. Después de abrir con sus manos la vegetación, vio el cuerpo del animal, que yacía sin vida. Como pudo, ya que pesaba más de 100 kilos, lo arrastró fuera de la maleza para comprobar el tamaño real del trofeo. Una vez estuvo en el claro, pudo ver que tenía una impresionante boca.

Cuando su padre vio el jabalí, le dijo a su hijo, dándole un abrazo, «tú no sabes lo que has matado». El espectacular macareno abatido en abierto, después de ser homologado obtuvo la puntuación de 119 puntos, que le hizo merecedor de la medalla de oro.

No es el jabalí de mayor tamaño que ha logrado cazar Mario, ya que capturó un ejemplar de 114 kilos, pero de menor trofeo.

Grandes jabalíes y frutales

Caza un enorme jabalí que asolaba una huerta de caquis

Un cazador valenciano lo ha vuelto a hacer. Ha logrado abatir un enorme jabalí que arrasaba unas plantaciones de caquis. Los agricultores le pidieron ayuda y él respondió abatiendo al animal que ocasionaba los daños.

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Caza un jabalí de 121,9 puntos mientras realizaba una espera por daños

Un agricultor de la zona le pidió ayuda desesperado porque los jabalíes estaban devastando sus árboles frutales. El cazador acudió enseguida y el primer aguardo le brindó una sorpresa en forma de un gran cochino con un trofeo impresionante.

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